Miércoles de cenizas

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Sociedad de la información

Por: Alfonso Polanco Terríquez

Hoy hacemos un alto y mandamos una participación única, por la fecha. Rescatamos de un amigo una reflexión tal cual, sobre el miércoles de cenizas, que nuestro amigo Efraín Soto la denomina: miércoles de ceniza camino a la conversión y al amor.

Con el miércoles de ceniza los católicos iniciamos la Cuaresma tiempo de reflexión, penitencia y oración. La ceniza no borra los pecados, necesitábamos del sacramento de la reconciliación (la confesión) reconocernos pecadores es el gesto de mayor humildad, porque cuando uno se humilla arrepentido de sus culpas es Cristo quién nos levanta misericordiosamente a través de la persona del sacerdote.

El signo de la ceniza representa nuestra fragilidad humana y nuestro origen, Dios nos ha creado del barro y a la arcilla volveremos. Así es nuestra existencia somos barro o tierra moldeada por las manos del PADRE Dios, y con su soplo nos dio vida. Es decir toda nuestra existencia se debe al amor infinito de Dios frente a cada uno de sus hijos.

El signo de la imposición de ceniza es un compromiso o un pacto del cristiano católico con Dios, de enmendar nuestra vida, de convertirnos y obedecer sus mandamientos. Pero también es un signo de arrepentimiento y conversión. En el antiguo testamento podemos encontrar que cuando los judíos se ponían en penitencia no solo se ponían ceniza en la frente, sino en toda la cabeza además de vestirse de color púrpura color penitencial. Hoy en día solo se impone un poco sobre nuestra frente o nuestra cabeza.

El evangelio de este día miércoles de ceniza nos invita a ser congruentes en nuestras vidas, a orar no porque nos vean, sino a tener un encuentro con el PADRE, nos invita al ayuno, es decir ofrecer pequeñas penitencias como privarnos de la carne y  de ciertos gustos en ofrenda por nuestros pecados, y lo más importante a practicar la caridad, las obras de misericordia.

Cuaresma tiene un sentido penitencial para prepararnos a la fiesta de la Pascua es decir la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, y termina con la misa del Jueves Santo con la que iniciamos el triduo pascual. Este tiempo litúrgico dura 40 días recordando los cuarenta días que Jesús paso en el desierto antes de su vida pública, recordando los cuarenta años que el pueblo de Israel camino en rumbo de la tierra y prometida, y recordando los cuarenta días de purificación del mundo en el diluvio. Que está Cuaresma que inicia nos lleve a crecer en la fe, en la caridad y en las virtudes teológicas para que podamos vivir en la felicidad verdadera y en el amor que es Cristo mismo.

Dejamos la reflexión y la invitación para asistir quien guste a recibir estas gracias.