VENTANA POLÍTICA
Por: Guillermo Montelón Nava
Reflejo de lo que pasa en todo el país lo podemos vivir todos los días en Colima, donde la ineficiencia de la mayor parte del gabinete estatal y en consecuencia de la propia gobernadora, derivan en problemas graves como fue el desabasto de agua por varios días en la zona conurbada de Colima y Villa de Álvarez, pues en CIAPACOV hay un director que se cree todopoderoso. Pero a esos problemas se suman otros, como es la violencia, la inseguridad, las extorsiones con el cobro de piso y el pésimo sistema de salud que cada día se agudiza, especialmente en hospitales y clínicas o centros de salud, donde el personal ya está en el límite de su paciencia y tolerancia con pacientes desesperados por la impotencia.
Pero si en Colima tenemos este escenario, en el resto del país las cosas no son mejores y lo peor aún está por venir, pues mientras los de morena y su 4T siguen distraídos en destruir las instituciones que servían de contrapeso como es la desaparición de 8 organismos autónomos, descuidan temas fundamentales que realmente y son omisos en lo que atender para resolver las necesidades de la población.
Frente el endeudamiento escandaloso que dejó López, ante el déficit fiscal que enfrenta este gobierno y la urgencia de atender con inteligencia, unidad y estrategias adecuadas las presiones que ya está ejerciendo el próximo presidente de EE UU, la 4T debería estar diseñando acciones y programas para frenar la migración que viene de Centroamérica y el Caribe, establecer acuerdos de cooperación con el vecino país del norte a fin de frenar el narcotráfico y también para evitar una guerra comercial que parece inevitable dados los últimos acontecimientos, donde Canadá y Estados Unidos están cerrando filas a fin de dejar a México fuera del TEMEC.
Y es que con este cambio de régimen, que guía sus acciones sobre ambiciones desmedidas de poder, sentimientos de venganza política, un falso nacionalismo y principios ideológicos caducos, además de una creciente corrupción que está dejando al país en la bancarrota, los socios comerciales y grandes inversionistas comienzan a ver los graves riesgos financieros que representa México en virtud de su debilitado marco legal, democrático y administrativo en su gobierno, al terminar con la división de poderes y los contrapesos que existían.
Frente a este panorama, el oficialismo hoy sigue con una política contraria a lo que marca el sentido común si realmente se quisiera un desarrollo con justicia, igualdad y verdadera democracia. Por eso aplica políticas públicas que solo responden a caprichos como ocurre con esa falacia de rescatar a PEMEX, cuando hoy es una entidad prácticamente insalvable por su sistema cerrado a las inversiones en áreas estratégicas, pero también por una política social que solo responde a intereses electoreros y no a una visión sustentable y sostenida del desarrollo como una forma efectiva de reducir la pobreza. De hecho, les interesa más que sigan existiendo los altos índices de pobreza, aunque en el discurso siguen con esa demagogia y con la mentira de querer combatirla. Y lo mismo ocurre con el supuesto combate a la corrupción, pues en los hechos la fomentan y protegen como ocurre con las múltiples denuncias que se han hecho sin que a la fecha se hayan siquiera abierto carpetas de investigación contra funcionarios de la anterior administración y menos contra los hijos de López y su clan, cuyo modus operandi es el tráfico de influencias para ganar cientos de millones de pesos de forma ilegal.
Y como decía, o lo más grave está por venir no solo por la deuda que ya prácticamente es impagable, pues el gobierno, lejos de fomentar las inversiones, de impulsar una sana relación comercial con EE UU, de promover la estabilidad económica, de fortalecer el orden constitucional, así como el desarrollo democrático y de impulsar el desarrollo con buena educación, impulsando la ciencia y la cultura, entre otras acciones necesarias, tenemos a una presidenta sumisa al titiritero, un gobierno sin rumbo ni estrategias definidas en materia de desarrollo y sin la capacidad diplomática y negociadora para defender lo que se ha ganado gracias a los tratados y acuerdos comerciales. De hecho pareciera que prefieren perder esas oportunidades de posible crecimiento a cancelar sus ambiciones de poder, frenar sus posturas soberbias y autoritarias, sin darse cuenta que solo están propiciando un ambiente negativo que se traducirá en más problemas económicos, que incluso ponen en peligro todos los programas sociales, ya no digamos la atención de temas fundamentales como la salud y la educación, la producción de alimentos y la urgencia de infraestructura en materia del agua, energías y de transporte.
Así las cosas, pronto la sociedad se dará cuenta de que solo tenemos un país a la deriva por la irresponsabilidad de un gobierno incapaz pero muy ambicioso. Ojalá que para cuando toquemos fondo no sea demasiado tarde.
*Las opiniones expresadas en este texto de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles CN COLIMANOTICIAS.