Médicos: La pasión por servir

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Por: Amador Contreras Torres

La escena la imagino con gran fuerza, digna de ser recuperada en el cine o en un documental, con la adrenalina al tope, desciende el doctor Enrique Brizuela Virgen, de un helicóptero de la Fuerza Aérea Mexicana a auxiliar a los damnificados en Minatitlán, en octubre de 1959, en el contexto del ciclón que destruyó las costas y gran parte del territorio colimense. La labor de auxilio del doctor Brizuela y de las tropas del Ejército mexicano se repitió muchas veces en esa población de Minatitlán y también Manzanillo e incluso en Ixtlahuacán, para ayudar, para salvar vidas de las personas que quedaron damnificadas por el devastador huracán, que azotó a nuestro estado.

En aquella ocasión, se distinguió el doctor Brizuela, con su bata blanca y su botiquín de primeros auxilios, y algunos alimentos. Los heridos son evacuados por la misma nave de Acero. Unidos por el poder del Estado mexicano, representado por las fuerzas armadas y la vocación de servicio de un gran médico colimense, que en paz descanse, don Enrique Brizuela Virgen, un hombre que hizo mucho por el pueblo en materia de medicina, con un hondo sentido social a favor, especialmente de los que menos tienen.

Las anteriores reflexiones, que me contó el propio doctor Brizuela, en su casa por la calle Hidalgo, hace algunos años, vinieron a mi mente, ahora que se presentó recientemente en la sede del Colegio de Médicos del Estado, el libro “Pilares de la Medicina en Colima”, cuyo autor es mi estimado y fino amigo, el doctor Alfredo César Juárez Albarrán, quien además de ser un gran especialista en urología, a la manera del cronista de cronistas Bernal Díaz del Castillo, se ha dado a la tarea de recuperar la memoria y realizó este excelente libro de entrevistas con 40 de los más grandes médicos que han prestado sus servicios a la sociedad del estado y la región ya sea en la medicina privada o bien en las instituciones del sector público de salud, como el Issste, el Imss, la Secretaría de Salud, el Hospital Regional Universitario, los hospitales de Tecomán y Manzanillo. Es un libro muy valioso que vale la pena leer porque se recupera la memoria colectiva del pueblo de Colima y de hecho, se guarda con gran respeto la evocación de los grandes pilares de la medicina en Colima, algunos ya fallecidos y otros que todavía están activos y que tenemos la fortuna de encontrarlos entre nosotros, siempre con una gran actitud de servicio, templanza y caballerosidad.

Quise iniciar estas líneas con esta hazaña de los médicos colimenses y de las tropas de México, en 1959, en el contexto de la tragedia derivada de la fuerza devastadora de la naturaleza, para rendir homenaje a la memoria del doctor Brizuela, pero también honrar a otros grandes médicos que ya no están con nosotros, pero que sentaron las bases de la medicina con gran nivel de especialización que por fortuna ya se ofrece en Colima, lo mismo en el Issste, en el Imss, en el Centro Médico, en el Hospital Regional que en Puerta de Hierro, y viene una etapa más venturosa en la materia pues actualmente se construyen nuevos hospitales tanto del sector público como de la iniciativa privada, lo cual es una buena noticia ya que siempre vamos a requerir de los servicios de los grandes cirujanos, en diversas especialidades.

El autor de este libro “Pilares de la Medicina en Colima”, Alfredo César Juárez Albarrán lleva en los genes la pasión por la medicina y por la docencia pues es hijo de un gran médico que se distinguió en el servicio público y en la medicina hace algunos ayeres, Alfredo Juárez Brito. Por si fuera poco, aunado al ejercicio de su profesión, el doctor Juárez Albarrán es autor de libros como el que hoy nos ocupa, columnista en medios locales y editor en jefe de la revista del Colegio de Médicos, que dirige con singular atingencia el doctor José Ismael Mariscal.

El doctor Juárez Albarrán, ha sido profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colima, desde su primera generación. Así que, durante cerca de tres decenios, igual que otros destacados cuadros docentes, ha colaborado en la formación de más de un millar de médicos, lo cual es un gran acontecimiento social y profesional para Colima, la región y el país.

En el curso de su desarrollo profesional, el autor de este libro, ha laborado en la consulta privada, en hospitales del Imss, del Issste, en el antiguo Hospital Civil; todo ello le brindó la oportunidad histórica y la confianza para acercarse a todos los médicos, conversar con ellos y recoger sus experiencias en este texto que, seguro estoy es un hito en la historia de la medicina en Colima y viene a recuperar la memoria colectiva, esa que es tan importante, porque como bien lo dijo, en la presentación del libro, el abogado Guillermo Ruelas Ocampo, “ la historia es la memoria de los pueblos”.

En su mensaje, el doctor Juárez Albarrán refirió que “el libro contiene no solo breves datos curriculares de los 40 profesionistas que aquí aparecen sino que también se nos otorgó la facilidad de señalar algunos aspectos sociales, humanos y familiares; y porque no hay casi nada escrito a este respecto, en la mayoría de los casos para la elaboración de las entrevistas los datos corresponden a narraciones de la pertenencia del anecdotario familiar o popular; se extrajeron del cajón de los recuerdos y se desempolvaron muchas de las fotografías que les mostramos”.

Las entrevistas se hicieron a los siguientes doctores: Isaías Abad Sánchez, Luis Bayardo Ánzar, Enrique Brizuela Virgen, Nicasio Cruz Carvajal, Arturo Castro Guizar, Héctor Cerón Solorio, Pedro Cervantes Ochoa, Nicanor Chávez Sánchez, Miguel De La Madrid Béjar.

Ernesto Delgado Martínez, María Dolores Evangelista Romero, Oscar Fermín Fernández Ahumada, Simeón García Macías, Salvador González Ventura, José Vidal Jaramillo Silva, David Jiménez Villalobos, Alfredo Juárez Brito.

José Reyes Llerenas Ochoa, Eduardo Llerenas Silva, Rafael Meillón Lomelí, Daniel Méndez Victoria, José Luis Navarrete Caudillo, Ramón Navarro Hernández, Miguel Antonio Núñez Solórzano, José Fernando Rivas Guzmán.

Raúl Ochoa y Ochoa, Francisco Ortega Lozano, Rafael Pineda Mendoza, José Quevedo Morrill, Leonel Ramírez García, Alfonso Retana Mejía, José de Jesús Ruiz Estrada, José Salazar Cárdenas, Evaristo San Vicente Del Castillo.

Raúl Sevilla Ramírez, Daniel Solórzano Maldonado, Adalberto Torres Gaitán, Miguel Trejo Ochoa, Juan Velasco Galindo, Juan G. Velasco y, finalmente, Enrique Antonio Vogues Herrera.

En este libro se da cuenta puntual de los pilares de la medicina en Colima, algunos, ex rectores, ex directores de la Facultad de Medicina, ex alcaldes, ya que muchos de ellos, incursionaron en el servicio público. Ahí están las bases del ejercicio profesional de esta disciplina que tanto requieren y que tanto valoran los pueblos.

Hoy, gracias a las nuevas tecnologías, a la infraestructura del teleproceso, el expediente electrónico, la dotación de mejores herramientas y aparatos complejos en los quirófanos y en los hospitales, en este tercer milenio, asistimos a una verdadera revolución de la enseñanza de la medicina, a partir del aprendizaje basado en problemas en la Facultad de Medicina de la Universidad de Colima y a la sólida interacción entre las aulas y el hospital, entre la docencia y la praxis, que observamos por ejemplo, en el Hospital Regional Universitario, así como un estrecho nexo entre la docencia y la indagación de nuevos saberes, quiero decir entre la enseñanza y la investigación científica que se realiza en los claustros universitarios y en las instituciones del sector salud, uno de los pilares, junto con el sector de la educación, de la fuerza social del Estado mexicano que surgió a partir de la gesta armada de 1910.

Es el Estado mexicano que cambió, con la fuerza del pueblo a este país, es el Estado mexicano que, literalmente, construyó este país y a sus instituciones.

Sean estas líneas para expresar mi reconocimiento más amplio a la labor de cronista y de médico del doctor Alfredo César Juárez Albarrán. Su obra y su quehacer, su acuciosidad como investigador y como historiador son fortalezas para Colima. Bienvenido este texto y la recuperación de la memoria colectiva, sustrato de nuestra identidad cultural. Enhorabuena.