LOS COSTOS DE LA IMPROVISACIÓN

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LECTURAS

No hay nada fácil en política.

Y mucha gente que se cree que se puede improvisar,

pero no se puede improvisar.

Hay que tener muy pensado a dónde se quiere ir.

Manuel Fraga Iribarne

Por: Noé Guerra Pimentel

La improvisación tarde que temprano lleva al fracaso. En nada se debe improvisar y menos en política. La lección debe ser para todos, todos debemos aprender, todos estamos obligados, porque como dijera el hoy más que nunca vigente filósofo y pedagogo español Fernando Savater: “Antes de querer gobernar debiste haber aprendido a ser gobernado.” O, dicho de otra manera: quien no se autogobierna o no sabe gobernarse a sí mismo o mínimo pueda controlar sus ímpetus y emociones no debe aspirar a gobernar. Quien no sabe llevar un hogar, quien no puede guiar una familia o fracasó en el intento, con sus decisiones o actos difícilmente podrá conducir para bien los destinos de un pueblo. Hay que tomar nota.

Se veía venir, lo dije y aquí mismo lo advertí desde mi primera columna de este año en la que analicé el desempeño de los munícipes en funciones, quienes desde esta perspectiva y a partir de sus hechos ya habían dado señales de su futuro desempeño, porque como dicen los psicólogos: “No sabes muy bien cómo ocurre, pero un buen día, en el acto más sencillo y mundano, acabas abriendo los ojos. Puede que lleves 5 meses o años con una persona, pero de pronto, te das cuenta de cómo es en realidad. Con toda su crudeza. Las personas a veces, no son como creíamos.” Y más en política y más en las circunstancias actuales en las que, hablando en términos electorales, la mayoría de la gente, con razones reales o no, hace un año fue a las urnas a votar más con coraje que con reflexión y ahí están los resultados, los estamos viendo. Se dijo y se advirtió.

En aquel editorial publicado el lunes 28 de enero de este año que titulé “Alcaldías, corte al primer trimestre”, de entrada apunté: Ante el tsunami Lópezobradorista que llevó en la cresta a la gran mayoría de los candidatos de morena hasta ponerlos los cargos a los que aspiraban, tomó desprevenidos no solo a electores sino también a muchos de ellos, los electos, que, al día de hoy, es decir a más de tres meses, varios no dan pie con bola en esto de la política o llamada cosa pública, tal y como lo estamos viendo en el Poder legislativo local con la fracción mayoritaria de morena y en los ayuntamientos, cuyos gobiernos municipales están integrados por esa misma filiación partidista.

Al parecer el tiempo me va dando la razón, ya lo vemos en Armería con un alcalde, Salvador “Chava” Bueno, del que los únicos motivos por los que ha llamado la atención han sido por su poca capacidad para conducir el gobierno municipal donde al parecer despacha el “contralor” y, hace unos días, por -presuntamente- haber golpeado a su mujer, señalamiento muy grave que si se comprueba le podrá costar el cargo. La ley tendrá la última palabra. Carlos Carrasco, en Ixtlahuacán el expriista se ve al margen de los desaguisados de sus ocasionales correligionarios. En Manzanillo Griselda Martínez, con su evidente incapacidad, falta de oficio político y acendrado espíritu revanchista a la vez que continúa peleándose con todo el mundo, sigue acumulando tantos errores que no habrá encuesta pagada que la salve. Mientras que en Tecomán el buen Elías Lozano sigue aprendiendo, esperemos que los poco menos de dos años que le faltan para terminar su gestión le alcancen.

Por otro lado a todas luces mal se han visto algunas mujeres que en lugar de privilegiar su posición y condición de género a favor de la presumible víctima, de manera por demás inexplicable y hasta vergonzante, respondiendo contra natura y traicionándose a sí mismas, en clara defensa de sus personales intereses, filiaciones y aspiraciones políticas la han denostado e intentado descalificar o tratado de minimizar la denuncia existente y de desviar la atención defendiendo lo indefendible, como lo ha venido haciendo la senadora de MORENA Gricelda Valencia, quien, desde ahora lo apunto, de aspirar a algo más, como se ve, después de esto el tiempo, antes que las urnas, le tendrá la dura respuesta. Por lo demás, sólo queda estar más listos para la otra, tratar de ver a futuro, adelantar los costos a pagar como sociedad, como gobernados eligiendo a improvisados y visualizar los atrasos para no permitir el ascenso de otros en estas delicadas encomiendas.