La rebelión de las bases

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Por: Amador Contreras Torres

En todos los claustros y campus de la Universidad de Colima, lo mismo en Colima, que en Manzanillo, Tecomán, Coquimatlán; en todos los planteles y oficinas de la casa de estudios, los trabajadores expresan su desacuerdo con un conflicto laboral, carente de legitimidad; se alzan voces de protesta y manifestaciones de rechazo a Leonardo Gutiérrez, el dirigente formal del Sutuc; expresiones de los universitarios en desacuerdo con una pretendida huelga carente de razones y de argumentos.

De lo que se trata es de una amenaza que no cuenta con el consenso de los trabajadores universitarios.  Es una pretendida huelga sin sustento, y un intento de boicot a la institución académica que está tomando un curso no previsto por Leonardo y sus escasos seguidores, ya que la base trabajadora, lo está dejando solo, cada vez más aislado y extraviado.

Para decirlo brevemente, se le hizo bolas el engrudo, las cosas se le salieron de control y  son las bases trabajadoras las que rechazan las amenazas del dirigente del Sutuc y ahora, le exigen cuentas sobre el manejo de las cuotas sindicales. El horizonte es muy claro: va rumbo a la derrota, se ha quedado solo y transita a pasos apresurados hacía su propia caída, que incluye su relevo en el cargo sindical, ya que ante la cerrazón surgen nuevos cuadros que lo pueden sustituir para construir consensos y acuerdos con la institución.

Han manifestado su desacuerdo con Leonardo Gutiérrez, más de 800 trabajadores, entre los que destacan Jorge Alejandro Ochoa Grajales, Santiago Villalpando, Jorge Bermeo e incluso Ramón Rodríguez Arellano, Secretario de Información y Propaganda del propio Sutuc. Los trabajadores, le exigen “ una explicación y demostración contundente del destino de los fondos de la caja de ahorros, las cuotas sindicales y otros temas espinosos, como el destino de los recursos otorgados por el gobierno federal para el proyecto del rancho “ El Espinito”, destinado a la producción de ganado vacuno, porcino,  cunícula, caprino y aviar en 60 hectáreas de terreno”. Ante los reclamos, la gran ausente es la transparencia. Prevalece la opacidad y el silencio.

Antiguos aliados y colaboradores, hoy lo repudian por su terquedad y cerrazón ajena a la política, el diálogo y la construcción de consensos en beneficio de la casa de estudios.

En efecto, el todavía dirigente gremial, está siendo desbordado por liderazgos naturales que se alzan en los diversos planteles y centros de trabajo, para rechazar la huelga; se ha producido una auténtica rebelión de las bases, cuyo horizonte previsible es el fracaso de esta intentona golpista y el relevo, hacía interlocutores, con los que sí se pueda dialogar.

En esta perspectiva, se transita hacia  el  recambio en el liderazgo sindical, pues, desde las bases, están surgiendo los actores que habrán de sustituir a este dirigente ya tan cuestionado por los trabajadores que no quieren un paro que va a perjudicar a todos: a la institución educativa, a los estudiantes- razón de ser de la universidad- a los trabajadores, y paradójicamente, a los promotores de esta huelga tan erosionada ya desde antes de producirse.

Frente a las agresiones externas y los traidores de adentro, que siguen cobrando alegremente – mientras a trasmano simpatizan con esta burda asechanza- los universitarios defienden y preservan la autonomía universitaria; la casa de estudios, el mayor proyecto educativo del estado, sigue siendo una gran propuesta de transformación que mantiene intactos los principios que le dieron origen en 1940; un origen popular, cardenista y revolucionario, un proyecto que protege sus fortalezas y saberes acumulados; un proyecto con viabilidad en el tiempo, que se actualiza todos los días, que se renueva en el cumplimiento de sus funciones sustantivas y adjetivas; que propicia la excelencia académica y el conocimiento de frontera, pero sin olvidar la pertinencia social.

Es la hora de mover con fuerza el gran árbol universitario, para que caigas la hojarasca y las ramas podridas. Es la hora de identificar las lealtades genuinas, ubicar  a los traidores y tomar las decisiones pertinentes para poner a cada quien en su lugar, para proteger la autonomía universitaria y la viabilidad del proyecto académico más relevante del estado y que ha sido crucial para coadyuvar al desarrollo integral del estado.

En su febril intentona contra la universidad,   Leonardo ha invocando el tema del Fosap, un asunto ya resuelto a satisfacción de las partes, como está documentado en la prensa local, desde  marzo del año pasado, tal como se dio a conocer en un evento público, con la presencia del gobernador, del rector y del propio Leonardo.

El todavía dirigente del Sutuc, cuestionado jurídicamente ante las autoridades competentes, por los propios cuadros sindicales, solo ha provocado ya reacciones de rechazo a sus afanes golpistas; y ha propiciado – muy a su pesar- una serie de  manifestaciones de rechazo a un liderazgo extraviado en la obcecación y la terquedad, amenazando con romper la estabilidad laboral y la paz social que se respira en la máxima casa de estudios desde hace 40 años.

Los dioses ciegan a quienes quieren perder. Que lo intente, que siga intentando asustar con el petate del muerto, de una huelga cuestionada por la base trabajadora,  por los propios trabajadores, que de forma tajante, le dicen no a Leonardo y a su huelga.

La legalidad institucional, la fuerza moral de las razones y los argumentos, están de parte de la Rectoría, ya que las instituciones federales y locales, el estado de derecho y las razones están del lado del líder nato de la Universidad de Colima, quien, conforme a la Ley Orgánica vigente, es el rector, José Eduardo Hernández Nava, quien ha sido tolerante y ha tendido su mano de diálogo, de invitación a la civilidad, al acuerdo y a los consensos, ello pese a la obstinación de Leonardo, cuya febril actividad y nerviosismo no le alcanza para entender que ya perdió la batalla antes de empezar.