LA NOCHE DE TLATELOLCO

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Por Manuel Olvera Sánchez

Por considerar como una fecha emblemática en la historia del país, por la identidad que nos da como mexicanos y en particular para los jóvenes que lucharon por un México democrático, un México, libre, un México con igualdad de oportunidades para todos, un México sin represión, consideré necesario publicar nuevamente esta colaboración realizada precisamente el año pasado.

Los años 60 fueron momentos que marcaron la vida y cambiaron el rumbo de la humanidad. En muchos países hubo la ideología de los jóvenes que pretendían un mundo mejor y más justo para todos, saliendo a las calles a manifestar sus anhelos.

Fue a tal grado las movilizaciones en distintos países que Octavio Paz, en su ensayo “Olimpiadas y Tlatelolco”, hace mención de las diferentes manifestaciones en lugares como: Roma, París, Tokio, Chicago, Praga; o sea que los jóvenes mexicanos no estaban exentos de sus reclamos.

En los sesentas México gozaba de una estabilidad económica importante, los salarios se incrementaron en un 6.4% cifra por encima de la inflación estimada, la inversión pública era productiva; por lo tanto, las puertas al éxito estaban aseguradas y permitía que la clase media gozara de prerrogativas, como el que al egresar de una carrera universitaria les garantizaba gozar de una vida relativamente más o menos decente.

Sin embargo, esas condiciones no bastaban cuando los ideales de libertad y democracia demandados por los jóvenes estudiantes eran pisoteados y reprimidos por el estado mexicano, los jóvenes exigían libertades democráticas. Fueron precisamente esos anhelos de los jóvenes los que dieron origen al movimiento estudiantil del 68; la lucha de estos jóvenes contaba con la simpatía del rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, Javier Barros Sierra, ya que este formaba parte del mismo en virtud de violarse la autonomía universitaria por el asalto militar del Colegio de San Idelfonso; no fue menos importante el apoyo que los maestros al lado de sus alumnos cerraban filas en apoyo a estos.

Los argumentos vertidos por los jóvenes durante el movimiento del 68 eran básicamente liberar a los presos políticos, poner fin a la represión y sus instrumentos, así como establecer un nuevo entendimiento político nacional en el cual las libertades fueran una realidad. Los jóvenes perseguían un dialogo político con el estado mexicano, el cual era el más difícil ante un sistema gubernamental que era afecto a operar bajo la represión en el cual el derecho a organizarse sin previa licencia del estado mexicano no era permitido.

El ejecutivo, la policía, los militares, los jueces, el congreso, los medios de comunicación (radio, televisión y prensa), los gobernadores, los partidos políticos e incluso las cámaras patronales estaban en contra del movimiento de los jóvenes estudiantes quienes solo

buscaban cimentar la libertad política para todos y derrumbar el viejo régimen de autoritarismo.

Fue en ese entonces que el titular del poder ejecutivo rechazó las peticiones de los jóvenes y amenazó con continuar haciendo uso de las fuerzas armadas, fue entonces que los estudiantes un 13 de septiembre bajo una manifestación multitudinaria y bajo absoluto silencio y una disciplina inusitada realizaron una nueva manifestación.

El ejecutivo federal dando cumplimiento a su amenaza, el 18 de septiembre envía a los militares y estos se apoderan de ciudad universitaria con la consigna de detener a los dirigentes del Consejo Nacional de Huelga, pero sin obtener resultados positivos, igual suerte corrió en el campus de Santo Tomas del Instituto Politécnico Nacional. Después de varios enfrentamientos tampoco fue posible detener a los líderes estudiantiles; el mensaje del ejecutivo fue que “las aulas serian cuarteles “, esa era la respuesta del estado mexicano al llamado al dialogo por parte de los jóvenes estudiantiles.

La amenaza del ejecutivo se concreto el día 02 de octubre de 1968, ante un movimiento plenamente libre, jóvenes que consensaban sus resoluciones, que nadie los manipulaba. Lo único que caracterizo en esta lucha fue un poder unido de los asesinos en Tlatelolco que era dirigido por el despotismo presidencial, el actuar de los militares ese día derivó en una cantidad importante de jóvenes asesinados que hasta la fecha no se tiene un cifra exacta.

Todo indica que el temor del Presidente Gustavo Díaz Ordaz iba en el sentido de que todo movimiento social era una amenaza para el estado mexicano, cuando en realidad el movimiento estudiantil lo único que perseguía era ese anhelo de libertad política evitando que el gobierno interviniera en todos los temas, incluidos el universitario.

Otro de los temores del Presidente Díaz Ordaz era que en nuestro país ya se encontraban corresponsales de los diferentes medios de comunicación de todos los países del mundo con la finalidad de cubrir las olimpiadas y los estudiantes recurrieran a ellos a fin de evidenciar el México déspota que gobernaba Díaz Ordaz y reprimía las libertades políticas reclamadas por los jóvenes estudiantes.

La historia de México registra como los responsables de la matanza de Tlatelolco a Gustavo Díaz Ordaz, como Presidente de la Republica, y a Luis Echeverría Álvarez, como Secretario de Gobernación, al grado de que un magistrado federal emitiera una resolución donde señala a Díaz Ordaz como el concebidor y preparador de la matanza que tenía como objetivo derrocar al grupo nacional opositor del Consejo Nacional de Huelga, en el caso particular de Echeverría Álvarez cumplió con una prisión domiciliaria en 2006 por genocidio.

El comité 68 ha pedido al presidente electo Andrés Manuel López Obrador reabrir la fiscalía para movimientos sociales y políticos del pasado. AMLO, quien arrasó en las pasadas elecciones con 30 millones de votos se encuentra frente la maravillosa

oportunidad ante el pueblo de México de esclarecer los hechos y castigar a los culpables de este genocidio.

La noche de Tlatelolco fue un antes y un después para la Universidad Nacional Autónoma de México, para los jóvenes estudiantes y para el País.

La visión que tenías sobre mí, no la defraudare, eso me fortalece aún más, serás ese impulso para lograrlo.

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