LA EFÍMERA MAGIA DE UNA TRADICIÓN VILLALVARENSE

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Por: Jaime E. Medina

Los horcones, polines y petates, ya dan forma, ingeniería, fortaleza y seguridad a la artesanía más grande del mundo, La Petatera. 

Cientos de mozos y artesanos con gran experiencia por el pasar de los años y con conocimientos heredados de familiares que antiguamente laboraron en la construcción de dicho Redondel, logran realizar 70 tablados que albergarán a 5 mil almas que desbordarán euforia, gusto, fanatismo y placer a la gran variedad de eventos que ahí se presentarán. 

San Felipe de Jesús, el Santo Patrono de estas fiestas de Villa de Álvarez, aquel que fue elegido para proteger del pueblo de huracanes, temblores e incendios ya hizo su presencia en la majestuosa plaza para dar la bendición en esta edición del 168 Aniversario de los Festejos Charrotaurinos de Villa de Álvarez.

En las calles, la chirimía ya está a punto de sonar, anunciando la presencia y el inicio de una tradicional cabalgata, luego, continua una herencia de tradición de un torito de cuatro ruedas impulsado por Miriam, nieta de la famosa Lucecita, mejor conocida como la Señora del Torito; detrás de ella, hace su presencia San Felipe de Jesús, que con su bendición, abre y glorifica a todo aquel feligrés y creyente que se encuentra en su paso admirando tan anheladas festividades;  posteriormente , vienen danzando los conocidos Mojigangos que al ritmo de un buen danzón o son, marcan los pasos únicos que solamente unos muñecos gigantes saben interpretar, pero que su figura o representación, causa admiración y atracción de los transeúntes o publico que se encuentra apreciando tan simbólico momento.

La banda de viento alegra tan mentada cabalgata en donde posterior a ella vienen cientos de jinetes con sus caballos de todo tipo de razas, donde participan varios personajes de la vida colimense, desde actores políticos hasta simplemente gente común y sencilla que le gusta divertirse y se siente identificada con la tradición, tradición que ha prevalecido por muchos años desde la llegada del Santo Patrono a nuestras tierras, un 01 de septiembre de 1668 proveniente de  la ciudad de Guatemala, debido a que en aquella época en este mentado país tenía fama de crear o hacer imágenes religiosas, por esa razón , se realizó allá la imagen de San Felipe,  para posteriormente llegar al Puerto de Manzanillo por  Salagua. Y aprovechando el espacio de historia, el alcalde de esa época, ordeno que desde la llegada del Santo Patrono se tenía que hacer un recibimiento lidiando toros y con grandes festividades.  

En las instalaciones de la Feria de la Villa, entre sus callejones, se hayan una infinidad de olores y sabores de los puestos que ahí se encuentran, exhibiendo la infinidad de platillo o golosinas listos para degustar. 

La vista, ha sido atraída por la variedad de colores de todo tipo, desde juguetes y artesanías, y por qué no, una que otra bebida. Gorditas de nata, nueces acarameladas, nueces sencillas, nieves, frituras, algodones de azúcar, fresas con crema, en fin, una infinidad de que degustar. 

Vengan a las fiestas de Villa de Álvarez y vengan a La Petatera, disfruten de esta pieza arquitectónica efímera que solamente es el significado de una bella tradición, no solamente de los villalvarenses, sino un orgullo colimense por ser una pieza artesanal única, en donde solamente tuvo que intervenir el ingenio, la creatividad y el amor de un grupo de artesanos para alegrar y dar más significado a las festividades.

*Las opiniones expresadas en este texto de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a CN COLIMANOTICIAS.