Escaparate Político (Primera de dos partes)

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Por: Amador Contreras Torres

SANTA LUCÍA. Con una encuesta a modo, controlada de principio a fin por Morena, con diversas anomalías – documentadas: por ejemplo, unas chicas responsables de casilla en Querétaro, fueron filmadas votando de una vez por todas por Santa Lucía, seguramente “interpretando” el sentir del pueblo- culminó el “ejercicio democrático” de consultar al pueblo y ya López Obrador afirmó que será vinculante, se cancela la obra del nuevo aeropuerto en Texcoco y la opción es reconvertir el aeropuerto militar de Santa Lucía, rehabilitar el actual aeropuerto de la ciudad de México y habilitar el aeropuerto de Toluca. Dijo el presidente electo que no habrá debacle financiera, que los inversionistas no corren ningún riesgo, se van a respetar los contratos y ahora las obras se harán en Santa Lucía y por si fuera poco, por sí hay alguna duda, para eso está la autoridad moral del nuevo gobierno que va a garantizar cualquier reparación del daño o incumplimiento ante los contratistas o la comunidad empresarial y bancaria del país y del extranjero. En la mente y voluntad de poder del nuevo soberano todo es posible. EL DESLINDE. El caso es tomar distancia y subrayar su deslinde con respecto al modelo neoliberal y los negocios concurrentes a Carlos Salinas y sus poderosos vínculos y afinidades con magnates de la talla de Carlos Slim, Carlos Hank Rhon, Hipólito Gerard – nada menos que cuñado del ex presidente – Bernardo Quintana. López Obrador no sólo cancela la obra del aeropuerto en Texcoco con argumentos ambientalistas, como el hecho de que el nuevo aeropuerto causaría desabasto de agua en la ciudad de México y morirían las aves migratorias procedentes de Canadá y de Estados Unidos y que en época de lluvias llegan al lago de Texcoco. Los motivos ambientalistas son secundarios para el tabasqueño. Lo importante es su ruptura total con el neoliberalismo y su celoso guardián desde 1982 en que arribó la tecnocracia al poder. Su ruptura es de frente con un modelo económico que en su opinión ha concentrado la riqueza en unos cuantos – casualmente Salinas y sus amigos- De ahí que atropellar al presidente saliente Enrique Peña Nieto, romper con los poderes fácticos, asustar a los grandes empresarios, ahuyentar inversiones, ser descortés y cortante con el general Cienfuegos – al ignorar la terna que le presentó para el relevo en la Sedena- es cosa que no le importa en lo más mínimo. LA SUPREMACÍA. Lo que quiere es afirmar su poder, deslindarse del modelo neoliberal y, sobre todo, demostrar quién manda realmente en el país, ante el paso al costado y repliegue silencioso que ha decidido dar el presidente Peña Nieto y su gabinete. No le importa a López Obrador ser poco elegante con un mandatario saliente que ha sido educado y cortés con él, como lo ha sido Peña Nieto; que ha facilitado la tersura de una transición sin sobresaltos y de terciopelo. Por toda respuesta, AMLO lo atropella a la menor oportunidad. En su cara, en Palacio Nacional, le dijo que va a derogar la “mal llamada reforma educativa”, que va a cancelar el Instituto Nacional de Evaluación de la Educación- INEE-, que va a vender el avión presidencial, que no va a vivir en Los Pinos; que va a desaparecer al Estado Mayor presidencial y una serie de anuncios y decisiones que proclama sin todavía tener las riendas del poder. Es muy valiente y voluntarioso, pero no ha sido prudente ni diplomático. Su ruptura contra el sistema es total. No va sólo contra Carlos Salinas, sino contra el fundador del PNR – antecedente del PRI- Plutarco Elías Calles. Su ruptura es de fondo y de forma con el sistema. Es un cambio de régimen y su proyecto político hace recordar algo del estilo y proyecto de Luis Echeverría, como bien lo han señalado columnistas de prestigio como Carlos Ramírez y Raymundo Riva Palacio. Así las cosas, creo que AMLO debería ser más sereno y prudente y no abrir frentes antes de tiempo. JUSTICIA EN COLIMA. Aquí en Colima, a tambor batiente, Vladimir Parra, el flamante diputado de Morena dice que hay que darle una fuerte sacudida al sistema de justicia en Colima. Dice es necesario construir un sistema de justicia penal moderno, autónomo, justo, con equidad, que garantice la democracia en Colima. Lo anterior, en la sede del poder legislativo ante abogados de diversas barras y colegios de profesionales del derecho. Dijo Vladimir Parra, que es necesario que los magistrados del poder judicial tengan vocación de servicio, sin compromisos con los poderes fácticos. Vladimir es un político joven y entrón. Lo único que le falta es un poquito de congruencia. En campaña afirmó que se reducirían el sueldo a la mitad, promesa rota, que echaron al cesto de la basura.