Es amargo el sabor de la ausencia

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Gaceta del Marqués

Por: José Luis Cobián León

En Manzanillo se respira una bocanada de vacío que se vuelve  nostalgia, al saber de la partida de un buen amigo,  Alfredo Sierra Domínguez, pero: ¿no somos acaso nuestros recuerdos?, es por eso que necesito traer mi pasado, juntar esos pedacitos de tiempo que compartimos juntos con un buen café, con el característico sazón de tu rincón de vida “Guali”, recuerdos que son lo que fuimos, dos francos amigos.

Pero de qué sirve esta vida  sino puedo poner en papel  lo que he vivido con dos grandes seres humanos, Alfredo y su apreciable esposa, Gualu Reyes, contado por mí, el mejor de mis testigos, para afirmar del ausente y de ti estimada Gualu, como dos grandes seres humanos con el corazón de querer cambiar el mundo con sus acciones a lo largo de 33 años juntos.  

Su partida me hace reflexionar que estar vivos es tener presente que tenemos un pasado y que debemos aprovechar que se guarda algo de vida, todavía; aprovechémosla porque no tenemos la vida comprada, pues la última vez le vi irse entre el bullicio con la falsa certeza de volver a verle.  

Definir a Alfredo sería interesante pero prolongado, sin embargo, fue un hombre exitoso en el ramo hotelero y de servicios que dio vida junto a su esposa al restaurante “Guali”, él enarbolaba la canción de Silvio Rodríguez, “El Elegido”; noble, pero duro en la lid, nunca fue un hombre común más bien un caballero del que nunca hicieron cera y pabilo, porque siempre fue suya la autoridad que definió claramente su estilo personal.

Ahora, a lo lejos vislumbro varias siluetas que caminan sumidas en una inmensa, tranquila y desesperada tristeza,  la de su compañera de vida y las de sus hijos, que me hacen recordar que a las parejas se les puede conocer por sus frutos, porque los buenos frutos dependen de sanas raíces, hijos que seguirán su fino linaje… hasta siempre querido amigo. Para que no quede nada en el tintero: [email protected]