“La Reforma”
Por: Gerardo Palafox Munguía
Entre lo que es verdad y lo que no lo es, se encuentra justo en medio, la sutil mentira, el abrazo, que con uñas y dientes desenvuelve como envoltura de papel al dulce contenido que es razón de un argumento que pretende ser convencedor.
Entre tantos protagonistas y uno que otro comendador, transcurren las noticias de una evolución en campos de legislador.
Han pasado a la fecha algunas que prometen ser buenas, otras más vienen y otras tantas llegarán, se conjugan y entrelazan las reformas a las leyes que rigen nuestro actuar.
Una sola no hace mucho, varias hacen más, quitan la que estorba y modifican otra más.
Llegan para aplicarse, no para convencer, traen exposiciones y motivos precedentes que miran a la gente con frialdad, como fría es la propia ley, que se aleja de la Justicia y se encuentra con la legalidad.
De lo general a lo particular favorece como siempre al grupo que le vio nacer, de lo particular a lo general quien sabe si a la larga será conveniente.
Lo cierto es que invariablemente una reforma, una ley abrogada o una adición, la vive y la sufre por completo el pueblo que en teoría participa en su creación, pero que, en realidad se encuentra lejos, muy lejos de ser el reflejo de su verdadera decisión.
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