Por: José Díaz Madrigal
Entre las películas reconocidas por buenas y canciones exitosas, hay dos con nombres que tienen similitud con el título de la presente columna. La Vida es Bella, es una cinta filmada en 1997,que trata la historia de una pequeña familia italiana, la cual demuestra que la imaginación, combinada con el amor que tiene el padre por su hijo y su encantadora esposa, hace que la penuria que padecen a causa de la Segunda Guerra Mundial, sea soportable.
La figura principal en éste filme, es un hombre joven de origen judío, que es llevado a un campo de concentración en compañía de su hijo, niño de cinco o seis años. En otra parte del mismo campo, se encuentra su esposa que no es judía, sin embargo ella decide que también la lleven a ese lugar por voluntad propia, para estar con el marido y el hijo, aunque nunca los puede ver, pero quiere estar cerca de ellos.
Los horrores que viven a diario en el campo de concentración, en ningún momento desaniman a Guido, el protagonista; que tiene la habilidad para salir al paso con su carácter extrovertido, a todo tipo de adversidad que se le presenta. La película es de un sabor trágico, desventurado y tristón; porque la vida es a veces así, bella, pero hasta en las mismas situaciones de horror se puede divisar a lo lejos, la luz de la esperanza, esa esperanza que resiste a todo, incluso a los estragos de la guerra.
Casi por las mismas fechas de la película mencionada, la cantante cubana Celia Cruz da a conocer su contagiosa canción, La Vida es un Carnaval; “ay, no hay que llorar, que la vida es un carnaval y es más bello vivir cantando”. Ésta canción se convirtió en la interpretación más popular de la artista caribeña, fallecida pocos años después que la hizo famosa. La canción aparece en telenovelas, películas y anuncios publicitarios por lo alegre y pegadizo de su tonada.
La Vida es Sueño, es una obra del siglo de oro español, escrita por Pedro Calderón de la Barca. El autor que durante su formación tuvo influencia de las escuelas jesuitas donde se educó; plantea ciertos aspectos del pensamiento humano, que en la actualidad sigue siendo tema de discusión en algunos círculos sociales además de religiosos; uno de ellos es el aspecto del libre albedrío, en contraposición de la idea que sostiene que el ser humano está marcado ineludiblemente por la predestinación.
El libre albedrío o las decisiones de la propia voluntad, individuales, es un fundamento del catolicismo; en cambio la predestinación es un concepto que sostienen algunos grupos protestantes. Calderón como fiel Católico de pensamiento universal, siguiendo el modelo jesuita, arremete contra los protestantes de su tiempo en la mencionada obra, La Vida es Sueño.
El drama cuenta la existencia de un príncipe que vive prisionero desde que nació, por orden de su padre el rey; que de este modo quiere evitar los augurios de una predestinación que leyó en los signos zodiacales. Según éstos, el príncipe iba a llegar un día en que tenía que dominar y humillar al rey, motivo por lo cual lo mantiene encerrado. Pasan los años y para probar el presagio del zodiaco, un día el rey planea que al príncipe le den un brebaje para dormirlo y, dormido lo trasladen a la corte.
Al verse en aquel enorme palacio desconocido para él, el príncipe descanchado empieza a dar muestras de crueldad, entonces el rey juzgandolo indigno de gobernar, manda que lo devuelvan a prisión. El príncipe cree en consecuencia, que su breve estancia en la corte fue un sueño y que lo mismo ocurre en el correr de la vida, que es sueño también de inexplicables realidades.
Los súbditos se dan cuenta de la existencia de un príncipe encerrado y, se levantan a favor de éste; dándole el trono desde el cual reinará con la mayo prudencia, contrario al augurio de la predestinación zodiacal.
El príncipe está convencido de que su principal cuidado ha de consistir, en no tener que arrepentirse cuando llegue la hora del despertar eterno. De los sueños realizados, durante el sueño de la vida.
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