El país de uno, “Chin así es México”

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“A un joven háblale del futuro, a un viejo del pasado,

a un necio no le hables” .  

Entre libros y café

Por: José Luis Cobián León

Lúcidamente visionaria y con esa capacidad de determinar donde está la confabulación del poder, donde la rebelión y dónde el progreso, Denise Dresser, en su obra “El país de uno”, nos lleva a reflexionar sobre ese canibalismo mexicano que nos conduce al frágil humanismo y por ende al conformismo ciudadano. Un libro que debería de ser el de cabecera de todos.

En él nos explica, la necesidad de quitar esa creencia de que el mexicano es vencido, que para ser reconocido necesita ser mártir o aventarse del castillo de Chapultepec envuelto en la bandera, puntualizando, ese mal enfoque de los libros de texto gratuito, asegurando, han sido tóxicos, porque lejos de hacer ciudadanía, han creado ciudadanos vasija, hoya.

Refiriéndose con lo anterior, a ser recipientes que se conforman con lo poco que se vacía en ellos, ciudadanos que viven con la mano extendida esperando la dádiva del próximo político, el contrato, el cheque, el saco de cemento. Mostrando de una manera analítica y con contenido el problema que albergamos en México.

“Son los cuellos de botella que explican nuestro retraso, comunicaciones, servicios financieros, energía, transporte, educación, ahí están los nudos que atoran a la economía, que nos hacen descender en los índices globales de competitividad, haciendo de México un país paralizado”.

Por lo anterior, asegura, que al estar conscientes dependerá de nosotros cambiar este panorama, y solo entonces, podremos asumir nuestro papel como verdaderos ciudadanos, dejando a un lado esa lógica del “Chin así es México” o “Por lo menos”. “Por lo menos en la administración pasada se creó el seguro popular” o “Apoyo a ese político porque le hecha ganas”. Esta es la tolerancia que sin duda conduce al fracaso.

También, nos habla de ese pacto fundacional, del que resulta difícil salir por la impunidad que le da vida, ese pacto entre *oligarcas, partidos políticos, la gerontocracia (el poder anciano), ocasionado por una ausencia de ciudadanía combativa que ofrezca resistencia a ese comportamiento, sin embargo, las cosas han dado un vuelco y ofrecen un panorama distinto, pero solo el tiempo no demostrará si es favorable.

No obstante, el objetivo no es el pesimismo, la verdadera importancia estriba, en colocar esa vara de medición que se encuentra al ras del suelo caracterizada con la frase, “por lo menos”, para colocarla al nivel de nuestras cabezas, en el plano de nuestras expectativas y las de nuestros hijos, para generar las oportunidades, resolver problemas y aceptar retos, que como explica Dresser, pasar de un país de empleados a uno de emprendedores. Para que no quede nada en el tintero, [email protected]

* Oligarcas: caciques