ECONOMÍA DEL TRANSPORTE (LA VIDA ES PRIMERO)

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TAREA PÚBLICA

Por: Carlos Orozco Galeana

En su edición del 3 de este mes, Diario El Noticiero proporcionó información sobre la posibilidad de que prosperen algunas reformas legales para impedir la circulación de camiones semirremolques en el país, que han sembrado muerte y destrucción por todas partes. Pérdidas millonarias también se han registrado por esa que a todas luces es una anormalidad en materia de comunicación carretera pues no hay muchos países en el mundo que permitan la operación de esas máquinas de muerte.

Durante muchos años, a nivel congreso federal se ha insistido en legislar para prohibir definitivamente la circulación de los camiones doble remoque con el argumento poderoso de que son miles de vidas las que se pierden en accidentes provocados por ellos, y en cambio la economía y los empresarios  siguen acumulando ganancias  mediante el traslado de mercancías valiéndose de un cabildeo incesante para proteger sus intereses. Si las estadísticas son precisas, la industria del autotransporte de carga  aportó el último año 3.2% del Pib, “situación dinámica que proviene desde 1993”. Se  destaca  su alta capacidad pues los automotores doble remolque miden hasta 32 metros de longitud y transportan 80 toneladas, es decir doblan en tonelaje al transporte ordinario de una sola caja.

Este empujón por lograr una normatividad nueva en la circulación vehicular de transporte pesado proviene del senador Ricardo Monreal, coordinador de Morena en  su Cámara, quien hace unos días, puntualiza El Noticiero, inscribió en la Gaceta Parlamentaria  una iniciativa de reforma en el sentido  de prohibir la circulación en zonas urbanas y rurales, carreteras y autopistas federales a los doble remolque porque, además, tales vías no están diseñadas para soportar gran tonelaje.

Cualquiera sea la suerte de esa iniciativa monrealista,  implica que en el poder legislativo se han percatado de que urgen reformas que garanticen la vida de  los mexicanos en carreteras nacionales. La ley ha de estar siempre protegiendo a las personas, no a la iniciativa privada insensible que no ve más que la posibilidad de ganar –  ganar siempre a costa de muchos males que genera  en el ámbito transportista.

Si la 4T se pone las pilas y ve por la justicia, seguro que en las Cámaras Morena ofrecerá argumentos consistentes para satisfacer una demanda vieja de miles de mexicanos que han sufrido la pérdida de sus seres queridos a manos de conductores incapaces o que han sido víctimas indirectas de una actividad sumamente riesgosa.

La actividad del transporte es vital para el país, la economía se mueve mucho y crece  porque hay producción y consumo dentro y fuera del país,  pero han de buscarse fórmulas de operación distintas,  procurar que nadie pierda y que el pueblo gane. Primero es cuidar la vida.

La vida es lo más valioso que tiene el individuo. Debe garantizarse  por encima de intereses privados. El centro de toda economía justiciera es la persona.

Yo celebro que el poder legislativo en México analice todo asunto que interfiera para mal en la vida comunitaria. La función del poder democrático es velar por la existencia humana, hacer que cualquiera ejerza sus garantías libremente, como ir por nuestro territorio con absoluta certeza de que no habrá quien lo impida, y menos que una máquina de destrucción en que se convierten los doble remolque  se interponga mortalmente en nuestro camino.

Tiene que debatirse a fondo la prevalencia o el cambio de situación en materia de transporte carretero. Hacerlo con inteligencia, con altura de miras hacia el bien común, pensando en proteger a quien transita por las vías terrestres en todo México.

Seguramente los grandes empresarios transportistas (pulpos) no tendrán la disponibilidad requerida y potenciarán el cabildeo como instrumento de convencimiento como lo han hecho durante varios años. Veremos que tan fuertes son las convicciones del nuevo régimen para reordenar una actividad que pide a gritos normas nuevas, definiciones de fondo y protección de la vida humana. Que se cuide la economía, si, pero que se cuide más la vida de todos.