DE JOAQUÍN AMARO A CRESENCIO SANDOVAL

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Por José Díaz Madrigal

De entre los militares que salieron airosos, después del largo movimiento que significaron por un lado La Revolución Mexicana, seguido por los diversos conflictos armados en la década de los veinte, uno de ellos fue sin dudarlo Joaquín Amaro. Este personaje originario del Estado de Zacatecas, se dio de alta a los 22 años de edad como cabo, en el ejército rebelde que derrocó a la dictadura. Demostró al poco tiempo, que a pesar de ser un tipo iletrado tenía habilidad y audacia para la carrera de las armas.Amaro indígena de pura cepa -le apodaban El Indio- era un hombre de naturaleza ruda y violeta. En los primeros años de servicio en la milicia, le gustaba traer una arracada en la oreja izquierda, por tal motivo también se ganó el mote de El Arete. En esa época estuvo de campaña militar en el Estado de Michoacán. Nomás por malévola diversión, en sus ratos de ocio se dedicaba a matar vacas finas que pasteaban en los campos por donde él pasaba, decía con salvaje barbarie: es para afinar la puntería de mi pistola.En la segunda etapa de La Revolución, se adhirió al constitucionalismo como joven general bajo las órdenes de Obregón. Ya con un rango de altura, aprendió a leer, empezó a cultivarse en diversas materias y a usar modales propios de militar egresado de una escuela de guerra, aunque nunca hubiera asistido a alguna. Por el año de 1920 cuando los sonorenses asaltaron la presidencia, la suerte de Amaro mejoró para su bien. Se le dió poder y dinero a cambio de lealtad ciega, primero al Manco de Celaya y después con Calles. Con éste último ascendió a la parte más alta de la cúspide militar, fue Secretario de Guerra y Marina -antes así se le llamaba a la SEDENA- los 4 años del periodo de Calles y con los tres presidentes peleles: Portes Gil, Ortiz Rubio y los primeros meses de Abelardo L. Rodríguez.Durante su trayecto como Secretario de Guerra, se agudizó el problema con los Yakis de Sonora. Éstos defendían su territorio que gradualmente se los estaban arrebatando. En alguna ocasión secuestraron un tren donde viajaba Obregón con su escolta, que por poco lo linchan. El Manco que era vengativo, ordenó ya sin ser presidente que se presentara Amaro en Sonora, con un ejército de 15,000 hombres. Prácticamente arrasaron los pueblos Yakis, a los que no mataban, se les perdonaba la vida a cambio de enrolarse en el ejército; esto con el fin de hacer frente a otro problema mayor: La Revolución Cristera.Amaro que no era bondadoso y además igual que su jefe Calles, acérrimo anticlerical; envió soldados Yakis a combatir Cristeros al occidente de México. En el campo de batalla, resultaron ser soldados aguerridos acostumbrados a casi no comer. Muchos encontronazos se dieron con Los Cristeros, que siendo estos lugareños conocedores del terreno donde peleaban, cosa que los favorecía; dejaban tendaladas de Indios Yakis por cerros y barrancas.Aún con su crueldad y su incondicionalidad a Calles, Amaro era eficiente en resultados. Siendo el último Secretario de la Defensa que enfrentó una guerra abierta, intensa y de grandes proporciones contra el ejército mexicano. Después de La guerra Cristera, solo ha habido pequeñas escaramuzas, que se han resuelto con rapidez.En comparación del áspero y duro zacatecano que no asistió a ninguna escuela militar, tenemos ahora de Secretario de la Defensa Nacional a Luis Cresencio Sandoval, bajacaliforniano egresado del Heroico Colegio Militar; donde salió de subteniente en 1979, desde esa fecha ha acumulado un montón de grados, licenciatura y diplomas hasta llegar a General de División Diplomado del Estado Mayor y, en el lapso de un año, en la administración de López Obrador, llegó al máximo escalafón jerárquico del orden militar.Se le observa con mucha frecuencia acompañando al presidente en sus giras. De hecho tienen una reunión todos los días, donde analizan el rubro de la seguridad nacional; sin embargo el grueso de la población, la gente sencilla que vivimos a lo largo y ancho del país, no vemos, no echamos de ver la eficiencia del General Secretario, que a pesar de sus múltiples condecoraciones y el cúmulo de medallas apretujadas en su uniforme de gala, notamos que solo le sirven de adorno.Dónde quedó el militar competente, el militar eficaz. Antes cuando se oía decir, ahí viene la tropa para poner orden; imponían respeto, los ciudadanos nos sentíamos seguros. Ahora han perdido el respeto que se les tenía, igualmente no nos sentimos seguros. En la actualidad cualquier pelafustán puede agredir a los soldados, los criminales ya no les tienen miedo. Parafraseando a López Obrador cuando era de oposición, dijo alguna vez de un comandante supremo: parece soldado de chocolate. Siguiendo el mismo paralelismo ¿que parecerá nuestro General Secretario?Por dignidad, cuando un jefe no deja hacer el trabajo como debe de ser, tiene que presentar la renuncia. Hasta el pelele de Ortíz Rubio tuvo más honor y renunció porque Calles no lo dejaba hacer su chamba y eso que no era militar. Carlos Urzúa, en esta administración, presentó su renuncia porque el presidente tampoco lo dejaba hacer su trabajo de forma adecuada.Amaro en su tiempo dió de baja a dos famosos generales, que hicieron declaraciones políticas, estando en servicio activo. Sandoval emitió declaraciones políticas fuera de su incumbencia, durante el desfile del 20 de Noviembre, que por ley le está prohibido.A grandes rasgos, con los antecedentes de Amaro y Sandoval; podemos distinguir las diferencias y contrastes, lo que tienen en común y en lo que en nada se parecen.