CORRUPCIÓN Y COVID-19

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AL DESNUDO

Por: Edgar Rodríguez H.

Desde siempre hasta estos aciagos tiempos de la pandemia del Coronavirus (Covid-19),  la corrupción ha sido el signo distintivo de los gobiernos federales, estatales y municipales, en un gigantesco embudo donde su parte más  ancha ha sido para los de arriba y adelante. Se fue el PRIAN el 1 de diciembre de 2018 y el saqueo del erario público y el robo en despoblado siguieron imperando en la 4T.

En las entidades federativas como Colima, se denuncian los excesos y abusos de ex presidentes de la República, ex secretarios de estado y empresarios en grande fruto del tráfico de influencias y el acceso preferencial a información privilegiada para hacerse de miles y miles de millones de pesos, pero se pasa por alto la desviación de dinero público a los bolsillos privados de ex gobernadores, ex colaboradores y cómplices empresariales.

El robo en despoblado que desde la capital de la República orquestaron sus gobiernos en los dos últimos sexenios le pegó duro y tupido al sector salud que dejaron colapsado y sin capacidad de respuesta ante la emergencia sanitaria como la que tiene en vilo la vida de millones de mexicanos, tragedia humanitaria de la que Colima no es la excepción.

Si a nivel nacional los grandes depredadores de los recursos presupuestales autorizados por la Cámara de Diputados para el sector salud fueron los expresidentes Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto con sus respectivos secretarios de Salud y directores generales del Instituto Mexicano del Seguro Social y del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, en el ámbito local sus contrapartes fueron los exgobernadores Jesús Silverio Cavazos y Mario Anguiano Moreno secundados por sus respectivos secretarios de Salud y Bienestar Social y los delegados en sus sexenios del IMSS y del ISSSTE.

Sin misericordia, esos funcionarios le clavaron el diente al dinero destinado por la Federación a la prevención de la salud y a los servicios médicos de los colimenses. En lugar de aplicar los recursos financieros a la conservación y mantenimiento de hospitales y centros de salud, al equipamiento, a la capacitación y al desarrollo de la planta laboral, a la compra de medicamentos y material de curación, a la contratación de médicos y enfermeras, se los embolsaron descaradamente.

Como el dinero para la salud pública de los colimenses llega vía la Secretaría de Planeación y Finanzas del Gobierno del Estado, sus titulares en los últimos dos sexenios y los subdirectores administrativos de la SSyBS como Gonzalo Cruz Zamora,  son piezas claves para entender y seguir la ruta de los latrocinios por todos ellos cometidos durante dicho periodo. 

La docena de órganos de control gubernamental que existen en país y el estado, incluida la tan de moda Unidad de Inteligencia Financiera a cargo del implacable Santiago Nieto Castillo, deben enfocar sus baterías moralizadoras hacia todos aquellos que tienen que ver con dineros destinados para la salud, incluido, para que no haya suspicacias y no se diga que a unos sí y a otros no, al actual Subdirector Administrativo Gonzalo Cruz Zamora de la Secretaría de Salud y Bienestar Social.

Se dice que…

*En materia de salud, porque nada dice, todo calla y acepta, buena parte de la culpa corresponde a la querida hermana del Diputado Federal por Morena, Mario Delgado Carrillo, caro amigo de Mario Anguiano Moreno.

*Más temprano que tarde llegará el tiempo y la oportunidad de poner ante la justica a todos y cada uno de los que saquearon las administraciones públicas mencionadas en párrafos anteriores. Después de la pandemia vendrá el tiempo de cobrar agravios e impartir   justicia aunque no sea juarista sino lopista.