COLIMA: ENCRUCIJADA FINANCIERA (Indira: con comal y metate con AMLO)

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TAREA PÚBLICA

Por: Carlos Orozco Galeana.

Si los problemas económicos – financieros se agudizan a finales de año en la mayoría de entidades del país, cuando es final de sexenio las cosas se complican más. No hay  entidad que se salve de este contratiempo que presiona la dotación de  servicios básicos y de infraestructura y obstaculiza el desarrollo. Seguro que los nuevos gobernadores  (as), están analizando cómo enfrentarán las deudas y cómo retomarán la senda del crecimiento.

En una edición pasada, El Noticiero  reveló que los estados que cambiarán de gobierno enfrentarán deudas por 251 mil millones de pesos, si bien  es 22 por ciento menor a la que recibieron sus antecesores en 2015 ( (SHCP). Al primer trimestre del presente año, 28 estados redujeron su deuda y 4 de ellos, incluyéndose Colima, no pudieron lograrlo. 

Ya en mayo pasado, la SHCP  advirtió que en el caso de Colima, su deuda de corto plazo no era tan elevada, aunque sí  representa un porcentaje importante de sus participaciones (941 millones, 22% de sus ingresos federados).

Este panorama, desalentador para los gobiernos entrantes, exigirá decisiones pertinentes, audaces, tendrá que hacerse “un análisis particular sobre cómo tomar las finanzas que  están recibiendo, para recaudar más, ayudar a la reactivación económica, gastar mejor y si requieren deuda de largo plazo, que sea para operaciones de alta precisión para provocar el mayor bien público, reveló un alto directivo de la calificadora HR Ratings. Esta es la clave: buscar a toda costa  agrandar el bien público, es decir, trabajar para que más gente se beneficie de las acciones gubernamentales, y hacerlo con tino, transparencia y honradez.  Se requiere, desde luego, que los gobernantes comisionistas dejen de ser bribones y se abstengan de “coyotear”en sus estados  en cuanta obra pública se ejecuta, algo que se antoja muy complejo a juzgar por lo que observamos: todavía no hay durante la 4T ningún gobernante, ni siquiera un alto funcionario, que haya pisado una cárcel. La ASF encuentra  purulencia notable en los organismos gubernamentales pero su papel no va más allá de establecer denuncias ante la Fiscalía y es casi imposible, a la larga, recuperar  fondos desviados.  Esto no cambia: la orden para encarcelar a quien sea ha de provenir del presidente. 

La gobernanza, que no es otra cosa que la capacidad de gobernar, es un desafío enorme por la existencia de  prácticas que van contra la elemental ética del deber. Ya perdí la cuenta de las corrupciones que se han cometido en numerosos gobiernos que escamotearon a los mexicanos recursos públicos que fueron a parar a negocios de unos cuantos funcionarios y empresarios y de unas cuantas familias. ¿ Rendir cuentas? ¿Quién rinde cuentas ahora? A nivel nacional hay antecedentes de cómo expresidentes, regentes y gobernadores ponen el grito en el cielo y casi se desmayan del susto cuando oyen  hablar de transparencia y la gente les exige certidumbre sobre lo que hacen.

Entiendo que todo gobierno ha de tomar decisiones responsables de las finanzas, de lo cual depende en gran parte la prosperidad de las sociedades. Invertir en malos proyectos es echar a perder el esfuerzo social, desviar el potencial productivo hacia ámbitos de ineficacia y corrupción. Esto hace inevitable la actuación firme y correcta de las legislaturas para no caer en torpezas o dilaciones o en  hacerle el caldo gordo a los gobernantes  de turno.

Se requiere negociaciones limpias del interés público para que  las entidades resuelvan sus compromisos, mantengan en situación óptima las finanzas y den cumplimiento a los planes de desarrollo que, en el papel, son formidables pero que por definiciones erróneas o torpezas deliberadas de funcionarios en las políticas públicas, suelen fracasar. No faltan, en ese cúmulo de inexactitudes,  gobernantes que hablan   de planes de desarrollo al 2030 o al 2050 como si las condiciones que habría por esas fechas permitirían lo que con tanta “ sagacidad” se anticipa. No se miden en sus predicciones, al fin que el papel aguanta todo.

En fin, es tiempo que los nuevos gobernadores (as) se pongan el mono de trabajo y comiencen a visualizar el recorrido que tendrán que hacer para llegar al poder con certezas.  En Colima, Indira Vizcaíno ha tenido contactos con funcionarios del gabinete para hacerles planteamientos  viables sobre obras necesarias como en el sector turismo y en comunicaciones. Y eso es  importante, porque un gobernante ha de cultivar amistades y buenas relaciones con los centros de poder que emiten decisiones trascendentes. No debe distanciarse de nadie ni enojarse por nada.

Ayudará a Colima  que  Indira tenga “comal y metate” con el equipo lópezobradorista y aún con el mismo presidente, para que aspire al éxito en sus gestiones. Su cercanía con Claudia Sheinbaum da color por donde va. Ha de aprovechar los primeros tres años de su mandato en sentar bases firmes de lo que deberá ser una plataforma de realizaciones.

Pero antes, ha de hilar fino en cuanto al tratamiento de la deuda y acudir al financiamiento privado solo en casos muy necesarios, cuando las obras a construir signifiquen mejoría o aumento de los bienes públicos. El brote de inconformidad por la falta de pago a burócratas, organismos descentralizados y autónomos, pensionados y jubilados, ha ocasionado lastimaduras a un sector de ciudadanos, situación que en el futuro debe evitarse para generar armonía y solidaridad ciudadana.