BIRRIA, BIRRIA !

0

Por José Díaz Madrigal

Para encuadrar la fecha del 20 de Noviembre, aniversario de inicio de La Revolución Mexicana promovida por Francisco I. Madero, con el objetivo de tumbar la dictadura de Porfirio Díaz. Es oportuno recordar la única ocasión que estuvo Madero en Colima.Dos años antes del levantamiento revolucionario, Díaz fue entrevistado por un periodista estadounidense que abiertamente le preguntó, cuando pensaba dejar la presidencia de México. Don Porfirio respondió: He esperado pacientemente para que llegue el día en que el pueblo mexicano, esté preparado para elegir y cambiar a sus gobernantes en democracia.

El siguiente plazo de elecciones presidenciales era precisamente él año de 1910, de tal modo que las declaraciones dadas para el periódico gringo; además de publicarse en la Unión Americana, también fueron ampliamente difundidas en la clase política de nuestro país. Quien tomó nota puntual de esta noticia, fue el coahuilense Pancho Madero, que de inmediato le agarró la palabra al viejo presidente y, puso manos a la obra imprimiendo a finales de aquel mismo año de 1908, el ensayo titulado: La Sucesión Presidencial.Una vez publicado el pequeño libro, se dedicó a recorrer el país para dar a conocer las bondades de la democracia. Madero un hombre rico, financiaba con sus propios recursos, los gastos propios de la misión que él sólo se había echado a cuestas. A la par que hacía campaña política, propiciaba la creación de clubes antirreleccionistas, sobre todo en las ciudades grandes de la República. Todo esto a pesar de la resistencia de las autoridades.A Colima llegó en tren procedente de Guadalajara, acompañado de su esposa y del abogado Roque Estrada el día 27 de Diciembre de 1909. Dicho sea de paso, este tramo de ferrocarril había sido inaugurado apenas un año antes por el presidente Díaz, quedando conectada Colima con el resto de la República por medio de esta vía. Se hospedaron en el Hotel Cosmopolita propiedad de Don de Don Ezequiel Campuzano, este caserón todavía de pié; se encuentra ubicado en la esquina surponiente de las calles Madero y Ocampo, donde actualmente existe un negocio de telas; por la fachada lateral que da a Ocampo se encuentra una placa de mármol blanco, con la fecha en que se hospedó Madero en ese lugar.Al hotel arribaron diversos personajes colimotes que simpatizaba con la causa maderista, entre ellos: Miguel García Topete, Ignacio Gamiochipi,  Manuel Álvarez y Mariano Castañeda Ortiz. Uno que fue a saludarlo de manera subrepticia fue Eugenio Aviña que en ese tiempo se desempeñaba como jefe de la policía montada .Aviña resultó a la larga, de gran ayuda para el movimiento revolucionario en Colima. Un año más tarde, después que metieron a la cárcel a Madero de la cual logró escapar al poco tiempo, convocó a sus seguidores al levantamiento armado para el día 20 de Noviembre de 1910. Aviña desertó de la policía internandose junto a algunos compañeros en tierras michoacanas, concretamente en la Hacienda de Chacalapa perteneciente a la familia Bueno, con quienes tenía estrecha amistad. Animó y convenció a José, Margarito y Juan Bueno; de la necesidad de impulsar La Revolución desde esta parte del país, puesto que en el norte se desarrollaban desde hacía varios meses, fuertes combates entre revolucionarios y soldados del gobierno; quedando Colima ausente del escenario nacional.Los hermanos Bueno juntaron 400 hombres armados de su propia hacienda y diversas rancherías aledañas, nombraron a este batallón “El Michoacano” ya que la mayoría de sus integrantes procedían del vecino estado. La madrugada del 18 de Mayo de 1911, con Eugenio Aviña a la cabeza, ingresaron pacíficamente a la ciudad de Colima. Inteligentemente el gobernador Enrique O. De La Madrid, no opuso resistencia presentando su renuncia al Congreso Local.Retrocediendo al tiempo en que Pancho Madero estuvo en Colima, este y sus partidarios organizaron un mitin en el entonces populoso barrio del Rastrillo; justamente donde ahora está la tienda Electra de Nigromante y 5 de Mayo. Se corrió la voz entre la gente, juntando alrededor de 150 espectadores. El primero que arengó a los congregados fue el elocuente Roque Estrada, levantando el ánimo de los asistentes. Después le tocó el turno a Madero, pero como este era bajo de estatura, una señora que estaba vendiendo pozole se ofreció a prestarle la mesa para que se subiera y lo pudiera ver el público. Don Pancho se encaramó en la mesa, sin embargo su tono de voz no le favorecía; asunto que aprovechó un birriero de esos valemadristas, que estaba picando carne recién horneada en un grueso tablón de madera, gritando con enorme vocerrón: BIRRIA, BIRRIA; pásenle a la BIRRIA. Cosa que descontroló a Madero, viéndose obligado a reducir la perorata. Tal vez Madero terminó por aborrecer el típico plato colimote.