A PELOSI. . . NO SE PANDEÓ

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Por José Díaz Madrigal

Taiwán es una isla ubicada aproximadamente a 160 Kilómetros de las costas de China. Tiene una extensión más o menos seis veces el Estado de Colima,  con una población de 23 millones de habitantes. Está separada políticamente de China desde 1949, cuando los comunistas de Mao tomaron el control total de China continental; obligando a los chinos nacionalistas rivales de Mao, a refugiarse en la que también era llamada la isla de Formosa.Luego de la muerte de Mao, se afianzó en las riendas del gobierno chino un líder pragmático con alma de dictador comunista,  pero con ganas de progresar, Deng Xiaoping. Éste habiendo observado los largos periodos de hambruna y miseria del pueblo chino, provocado por la nefasta política de estatización de las empresas productivas, implementada por Mao. Deng empezó a dar apertura a compañías nacionales y extranjeras manejadas por el sector privado y, ya no por el gobierno que a leguas se veía en los hechos que todo lo que agarraba el gobierno, lo echaba a perder.Los comunistas recalcitrantes protestaron ante Deng por ese cambio que se dio gradual.  Éste ya con el timón de mando bien sujeto en sus manos, mandó por un tubo a los extremistas del comunismo, diciéndoles: miren, no tiene que ver de que color es el gato, sea rojo o sea blanco con tal de que cace ratones, eso es lo importante.Son 73 años en que los taiwaneses han vivido con autonomía, sin declararse una república independiente del país madre, China, ésta sigue siendo comunista de un solo partido en el sistema de gobierno,  pero en la práctica,  conforma una sociedad capitalista como estilo de vida, justo con la próspera reforma que introdujo Deng. Por la misma época que Xiaoping inició los cambios económicos en China,  Taiwán también empezó por atraer capital extranjero para fortalecer su economía; los dos lugares despegaron. Los taiwaneses con libertad y democracia, tomaron la delantera.El presidente Carter de los Estados Unidos, dejó de reconocer a Taiwán como país distinto a China,  decidiendo abrir embajada en Pekín y cerrar la de Taipei. Por ese motivo el congreso estadounidense con la soberanía que lo caracteriza, decretó una ley de apoyo a los taiwaneses para su protección, sin tener embajadores.Después del cambio de estatus de China y Taiwán por parte de los norteamericanos, ambas poblaciones a distintas velocidades lograron un milagro económico sin precedentes. Las dos enviaron a miles de estudiantes de ingeniería y ciencias a prepararse en universidades gringas, con la condición de que regresaran a sus lugares de origen, para aplicar sus conocimientos. Fue un rotundo éxito.Al iniciar el presente siglo, naturalmente por el tamaño de territorio y de población de China, ésta rebasó por mucho a los taiwaneses; pero no nomas a éstos, sino que se llevó de calle a Japón, Alemania, Gran Bretaña y Francia colocándose como la segunda economía más grande del mundo, sin embargo, aparte de su fuerza económica, incrementó el poderío militar; razón por la cual sus dirigentes se sienten como los ricos nuevos, desdeñosos y ensoberbecidos con una codicia que se está tornando criminal; amenazando con invadir Taiwán,  para recuperarla y hacer más grande su territorio.Los taiwaneses no quieren regresar a ser parte de China, ellos se sienten contentos con su forma de gobierno, que es una apreciación legítima y bastante respetable.Nancy Pelosi como presidenta de un poder autónomo,  que es la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, planeó un viaje por Asia que incluía a Taiwán, esto enfureció a los chinos que empezaron a despotricar contra la veterana legisladora y  los estadounidenses, advirtiendo que sí iba a Taiwán, los soldados chinos no se quedarán con los brazos cruzados. Amagaron con tomar fuertes represalias, iracundos los chinos trataron de amedrentarla.No contaban los chinos con la valentía y colmillo político de la frágil -es delgadita- legisladora. A pesar de las bravatas y maldiciones de los chinos, hizo presencia en aquella isla del Pacífico. Mal hubiera hecho Pelosi,  que no haya visitado Taiwán. Sería una señal de miedo y debilidad de todo el pueblo norteamericano.A esos comunistas les gusta hacer fanfarronadas, pero nunca hacen nada, comentó un viejo pescador taiwanes. De seguro la experimentada Pelosi ha de haber exclamado: perro que ladra no muerde, a mi no me van a asustar con el petate del muerto,  como Trump asustó a López Obrador.

Rematando de este modo, ándense con cuidado chinitos que yo nunca me pandeo. . . Y no se pandeó.