TAREA PÚBLICA
Por: Carlos Orozco Galeana
Un querido amigo mío llamó “terremoto” político a lo sucedido los últimos días en el Partido Acción Nacional, envuelto los últimos tiempos en una disputa por su dirigencia estatal, que finalmente, al parecer, recayó en la diputada Julia Jiménez, y digo al parecer porque se ha disparado la última bala de la pistola de su contrincante Enrique Michel, quien la ha usado ya para tratar de revertir el resultado del TEPJF que no le favoreció y de la cual no se sabe su destino.
Las diferencias internas se profundizaron desde el inicio del actual régimen estatal por acusaciones no probadas de que la hoy ganadora Julia Jiménez y un grupo de diputados eran y son afines a un familiar del gobernador y que este, en consecuencia, se adueñaría de ese partido recibiéndolo graciosamente en bandeja de plata, lo que resulta muy difícil de creer y aceptar.
Y digo que esas suposiciones no tienen sustento porque seguro y el Pan volverá a ser competitivo en el 2018 y en el 2021 si logra procesar bien el movimiento telúrico a su interior. La nueva corriente ganadora conoce sus fortalezas y no venderá su autonomía por un plato de lentejas. Lo que sí es cierto es que con aquel fallo federal, hay un desplazamiento político grato para los ganadores y de penumbras para los perdedores que ya se sentían dueños de candidaturas y otras cosas deliciosas (políticamente hablando).
Ojalá en los ganadores prevalezca la visión de hacer algo bueno por Colima. Esto es lo importante. Los partidos han fallado y perdido la poca confianza de los ciudadanos en sus quehaceres; solo han pensado en cómo fortalecerse ante una sociedad impávida que en su mayoría siente repulsa por ellos. Y los gobiernos emanados, también se han alejado de los asuntos esencialmente necesarios, constructivos y viven inmersos en dinámicas de poder para vanagloria de unos cuantos dirigentes.
Deben pues, tales organizaciones, conducirse con altura de miras, pensar en el establecimiento de una agenda de desarrollo viable y firme pues Colima requiere un impulso económico y social consistente, justo, armónico. No se ven muchas obras porque faltan recursos. Puros remiendos en infraestructura. Poco nuevo hay. Han de comprometerse aquellas a luchar contra la corrupción que ha llegado a límites intolerables, de locura, a predicar con el ejemplo en pro de una agenda moral respecto a cada compromiso establecido. No a la demagogia de dirigentes partidistas, funcionarios y representantes populares. No más gasto partidista ofensivo.
El Pan tiene mucho que ofrecer. Es el principal oponente del Pri y debe probar que sus cuadros son mejores para gobernar y que hacen bien las cosas. Deben cuidar los perfiles de quienes aspiran a representarlo en la siguiente elección y cerrar el paso a políticos de pacotilla que solo han aprendido a regalar tinacos, ladrillos, despensas, láminas de cartón o sillas de ruedas y a sacarse la consabida fotografía o el video que les cuesta a veces más de lo que regalan. Y bueno, saludan con sombrero ajeno porque lo que obsequian se compra con dinero de los contribuyentes que pagan impuestos.
Esperemos pues el desenlace en el Pan para ver cómo se acomodan las fuerzas políticas en Colima. Hay tiempo de limar asperezas ahí, de sanar heridas para que todo vuelva a la normalidad. Esto es cosa difícil, pues quitarle en política un hueso a alguien, o una dirigencia estatal, es como una ofensa mortal para los cuadros desplazados.
Piénsese, antes que en los planes propios, en qué se puede hacer por nuestro estado. Reflexionen los políticos de ese partido, y los de otros, si quieren verdaderamente servir al pueblo desde los puestos públicos, si el corazón les late con fervor para entregarse en cuerpo y alma a la comunidad o si nomás buscan lo suyo. Si es así, ni se metan, no pasen vergüenzas.
Recordemos lo que dijo don José Múgica, ese viejecito simpático expresidente de Uruguay: Quien quiera plata que trabaje hasta que el cuerpo o la mente le aguanten, se vale, pero que no se entre a la política para ganarla porque esta es para servir a los demás. ¿Así o más claro?