TONALTEPETL

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Por: Gustavo L. Solórzano

Dicen que nadie dijo que la vida sería fácil, cierto, sin embargo mucha gente sin gracia la hace peor, les llaman desgraciados.

La señora tiene más de ochenta años y dedicó su vida a la docencia, hoy vive sola y con los riesgos propios de su edad. La tarde de domingo estaba sola, como ya es costumbre se sentó afuera de su casa, en la puerta, como antaño, cuando vivía su esposo. Compró un poco de pan para su cena y se sentó sobre su monedero, de nada valió pues un par de esos que mencioné líneas arriba, de un empujón la hicieron a un lado y le robaron no solo su economía, sino también su paz, su tranquilidad y su confianza en la gente de Colima. “afortunadamente no me hicieron daño” me comentó más tarde, “ya no puede uno vivir tranquilo”, me dijo a punto de llorar ante la impotencia de lo acontecido; lamentablemente es cierto maestra, ya no se puede, le respondí. Mi nieto que hasta ese momento había permanecido callado se expresó con sencilla inocencia, “tenga un palo y deles cuando se le arrimen”, todos reímos con su espontaneidad.

Camino a casa pensé en el Colima de ayer que se ha perdido, hoy los rostros son distintos y el miedo deambula por las calles libremente sin que nadie pueda detenerlo. , “ya no puede uno vivir tranquilo”, las palabras de la maestra resonaron en mi silencio como una dura sentencia.  Entonces recordé a mi madre cuando nos decía que “la esperanza muere al último”. Sin duda los ciudadanos de hoy tenemos puesta la mirada en la esperanza, la confianza en nuestras autoridades y deseamos que la paz regrese a nuestras vidas, que cada quien cumpla la parte que le toca sin dañar a nadie, si se puede.

Cambio de tema… aunque no debe ser así, pienso que solo la gente que ha estado enferma o ha tenido un enfermo delicado en su casa, puede entender la triste realidad que se vive en esas circunstancias. Agrego, nadie estamos exentos de vivir una situación de enfermedad personal o con un familiar, ni quienes trabajan en las áreas de salud pues son tan humanos como cualquiera, sin embargo suelen ser los más deshumanizados. Comento lo anterior por la situación que al parecer viven personas con cáncer y que en el flamante Instituto Mexicano del Seguro Social no les están brindando la atención necesaria, según denuncia anónima a mi compañero Juan Carlos Flores. Triste realidad ante una excelente inversión que fue inaugurada por el Presidente de todos los mexicanos. “Yo sé dónde está la falla” me dijo una persona que leyó la nota, “el problema que suele presentarse es que terceras personas son las culpables, pues no dan seguimiento a las indicaciones o simplemente no atienden las órdenes como debe ser”. Me quedé de a seis, como decimos coloquialmente, tiene razón mi citado, esa es una parte del problema. La otra es que puede pensar “el enfermo no soy yo, ni nadie de mi familia” entonces, sin prisa hay que cuidar el dinero, si no, que me queda.

ABUELITAS:

Hoy desde estas líneas expreso mi más sincero reconocimiento a todos los docentes que marcaron mi vida con sus enseñanzas, con su afecto y su comprensión. Felicito a quienes como verdaderos agentes de cambio en esta sociedad que está urgida de valores, de disciplina y sobre todo de amor, cumplen. Dura tarea es la presente, sin duda, imposible de llevarse a cabo sin el apoyo de todos. Gracias maestros por su generosa labor, por su entrega y dedicación, por su amor a México y a su gente. Felicidades hoy siempre, es cuánto.