TONALTEPETL

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Por: Gustavo L. Solórzano

De manera reiterada he señalado que soy un pacifista, en palabras coloquiales diré que pierdo por no alegar y casi siempre dejo que las cosas caigan por su propio peso. Sin duda se y puedo responder como hombre ante cualquier situación, afortunadamente hasta hoy la inteligencia y sentido común han tenido más peso, sobre todo cuando tengo que enfrentar un mentira.

Hoy quiero tocar un tema que involucra a los amantes de los toros; a quienes no criticaré porque aunque no la comparto, respeto su forma de pensar. Crecí cercano a la fiesta charro taurina villalvarense porque vivía a una cuadra de catedral, cada año participaba de la cabalgata y la viva emoción que para un niño representan los caballos, los jinetes y la música viva de un pueblo de gente buena. Algunos parientes cercanos por parte de mi madre tenían rancho, vacas y caballos; ellos claro, yo solo sabía eso. En aquella época la leche bronca era la que servía de sostén alimenticio  en los hogares de mi Colima. Tomarla equivalía a estar bien alimentado, hoy sé que la leche de vaca solo sirve para los becerros o para causar enfermedades a quienes la toman.

En aquella época soñaba con tener dos caballos, uno blanco y otro negro, cuando sea grande, pensé. Hoy solo tengo un perro, ya no me interesa tener caballos desde que supe lo que costaba mantener uno. En la fiesta brava de mi infancia conocí a Ramón Aguilera, ya he platicado de él, un buen hombre que me paseaba en su caballo y con ello, hacia volar mi imaginación de niño a la época del viejo oeste. Jamás lo he vuelto a ver en persona aunque se de su bienestar por otro excelente amigo. Años más tarde conocí a un joven más o menos de mi edad, corpulento, rollizo diríamos en Colima. Movido y comprometido en su papel de bailador de los tradicionales monos o mojigangos. Seguramente por su juventud y tipo de cuerpo, le cargaban la mano y  en ocasiones desde nuestra ciudad hasta Villa de Álvarez se iba el solo bailando al mono que le tocara. A punto de cumplir 58 años lleva ya 34 de ser bailador de la que es sin duda la tradición más representativa del vecino municipio.

Gerardo López Rosas, mejor conocido como “El Pasado” se casó con Agustina Aguilera, hermana de Ramón el que mencioné líneas arriba, y fue ayudante de Don José, el papá del Marro, en pocas palabras era chalán de bailador. Por esa época la Ave. Pino Suarez aún estaba empedrada y sin duda representaba mayor dificultad la bailada. Fue en el periodo presidencial de Luis Gaytán cuando se le dio una  mayor responsabilidad; recordemos que donde hoy es casa de la Cultura era el casino de la feria y hasta allá llegaban los monos para seguir la fiesta. Con la emoción viva pintada en su rostro, el Pasado cumple con esmero su cometido, ser parte de esta tradición es un orgullo para él y sin duda algo que forma parte de su vida, sin importar tiempo ni esfuerzo adicional. Indudablemente aunque no le ha tocado el honor de que un mojigango lo represente, el Pasado forma parte de las Fiestas Charo Taurinas de Villa de Álvarez y está más presente que nunca, felicidades Gerardo y adelante.

ABUELITAS:

Algunas personas consideran que así como el IMSS capacitará a su personal para trabajar con la inclusión a discapacitados, sugieren que también se trabaje con la inclusión y respeto a los derechos de todos los agremiados en general. Pues es lamentable la forma en que son tratados algunos de los derechohabientes. Como en todo, existen quienes se salvan de este escrutinio en una delas instituciones más importantes en salud. Es cuánto.