TONALTEPETL

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El lugar en que escogí vivir…

Por: Gustavo L. Solórzano

La vida nos muestra muchos caminos para seguirla, cada día nos encontramos con personas distintas, filosofías distintas, mundos distintos y misiones distintas. Sin embargo, todos los conceptos anteriores entrelazados de tal manera, que coexistimos con un mismo objetivo, nuestra trascendencia y evolución espiritual. Sin duda que escogemos, antes de llegar a este plano, lo que vamos a vivir y con quienes nos vamos  a relacionar, incluso nuestra propia familia forma parte de ese libre albedrio que se nos otorga, el poder más grande que se nos confiere. Mucha gente se pregunta que mueve a un ser para atentar contra la vida de otro aun sin conocerlo,­­­­ sin encontrar respuesta. La vida está llena de misterios y de sorpresas, de hechos inexplicables y de simplezas, vida al fin.

Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar dice el viejo refrán. El planeta y quienes vivimos en el estamos ávidos de amor, de compresión y de humildad; el poder de unas monedas, un puesto pasajero o la ilusión de una economía que no se puede llevar al mundo del barquero Caronte, hacen que la gente se sienta inmortal, afortunadamente nada es para siempre. Llegamos desnudos y así nos vamos a regresar aunque nos vistan de seda y nos arropen en un estuche de caoba, cedro o latón. La mañana del miércoles todo era alegría, fiesta y sonrisas, un ser abandonado de sí mismo cumplió una misión suicida que acabó con su propia vida en consecuencia.

Las mujeres hicieron uso de un legítimo derecho, se fueron a trabajar, se formaron profesionalmente y se han integrado a responsabilidades que solo los hombres asumían. Ahí empezó la agonía de nuestra sociedad y el quebrantamiento de la unidad familiar, seguimos siendo frágiles y sin la mujer en el hogar navegamos a la deriva, los hijos buscaron llenar un vacío generado en casa. Si, nosotros, los del sexo fuerte nos hundimos sin el apoyo de nuestra dualidad, luego entonces a quien culpar por tanta violencia y muerte, al gobierno, a la policía, o a quienes delinquen. Es sencillo, todos somos corresponsables, usted, yo, los medios informativos, la decadente sociedad en general; todos alentamos de manera directa o indirecta el consumismo, la competencia, el elitismo, las diferencias, etc. Nadie se asusta de la basura televisiva, nadie reclama a las empresas que ofertan de manera navideña diferentes tipos de armas, nadie se inconforma ante los juegos que promueven la hostilidad y la agresión, nadie parece importarle que hayan matado al otro, al contrario, se alegran de que no sea su familia.

Nada es que valga la pena es fácil, nada es para siempre.

ABUELITAS:

Urge tapar el pozo antes de que se ahogue el niño, “nadie estamos exentos de sufrir una desgracia“ decía mi abuela, siempre habrá un “hoy por ti, mañana por mí”. Es momento de reconciliarnos con nuestra espiritualidad, oremos por todos. Es cuanto