TONALTEPETL

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Por: Gustavo L. Solórzano

Con mis sinceros deseos de que este año nuevo traiga para usted y los suyos lo que necesiten para seguir creciendo. Sin duda lo mejor en este nuevo ciclo que inicia.

Hay muchos temas de qué hablar en esta ocasión, la sociedad se está moviendo de una manera distinta, organizada y pensante. Sin embargo también se puede ver a una sociedad dispuesta a la acción, una sociedad cansada, participativa e incómoda ante lo que puede parecer injusto. Es sumamente importante que seamos cuidadosos, sensatos y evitemos a toda costa que la razón y la tolerancia sean rebasadas. De igual manera es necesario que nuestras autoridades tengan presente que  la sociedad es a quien se deben; en consecuencia, buscar de manera conjunta, sincera y real una solución que vaya más allá de la demagogia y ofrezca resultados justos y duraderos. Aunado a lo anterior, que beneficie principalmente a quienes menos tienen.

Sin llegar a la utopía y menos a una actitud mesiánica, pienso que los seres humanos somos más que un puesto, una posición social o de tipo política pasajera. Nada es para siempre, jamás perdamos de vista esta máxima, sin duda la sociedad reclama servidores públicos de altura y con la sensibilidad suficiente para representar dignamente a quienes los pusieron ahí. Afortunadamente la sociedad tiene derecho a equivocarse, quienes son elegidos no, pues sin duda la factura suele cobrarse cara y habremos de ver las consecuencias de la actualidad en el próximo proceso electoral, sin duda.

Las redes sociales están dando cuenta de diversas expresiones y por cierto, nada halagüeñas, en torno al acontecer cotidiano que involucra a los servidores públicos de todos los niveles. Indudablemente humanos, esos mismos servidores públicos de hoy se encuentran vulnerables ante  la libertad, excesiva en muchas ocasiones, que  representa el uso del internet. Insisto entonces, hoy la gente se expresa sin temor y escribe lo que piensa, lo que siente y si alguien se pone de pechito, correrá el riesgo de que se lo lleve la caballada.

Algo que llama notoriamente mi atención es la forma en que la gente se une, se apoyan unos a otros, se solidarizan. A raíz del tema reiteradamente comentado sobre la gasolina y ante el temor justificado o no, de que este tipo de hechos pueda derivarse en algo violento, la gente ora, hace uso de su fe y la comparte, invita con madurez a otros para que se sumen con un excelente resultado. “Si tan solo nos uniéramos unos minutos diariamente”, escuché a una señora que le comentaba a su hijo, entonces me sentí conmovido y me puse a reflexionar en el hecho de que el ser humano se ha desconectado de su divinidad, obviamente al margen de cualquier religión. Eso sin duda es una influencia no recomendable, así como nuestras abuelas se “enfriaban los pies” para cambiar de calzado, nuestros ancestros agradecían lo que recibían cada día elevando rezos y plegarias a Tonatiuh, Meztli y muchas divinidades más, el resultado era vivir en armonía.

ABUELITAS:

Expreso mi más sincera felicitación a quienes ejercen el libre derecho de expresar por escrito, en radio, televisión o redes sociales, su pensar y su sentir mediante el difícil pero satisfactorio arte del periodismo. Es cuánto.