TEMPORADA SANTA

0

TAREA PUBLICA

Por CARLOS OROZCO GALEANA

Estamos viviendo intensamente, como todos los años, la cuaresma, festividad cristiana que despierta buenos sentimientos de unos hacia otros influidos y convencidos por la doctrina reconciliadora de Jesús.

Por estos tiempos, hay en las familias fe y esperanza de una vida mejor tras morir el hombre viejo y renacer en el espíritu, los templos lucen con más gente y hay ánimos positivos en ella. En hogares católicos, hay recuperación de los temas cristianos y recordación de cómo debe vivirse esos 40 días. Aparte, hay más motivos para el bienestar por las personas que nos visitan provenientes de lugares lejanos quienes, con su regocijo a cuestas, aumentan nuestra felicidad e influyen positivamente en nuestro ánimo.

Frente a esta oportunidad de vivir en paz, hay acciones fundamentales que se organizan desde el gobierno en la Semana Santa concretamente, pues este tiene la obligación de proteger a los visitantes, de ofrecer la máxima seguridad en carreteras y playas limpias, mantener a la delincuencia a raya, detener los abusos de comerciantes y, en suma, operar eficazmente para que las personas, independientemente de su condición social o económica, logren sus fines de esparcimiento. Los que nos visiten, tienen que llevarse la mejor de las experiencias para que sigan viniendo. El turismo refuerza nuestra economía y debemos cuidarlo.

Cumpliendo la parte que le toca, el gobernador Ignacio Peralta se ha puesto a la cabeza del operativo principal y presentado un plan para que el Estado despliegue la dinámica de su poder y cuide la integridad de los colimenses y de nuestros visitantes. No es tarea fácil esta. En los preparativos, se proyecta la faena en el papel con mapas, figuras, protocolos y todo lo demás, pero la realidad especial que vivimos aquí impone más cuidados que esos.

Hay una responsabilidad estatal en este tema, ciertamente, pero debe haber cooperación ciudadana. Quienes acudan a bañarse a las playas, por ejemplo, han de cuidarse de los remolinos que jalan hacia adentro del mar y no pueden advertirse; quienes manejen, han de hacerlo a velocidades adecuadas y sin haber ingerido fuertes dosis de alcohol. Padres y madres de familia tienen que afanarse en el cuidado de los más pequeños. Los vendedores tienen que ganar lo justo En fin, muchas actividades pueden contribuir a las condiciones más apropiadas para el disfrute vacacional.

Debe haber la percepción y hablarse de todo lo bueno que hay en Colima, no solo de narcotráfico, feminicidios, muertos y desaparecidos, sino de generosidad, belleza, cultura y productividad. Si el gobierno hace su tarea como debe ser, esta temporada santa puede reflejar resultados positivos al final y generar esperanza para el resto del año, aunque los hechos violentos de los últimos días no permiten hacer cuentas alegres todavía.

Los preparativos vacacionales han de ser elaborados a conciencia, no dejar cabos sueltos porque cualquier cosa anormal enturbiaría los resultados finales. No queremos más ahogados en playas ni más muertes en accidentes carreteros. Ni más violencia.

Contemos lo que se hace bien, en forma coordinada. En algunas áreas, el gobierno estatal es cuestionado a diario con justificación, pero es justo referir cuando las cosas se organizan a tiempo como este operativo vacacional tan importante.

Los ciudadanos, como dice Noam Chomsky, ya no creemos ni en los hechos. Hay animadversión y desconfianza hacia todo lo que sea gobierno. El deporte más popular hoy es criticar a instituciones y servidores públicos por no hacer bien su trabajo. Son críticas convenientes estas. En las redes sociales, que reflejan las pasiones más enconadas, hay escepticismo e incredulidad ciudadana, pero en ellas también se reconoce, aunque débilmente, cuando los funcionarios hacen bien su trabajo. Por ello, quienes las dirigen han de esforzarse más y dar mejores resultados porque se les paga bien y a tiempo. Que tengamos dos semanas blancas es mi deseo.