LA CAMPAÑA QUE VIENE
Por: Carlos Orozco Galeana
Previa a las actividades de la segunda campaña como parte de la elección a gobernador se aprecia un ambiente local todavía tranquilo, singularizado nada más por algunos escarceos mediáticos en los que algunos de los contendientes se lanzan acusaciones sobre claras o supuestas faltas a la ley que cometen.
En el ámbito panista, las cosas se han complicado pues aparte de su división interna por haberle cerrado arbitrariamente el paso a Riult Rivera, tienen enfrente un partido tricolor activo, reorganizado, dinámico, una gran maquinaria que recupera el terreno partido y ha sumado alianzas importantes. Su presidente Rogelio Rueda ha venido haciendo una estrategia de recomposición reconociendo liderazgos reales en los municipios y el trabajo que los militantes hacen en cada colonia o barrio.
Tiene la ventaja sobre el Pan porque ahora Ignacio Peralta ha aumentado su rentabilidad, el electorado lo percibe como un candidato más confiable y capaz que su opositor principal. Se nota más decidido y con más pueblo. Está proyectando confianza y mostrando cualidades de buen político si por ello se entiende el contacto directo, físico, con los posibles votantes. Consulta Mitofsky confirma en su encuesta esta valoración que hago. Luego la comentaré.
Le ayuda en su propósito el gobierno de su compañero de partido, Ramón Pérez Díaz, quien se ha revelado como un gestor muy capaz de resolver todos aquellos asuntos atorados por falta de recursos públicos. Se siente un mejor ambiente gubernamental, ya se le está pagando a medio mundo, la burocracia mejora su expectativa y los maestros están conformes ya.
Pero el factor que pesa más en esta coyuntura es la revelación de la auténtica personalidad de su oponente, quien ha llevado la lucha política a un ambiente de descalificaciones, de cero propuestas. Jorge Luis Preciado es belicoso, falto de ideas; se envuelve en sus propias mentiras y por esto no es casual que los colimenses ya lo conozcan mejor. En la campaña pasada, tuvo la habilidad de despertar el rechazo ciudadano al Pri, pero ahora, cuando en verdad cuentan los proyectos, no tiene un esquema válido y confiable de desarrollo que pueda presentar a los votantes.
Ha permeado también, en su contra, su perfil empresarial en giros negros, y además la propiedad a su nombre de un montón de inmuebles que no declaró a las autoridades. Ocultó nada más 11 propiedades con valor de 62 millones y declaró bienes por cinco millones. Se presentó como un político pobre y no lo es. Mintió. La confianza de la mayoría de ciudadanos en su persona ha menguado de manera importante.
Su declive no quiere decir que esté descartado de la lucha por la gubernatura, él va a seguir pero si pierde, no perderá a gusto, dirá que lo robaron, que volvieron a votar los muertos, que hubo un sinfín de irregularidades para ver si anulan otra vez la elección.
La campaña que viene tiene que ser de propuestas. La gente quiere saber qué hará y cómo le hará tal candidato para resolver problemas, y en este terreno poco tiene que hacer Preciado. Su rival, Ignacio, pensó y actuó en grande, llegó hasta Inglaterra y se preparó como economista. Es, pues, hombre de retos, de estudios, que se preparó para resolver problemas. No tiene afición por los palenques ni las bandas ni las chelas ni por otros brebajes como Jorge Luis, aunque sí convive con la gente si le toca estar en ambientes festivos.
Otra cosa: Jorge Luis, ya ha amasado una gran fortuna andando en la política, sin esforzarse mucho. Le hizo justicia la revolución. Además, se la pasa bebiendo en sitios públicos dando una imagen deprimente para alguien que pretende gobernar un estado. No es confiable por este vicio que lo domina y por lo demás que ya he anotado. Ojo, mucho, ojo. Colima merece un buen gobierno, e Ignacio es el mejor candidato.