TAREA PÚBLICA

0

¿EMPRENDES O NO EMPRENDES?

Por: Carlos Orozco Galeana

Un alto funcionario de la Anuies centro occidente  compartió con estudiantes y maestros de la Universidad de Colima durante un foro regional, un tema en boga los últimos tiempos: el del emprendedurismo,  visto desde la óptica de los académicos y respecto al cual se consideró que las universidades deben ir a la vanguardia  y aún más aprisa que los propios gobiernos en este tema.

Emprender es una misión a la que se le aborda con esfuerzo, creatividad, perseverancia, anhelo, sueños y hasta con suerte, dijo Jaime Ramírez Robles uno de los ponentes, y  expuso que a los estudiantes de las escuelas públicas se les debe comunicar el alto valor creativo que poseen, similar al de quienes cursan estudios en escuelas o universidades privadas. Recomendó por ello que  debe modificarse esa mentalidad que se les inculca de que, cuando se egresa, “hay que buscar trabajo.” Un emprendedor, remató Ramírez, es una persona que hace todo lo que se le ocurre para evitar conseguir un empleo; esto es lo que debe transmitírseles.

Rotundo y muy claro este punto de  vista que este académico propone para que los centros de estudio tomen nota e impulsen una nueva cultura que conjugue valores inherentes a la iniciativa individual. Porque, en efecto, hay esa disposición estudiantil de que la vida no será tal si el egresado no se adscribe a una empresa privada o a un gobierno del nivel que sea. Y esto ocurre no tan solo por una predisposición gratuita sino porque, al menos en nuestra economía local, las oportunidades han venido escaseando por falta de incentivos a la inversión y por la alta oferta de mano de obra.  Colima ha venido creciendo, elevando su cobertura educativa en general,  pero su economía no da para mucho más, al menos por ahora.

¿Qué se requiere para ser emprendedor? ¿Tener un título universitario de licenciatura o postgrado? ¿Tener recursos económicos  suficientes para intentar negocios? Para ser riguroso en la respuesta digamos que no se requiere un nivel de educación superior o mucho dinero para tener éxito como emprendedor. Los teóricos se sirven del ejemplo dado por Mark Zuckerberg, creador de Facebook junto con  otros  cuates suyos, de Steve Jobs,  fundador de Apple, la marca más consolidada del mercado en equipos Ipad; ambos dejaron la universidad, confiaron en su creatividad y demostraron un  afán de revolucionar la comunicación hasta que lo lograron con sus invenciones.

Desde luego que no minimizo a los poseedores de títulos universitarios, Zuckerber y Jobs son dos garbanzos de a libra. En Estados Unidos, un 51 por ciento de emprendedores tiene educación superior. Ignoro qué datos existan en México sobre este punto.

Una  indagación mínima me permitió  saber que en varios países africanos como Uganda, Cameroon,  Angola, Botswana y en América, Chile, Jamaica, Brasil y Tailandia y Filipinas en Asia, hay una cultura del emprendedurismo, singularizado por la capacidad de sus nacionales de crear su propio destino, la posibilidad de impactar positivamente el entorno, la oportunidad  de trabajar como se quiera, la libertad que se ofrece, la capacidad de amar lo que se hace. Estas actitudes son las que mueven a millones de personas a pensar y a actuar distinto.

En verdad que un título universitario ayuda mucho pero no es garantía de éxito en nada, aunque mucho refuerza. Cientos de miles de egresados pueden llegar a fracasar si no son emprendedores, si dejan todo a las circunstancias y no le ponen el extra a lo que hacen, si no tienen visión  ni deseos de superarse. Hay gente que triunfa, incluso, sin haber pisado un aula universitaria, solo por  la actitud que  tuvo.

En resumen,  es importante que los jóvenes universitarios tengan la mente abierta para intentar lo que deseen, adquirir experiencia y hacerse expertos  en fracasar. Este es el camino. Solo no cae el que no camina, el que no se mueve. La vida es un reto, y toca a cada quien establecer su ruta  y llegar hasta donde quiera llegar. Si el destino está fuera del terruño, hasta allá  ha de ir quien desee verdaderamente cumplir su sueño. El otro camino es el de la mediocridad.  El que no emprende, pues, en el terreno que sea, es hombre muerto (o mujer), o casi.