TAREA PÚBLICA

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SAQUEO CRIMINAL

Por: Carlos Orozco Galeana

Durante el gobierno de Javier Duarte en Veracruz hubo el mismo patrón criminal en diversos niveles, el cual se repitió en varios estados cuyos exgobernadores son investigados también con más alarde publicitario  que con efectividad. En una de esas, hay que agradecerles que  dejaron   algo en las arcas. Ese exgobernador, su familia más cercana, amigos y colaboradores se involucraron en un rol de perversión con tintes criminales y fraguaron un desfalco de más de 30  mil millones de pesos que el nuevo gobierno desea recuperar.

Es verdaderamente increíble, único caso en la historia política del país, observar a tanta gente involucrada en ese saqueo sin precedente. Familiares, suegros, yernos, nueras, compadres, amigos cercanos y ayudantes de bajo nivel burocrático se confabularon seguramente a cambio de migajas que les haría llegar Duarte. Aparte de robar a los veracruzanos todos los días, ¿a qué se dedicaba este político ladrón,  depredador?

Ya se ha escrito mucho sobre el silencio de las autoridades federales,  que debiendo evitar ese saqueo a tiempo, lo permitieron pues no había órdenes de arriba de pararlo.  Duarte no distinguió entre recursos estatales o federales, agarró parejo. Tomaba de donde hubiera, de la cuenta que fuera. Construyó caballerizas de 200 millones de pesos, compró yates e  inmuebles diversos en capitales europeas y al precio que fuera.  Ahí estaba la caja de Tesorería de su Estado. Así qué chiste. No compró la Torre Eiffel porque no se la vendieron.

La de Duarte fue una ingeniería para el mal. No se midió en la constitución de varias decenas de empresas fantasmas para fundamentar el saqueo y que sirvieron como vehículo para diferentes operaciones empresariales sin tener ellas misma activos significativos u operaciones propias. Pero las empresas fantasmas no son ilegales en sí,  pueden tener objetivos empresariales legítimos. Sin embargo, son un componente importante de la economía sumergida, especialmente de aquella basada en paraísos fiscales. Economía de sombras, criticó Raymundo Riva Palacio en El Financiero, quien contribuyó a analizar este caso en varias entregas a ese Diario.

“Una operación clásica para eludir impuestos está basada en la compra y venta a través de compañías fantasma en paraísos fiscales (conocidas como sociedades offshore) para ocultar beneficios auténticos. La firma principal lleva a cabo sus operaciones a través de una compañía fantasma, de manera que no tiene que reportar importes, evitando impuestos.” En Veracruz, no se siguió forma alguna que les diera ciertos visos de legalidad. Para qué si había la complicidad de más arriba.

Duarte no tuvo dificultad para robar dinero del erario. Simplemente, ordenaba la creación de sociedades espectrales a las que se les asignaron trabajos que nunca se hicieron y sin embargo se  pagaba por ellos. Lo único que se tenía que hacer era que los notarios constituyeran las empresas, sin verificar si estaban legalizando un negocio de fantasmas.

Pero la ingeniería también falla; las autoridades han dicho que  los documentos del  caso veracruzano no muestran  a qué cuentas se hicieron los depósitos y quiénes son los tenedores de esas cuentas. Las autoridades, quizás para no entorpecer averiguaciones – démosles el beneficio de la duda –  ocultan hoy nombres y denominaciones de empresas, pero a mi juicio ya va siendo hora de que alerten a la sociedad sobre quien o quienes han saqueado a los mexicanos, tanto en Veracruz como en otros estados. Estamos a la espera de la captura de Duarte, como los millones de veracruzanos por él defraudados.

Por último, soy de la idea de que los mexicanos han mostrado su enojo por los aumentos a la gasolina no solo por el hecho de que pagarán un bien en función de los costos reales de producción en una economía que crece poco para la demanda de empleo, sino porque la corrupción y la impunidad no tienen para cuando acabarse en un país que está lleno de pus por la conducta criminal de muchos.