SOLILOQUIO

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Hagamos una tregua

Por:Yaret Ramos Vallett

¿Qué significa la Navidad en esta época? No importa la religión y las creencias de cada quien, siempre en estas fechas se reúne la familia, pequeña o grande, para tener una cena especial y darse regalos, aunque después ya viene el bailongo y la pachanga, lo cual no me explico, pues se supone que es una celebración cristiana con la que se conmemora el nacimiento de Jesucristo.

Ayer leí el texto titulado Tregua de Navidad publicado en Lecturas devocionales para Damas 2016, “Ante Todo, Ser Cristiana”, escrito por Mónica Díaz que me permitiré reproducir aquí:

“‘Feliz Navidad’. Qué fuera de lugar puede resultar este saludo cuando nuestro mundo está que se cae a pedazos: guerras, crisis económica, amenazas terroristas, calentamiento global, terremotos… Lo que necesitamos es una tregua a tanto desconcierto.

Allá por el año 1914, en plena Primera Guerra Mundial, se produjo lo que se conoce históricamente como “Tregua de Navidad”. La noche del 24 de diciembre las tropas alemanas comenzaron a decorar sus trincheras y a cantar villancicos, proponiendo con ese gesto un breve alto el fuego movido por el espíritu cristiano. Inmediatamente las enemigas tropas británicas, atrincheradas al otro lado, respondieron cantando los mismos villancicos en inglés.

Comenzó un intercambio de saludos entre los dos bandos en conflicto y, cuando vinieron a darse cuenta, habían creado una tierra de nadie en la que se entregaron unos a otros pequeños regalos. Durante toda la noche, la artillería permaneció silenciosa. Gracias a aquella tregua, los caídos pudieron ser recuperados del campo de batalla y sus cuerpos respetuosamente enterrados con ceremonias a las que asistieron soldados de ambos bandos, que lloraron juntos tan dramática pérdida e inhumana situación.

Aquella fue una muestra total de respeto en el más atroz de los conflictos y la peor de las circunstancias.

Cien años después, los conflictos y las dificultades sociales y personales siguen siendo la tónica dominante de quienes escribimos la historia, y de nuevo esta celebración cristiana vuelve a llamamos a esa tierra de nadie de la solidaridad y la paz cristianas que pueden existir incluso en las peores circunstancias.

Vuelve a recordamos que hace mucho tiempo, por allá por Belén, Jesús vino a mostramos su respeto, a damos dignidad, a llorar con nosotros y devolvemos la esperanza.

Pero Jesús no vino a traer una tregua de un día, sino la tregua como modo de vida, el alto al fuego como forma de ser: no hostilidad, total solidaridad con amigos y enemigos, verdadera libertad en Dios.

Ese es el espíritu de la Navidad. Y por eso yo te deseo sinceramente y de todo corazón, no solo en estas fechas sino para el resto de tu vida: ¡Feliz tregua de Navidad!”.

Hoy, cuando faltan cinco días para que este 2016 concluya, creo que sería bueno que hiciéramos una tregua, durante todo un año, en nuestra forma de ser cotidianamente y no sólo un día especial. Nuestros niños y jóvenes lo agradecerán. Por ello me uno a la autora del texto anterior y les deseo de todo corazón, no sólo una feliz tregua de Navidad, sino también de Año Nuevo en el que podamos cambiar el rumbo de nuestro país a partir de nuestras acciones como individuos. FELIZ Y PRÓSPERO 2017.