RENOVACIÓN DIOCESANA

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TAREA PÚBLICA

Por: Carlos Orozco Galeana

Este mes, la Diócesis de Colima que abarca varias regiones de Jalisco, reubicó a numerosos presbíteros con el fin de mantener a la Iglesia católica en situación de fortaleza y consolidación. Fueron cambios sorpresivos para la feligresía tan dada a encariñarse con los sacerdotes, mas no para la mayoría de ellos que ya conocen el objetivo de los cambios periódicos que se hacen en las distintas parroquias.

En la Parroquia conocida como Guadalajarita, dimos un hasta pronto al presbítero Javier Armando Espinoza Cárdenas, quien duró seis años 20 días al frente de ella. Fue trasladado a la Iglesia de San Jerónimo de los Santos, en Cuauhtémoc, a donde muchos fuimos a acompañarlo en su presentación y en su primera misa que tuvo la presencia del obispo Marcelino Hernández Rodríguez, quien le agradeció el papel que jugó como vicario general y a quien, dijo, seguiría recurriendo en busca de consejo. Así lo dijo, con toda humildad.

Extrañaremos al Padre Javier Armando, sin duda. Pocos como él. Fue un pastor al cien por ciento, potenció los grupos al servicio de la parroquia, impulsó la creación de la primera radiodifusora católica, Corazón de María, – 107.3 mhz – que cuenta con diversidad de programas radiofónicos basados en la doctrina de la iglesia católica, “comparte sus ideales de ayuda desinteresada, es altruista y con una visión integral de vida y promueve la educación en la fe, es una radio amable y tiene como prioridad a los desamparados, está comprometida con la caridad y la esperanza con objetivos claros de servicio y de apostolado cristiano”, según dijo su director Angel Jesús Reyes Cárdenas el día de su inauguración en diciembre de 2016.

Continuó la circulación de El Mensajero, que publicó sus mensajes dominicales, dedicó gran atención a las familias para mantener su unidad en la demarcación bajo su atención. Apreciamos su humildad como pastor y también sus grandes dotes como cantor.

Y ahora llega a nosotros el Padre Ricardo Arturo Figueroa Bejarano, a quien conocí hace 24 años cuando fungía como sacerdote en el Templo La Sangre de Cristo, de donde fue trasladado a Tecalitlán y qué creen? A Conchita mi esposa y a mí, junto a Lupita Zamora y Jorge Bonales, ya fallecidos ambos, nos tocó acompañarlo en su viaje a esas tierras jaliscienses. De ahí, él fue enviado a Manzanillo, de donde es originario y luego partió del puerto hasta acá, a Colima, a nuestra parroquia. Sea bienvenido, Padre Ricardo.

En un primer acercamiento, me comentó que le interesa la continuidad de aquel órgano de difusión parroquial que inició el ahora obispo de la Ciudad de México, Crispín Ojeda Márquez y prosiguió el Padre Javier Armando. Buena decisión es esta de parte suya.

Son ya varios años – 9 o 10 – en que el Mensajero llega a los feligreses de nuestra parroquia. Domingo a domingo, plasma el mensaje evangélico de ese día, anuncia actividades fundamentales y sirve de vínculo entre todos. Estoy seguro que todos aplaudimos esa determinación del Padre Ricardo de que se siga publicando.

Harta chamba hay en nuestra parroquia. No tiene sencilla la tarea el Padre Ricardo, pero estoy seguro que muchos  continuarán participando bajo su guía. Veremos también qué planes trae él para apoyarlo. Por lo pronto, el grupo de matrimonios que nos reunimos los jueves seguirá haciendo acto de presencia ese día al punto de las 9 de la noche y hasta las 10.00 horas. Somos privilegiados los que tenemos la oportunidad de estar “en corto”, en familia, con nuestro párroco.

Si el Padre Ricardo nos convoca a alguna actividad, digámosle los convencidos que cuenta con nosotros. Sin dudarlo, sin tibieza, eh? Siempre faltan operarios en nuestra viña, no nos quedemos con los brazos cruzados.

Bienvenido, Padre Ricardo. Que Dios le de fuerzas para que su misión pastoral sea basta y espléndida a sus ojos. Usted tiene juventud y una larga trayectoria de servicio al Señor Jesús y a su comunidad eclesial, no dudamos que cumpla  su cometido.

Los cambios ordenados por el señor obispo Marcelino Hernández Rodríguez son positivos, él sabe dónde ha de reforzarse el servicio para que la iglesia católica, en esta Diócesis de Colima, siga adelante con su gestión humanitaria y llevando la luz del Evangelio – la Palabra de Jesús – a donde se necesite.