RELEVO EN SALUD

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TAREA PÚBLICA

Por: Carlos Orozco Galeana

R. Monreal: ya se prolongó la curva de aprendizaje (del gabinete)

Si hay un sector cuyo manejo se le ha complicado al actual gobierno estatal es el de la salud. Sacudido por crisis que arrastra desde hace varios años en el ámbito financiero, su situación se ha agudizado y no hay día en que a nivel nacional o local no se hable de carencias graves que impiden  mantener los servicios en forma óptima. Los más críticos dicen que quien sabe cuántas muertes se habrían producido ya por falta de hospitalización y atención quirúrgica.

Sería repetitivo citar el cúmulo de problemas suscitados que afectan la salud de todos, como a los afiliados al seguro popular, esquema que está sujeto a modificaciones y cuya transformación no es clara aún; en tanto, mientras se producen soluciones, la población beneficiaria es la que padece servicios incompletos y tardíos. Regresar a la normalidad  todo, es  un reto muy serio.

“En salud se perdió el camino, falló la integración de actividades con otros sectores, y reforzar la ley. Estos y otros elementos convirtieron al sistema en botín para unos cuantos. Por eso hay carencia de médicos y enfermeras, afirmó el titular de la Secretaría de Salud (Ssa), Jorge Alcocer Varela en una entrevista reciente. Esta confesión implica un reconocimiento del nivel de corrupción que  pretende erradicar el presidente Amlo. 

Alcocer anunció por ello que hay un proceso de “recentralización” y que ya son 10 entidades las que han firmado un acuerdo para hacer una nueva administración de los servicios del ramo y hay pláticas con los gobiernos de otros cinco estados con ese fin. Adelantó que en los siguientes años solo se construirán hospitales universales y unidades médicas que formen parte de una red integrada de servicios.

Pero ya no hay tiempo para quejarse, se impone la resolución de los problemas más vivos.  Cierto es que el gobierno federal anterior dejó un cochinero no solo en ese sector, pero es tiempo ya de reorganizar acciones, aplicar los correctivos en un tiempo perentorio, atender a los mexicanos,  denunciar tropelías y castigar a responsables. Recuérdese que la calificación buena o mala para los gobiernos parte de que se garantice el servicio constitucional de salud. No hay mucho que darle vueltas.

Esta es la premisa para tomar las decisiones no solo a nivel central sino estatal, que ha de registrar  el cambio siguiente del titular de salud. El cargo debe recaer en alguien que conozca muy bien el sector, que tenga camino andado y que haya dado resultados positivos en su trayectoria y sus gestiones. Ojalá no manden a un amigo del gobernador a esa chamba  porque  fracasará, sería un fiasco más.  Tampoco,  que se seleccione al médico personal o familiar de él porque seguro no entenderá ni pizca de administración.  

Tiempo tiene Ignacio Peralta para resolver positivamente los problemas en una área tan sensible como esa con un nombramiento acertado. No se puede arriesgar más al descrédito. No le cabe al tigre una raya más. Tiene que asegurar su criterio y llamar  a quien tenga un buen expediente, a alguien particularmente sensible y capaz de dialogar con los sectores afines y resolver problemas, con buena fama pública,  conocedor del terreno que ha de pisar, y no a un individuo   impulsivo, desconocedor del ramo o  ineficaz  aunque bien recomendado.  

La decisión  en Salud  ha de servir  para reordenar el sector y garantizar servicios de calidad mediante la adquisición de equipos y medicamentos faltantes  y la recuperación de la infraestructura instalada,  con la contratación de verdaderos profesionales y trabajadores en general en las áreas  requeridas.

Confíese en los buenos oficios del gobernador,  el tiene información correcta para tomar una decisión acertada.    Una cosa recomendable, por último: que  el nuevo secretario tenga experiencia y contactos a nivel central para acelerar gestiones y gestionar los proyectos y programas para que funcione como reloj ese sector.