QUE VIVAN LAS MUJERES

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 LECTURA

Por: Noé Guerra Pimentel

ROSARIO. La prisión preventiva otorgada por un juez (casualmente sobrino de Dolores Padierna y del impresentable René Bejarano “el señor de la ligas”, ambos los más cercanos operadores políticos del actual presidente) a la ex de Sedatu y Sedesol del anterior sexenio, Rosario Robles, no obstante que tiene el tufo de una ordinaria venganza política, sienta, por el nivel de sus cargos y sin importar la fútil acusación, un importante precedente en la política mexicana considerando que dicha acción al haber sido titular de ambas carteras, va más allá del sexenal acostumbrado “Quinazo”.

Hecho con el que literalmente se pone contra la pared al más alto nivel del hasta hoy círculo de intocables de otros sexenios, incluido el expresidente, algo inédito; por tanto, es de esperarse que se llegue hasta las últimas consecuencias y no se quede solo en eso “porque así se requería”, y que solo ella quede exhibida y de por vida desprestigiada como la carta sacrificable de la mesa, lo que no sería justo, no, para un país que ha padecido la corrupción de muchos de los que “nos han representado” y de no menos de los que aún “nos representan” (sin distingo de partido político a cual más de ladrones), y que ya está harto de esos que solo han visto las relaciones del poder para impunemente enriquecerse.

Es deseable que aparte de la evidente vendetta de los Bejarano-Padierna contra Robles, se aproveche la coyuntura para ir a fondo contra estos y todos los demás saqueadores y ya poner el definitivo freno a la podredumbre de los que, por generaciones, tanto ellos como sus cercanos, entre familiares y predilectos, han medrado y lo siguen haciendo al amparo y bajo la complicidad del poder atenidos al olvido y la simulación. Desde que esta tierra tiene nombre hasta nuestros días son vastas las historias de latrocinios a lo largo y ancho del país, solo baste abrir los periódicos de ayer o adentrarse un poco en cualquiera de los más lustrados apellidos de ayer y de hoy para, salvo honrosas excepciones, encontrar el fango de donde salieron dichos prestigios, famas y fortunas.

IVONNE. A nadie sorprendió la renuncia de la política yucateca al partido político que le dio (a ella y sus muchos beneficiarios) todo lo que es, ha sido y tiene y que no es ni ha sido poco, desde alcaldesa hasta senadora pasando por la gubernatura de su estado y las curules locales y federales que también ocupó, varias por la vía más directa, pero todas, sin discusión gracias a lo que hoy endereza como su principal pretexto para renunciar: el dedazo. Ella la veía venir, desde antes de su registro como candidata a la dirigencia de su partido, el PRI, sabiéndose sin oportunidad intentó de todo sembrando dudas y fabricando presuntos delitos de su oponente, Alejandro Moreno “Alito”, quien de manera sobrada se alzó con la victoria y que desde ayer domingo ya despacha como presidente del tricolor nacional con vistas a su nada fácil reivindicación social y electoral.

Mientras tanto Ivonne, que tampoco nos extrañe, estará afianzando sus lazos con el partido en el poder para desde ahí mantener su fructífera carrera y de paso cobrárselas a su vencedor y al instituto político que esta vez le dijo no. Al tiempo.

LAS VIOLENTAS. Nada será mucho para que entre todos hagamos algo contra los diarios impunes asesinatos de tantas mujeres en nuestro país. Si es necesario quemar todas las puertas, pintar todas las calles y romper todas las estatuas ¡que se rompan, pinten y quemen! con tal de llamar la atención y se empiece a tomar conciencia, pero más para que ya realmente se empiece a hacer algo, lo que corresponda, para finalmente contener la violencia contra ellas.

No nos debe escandalizar la forma en la que los cientos de mujeres se manifestaron el viernes en su marcha contra la violencia de género, que nos sonroje y avergüence que ese mismo día fueron otras más fueron víctimas, una mujer joven, días atrás reportada como desaparecida encontrada en una barranca; otra degollada por su pareja, una mujer adulta mayor; y la otra, la alcaldesa de San José Estancia Grande, Oaxaca que fue acribillada a balazos ¡Eso que nos ofenda! ¡Eso que nos escandalice! ¡Eso que nos avergüence! Esas muertes, como las de las otras de miles que eran de mujeres con una vida, de mujeres y niñas que eran madres o hijas, novias… que eran vidas con futuro, vidas que se perdieron de la peor manera. Vidas que ya no son.

Que nos agravie la simulación gubernamental y nuestra apatía como sociedad. Que nos afrente lo nada que hemos hecho para que eso termine, para que los feminicidios se erradiquen y los feminicidas paguen y que ya no existan más. ¡Basta ya de violadas y muertas! ¡Basta de desaparecidas! ¡Basta de abusos contra las niñas! ¡Basta de impunidad judicial a los agresores de mujeres! ¡Basta de acoso y agresión callejera contra las mujeres! ¡Basta de no hacer algo en su ayuda! ¡y que vivan las mujeres! ¡Sí, que vivan! ¡Pero vivas!