Pronósticos para las Finales de Conferencia de la NFL

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León Felipe Girón |EXCELSIOR

¿Sabes algo? Eres un privilegiado. Tú, si tú. No lo digo por todas esas cosas básicas de la vida que tú tienes y millones de personas no. Siendo este un espacio simple y banal, dedicado al simple y banal deporte, me refiero a que eres un privilegiado en materia deportiva. Viste toda la rivalidad de Peyton Manning y Tom Brady. Toda. Y se la podrás contar a tus hijos, tus nietos y todo aquel que la quiera escuchar.

Y entonces podrás contar que fue una rivalidad creada por la prensa, que entre ellos siempre hubo un respeto profesional. Podrás contar que nació cuando un joven en su tercer inicio en la NFL comandó una paliza de 44-13 en el verano de 2001 sobre un Peyton Manning que ya tenía dos viajes al Pro Bowl. Podrás contar que se intercambiaron récords de productividad, que se propinaron dolorosas derrotas en playoffs, cada una más dolorosa que la anterior.

Y sobre todo, y lo más triste. Podrás contar que viste el final. Así que pon mucha atención el domingo, no vaya a ser que te equivoques con los detalles al momento de tu narrativa. Porque este es, con toda certeza, uno de los últimos episodios de la rivalidad, si no es que el último.

Es que Peyton ha perdido una batalla que jamás iba a ganar. El padre tiempo está invicto. Manning envejeció y es momento de resignarnos, de verlo caminar una vez más por ese túnel, algunos quisieran que fuera, como su jefe, con el puño en alto y el trofeo en la mano. Otros, querrán verlo como muchas otras veces, con la cabeza gacha tras otra eliminación en playoffs.

Cuando yo veo a Manning, me acuerdo de Rocky. Me acuerdo de aquel que nos cautivó porque no podía, hasta que pudo. De aquel que seguimos viendo peleando guerras, porque había algo en el personaje que nos hacía seguir viendo. Hoy, Manning está como en Rocky VI, Rocky Balboa, una película que jamás debió ser y un Manning al que jamás debimos ver. Acabado, resignado y de pie gracias, exclusivamente, al corazón.

El domingo, Peyton Manning sube, posiblemente por última vez a ese ring que cada vez se ve más grande, con escalones más altos y pesados. Un escenario que cada vez luce, lamentablemente, más ajeno a su figura. Pero subirá para pelear. Subirá para hacerle saber a Tom Brady y al resto del mundo que sigue siendo Peyton Manning, que con él en el campo suceden cosas grandes. Que el tiempo puede esperar, aunque sea otros 60 minutos de juego.

Tal vez gane el juego y viva para pelear una última batalla, tal vez lo pierda. Indistintamente, aficionado o detractor de Manning, seguidor de Broncos, Potros o Patriotas. Es momento de dejar de lado los colores y poner mucha atención. Es momento de que todos nos pongamos nostálgicos, sé que el mismo Brady lo hará. Y es que no se puede explicar la carrera de Brady sin la de Manning ni viceversa. Es como explicar a Batman sin Joker, a Nadal sin Federer o a Magic Johnson sin Larry Bird. Sus nombres están ligados hasta la eternidad. Una eternidad que inicia el domingo.

Sí, eres un privilegiado. Lo podrás ver. Disfrútalo. No lo tomes por sentado.

TAMPOCO A ESTOS PRONÓSTICOS:

PATRIOTAS EN DENVER:

Por enésima ocasión, Tom Brady y Peyton Manning se verán las caras en uno de los más grandes escenarios. Dos de los rostros más reconocidos del deporte estadounidense, un custom sport NFL bobblehead y una Barbie, frente a frente con el boleto al Super Bowl en la línea. No se puede pedir más, al menos en teoría.

Afrontémoslo, si jugar la posición de quarterback fuera cuestión exclusiva de capacidades físicas, Manning vería el juego del domingo desde la banca

Pero, desafortunadamente, este duelo ya no es aquel de dos pistoleros del salvaje oeste, el de los puntos garantizados. Ya no. Ese barco ya zarpó. Ahora es el de los equipos balanceados, el de las defensivas oportunas y, especialmente en el caso de Manning, el del quarterback cuya principal función es la de evitar los errores. Afrontémoslo, si jugar la posición de quarterback fuera cuestión exclusiva de capacidades físicas, Manning vería el juego del domingo desde la banca, Brock Osweiler lleva la voz cantante en ese sentido. Lo que tendrá a Peyton detrás del centro será su liderazgo, será la toma de decisiones y su capacidad de lectura. Algo que no se aprende en seis inicios en la NFL, sigue participando Brock.

Sí, de acuerdo, tener todo eso en un quarterback es magnífico, pero no es elquarterback lo que tiene a Denver ahí y no es el quarterback el que tendrá o sacará a los Broncos del juego, será su defensiva, la mejor de la NFL. Y serán Von Miller, DeMarcus “No me llamen Tupper” Ware y la No Flight Zone, los que tienen la nada envidiable tarea de intentar detener a Brady, porque en eso, amigos míos, se decidirá el partido.

Brady comandó a la tercer mejor ofensiva de la NFL en puntos anotados y lideró a todos los quarterbacks de la liga en pases de touchdown, fue cuarto en yardas y solo tuvo 7 miserables intercepciones. La defensiva de Denver tiene las manos llenas, además de que tiene a su favor el hecho de que ya lo hizo antes, aunque en esa ocasión, la ofensiva de los Broncos necesitó de 30 puntos para vencer a los Patriotas, un panorama que difícilmente se repetirá con Manning tras del centro.

También está a favor que Brady apenas tiene marca de 1-2 en postemporada ante los Broncos y la victoria fue ante el siempre bien ponderado Tim Tebow. Yo no presumiría mucho. Las otras dos derrotas fueron en Denver. De hecho, Brady tiene foja de 2-2 en sus visitas a Colorado, con triunfos sobre Tebow y Danny Kanell.

Pero si nos ponemos a buscarle, también podemos ver que Brady nunca ha perdido en playoffs contra los equipos que tuvieron la mejor defensiva en temporada regular. Argumentos hay de los dos lados, así que solo resta ir a lo que vale, y no son los números. Es la ejecución.

Pocos equipos ejecutan mejor que los Patriotas, de ahí su lema “Do your job”.

Todos hacen su trabajo, todos saben qué hacer. De otro lado, solo queda resaltar que los Broncos dejaron caer siete pases el fin de semana pasado. No son precisamente una máquina bien engranada.

Para el football de enero, Denver está bien construido con ataque terrestre y defensiva, pero si no es capaz de ejecutar en ofensiva, si no es capaz de ganar la batalla de posición de terreno y tiempo de posesión, entonces están perdidos, porque lo que Brady necesita es solo una oportunidad. Patriots 26-20 Denver.

CARDENALES EN CAROLINA:

Ambos equipos mostraron dos caras durante el pasado fin de semana.

Las Panteras fueron un equipo agresivo y dominante durante 30 minutos, y luego un conjunto medroso, conservador y sin instinto asesino, lo que terminó sacándoles un susto innecesario. Por otro lado, Arizona se mantuvo durante 60 minutos de tiempo regular como un niño enfrente de Kim Kardashian, sin saber bien lo que tenía que hacer, por momentos miedoso, fuera de lugar. Y en el tiempo extra se acordó lo que fue durante toda la temporada un conjunto contundente, de jugadas grandes, oportuno en todo sentido.

Ahora es momento de demostrar quien aprendió mejor la lección, de enseñar quien puede replicar de mejor manera los éxitos de temporada regular. De buscar al héroe desconocido que a menudo termina definiendo partidos de este tipo.

Cam Newton y las Panteras fueron dominantes en temporada regular. Una sola vez en la temporada anotaron menos de 20 puntos, en su única derrota y solo les anotaron más de 30 puntos en dos ocasiones. Son un conjunto que brilla más por su capacidad de equipo que por sus individualidades y, sin embargo, tiene en Newton al principal candidato a Jugador Más Valioso.

En contraparte, Carson Palmer obtuvo el sábado su primer triunfo en postemporada y lo hizo gracias al talentoso reparto que lo acompaña. Los Cardenales están plagados de figuras en todas las líneas en ataque y defensa y aunque son un conjunto experimentado, tienen a su mejor arma en las laterales en la fría y calculadora mente de Bruce Arians.

En eso coinciden ambas escuadras. Tanto Arians como Ron Rivera manejan equipos disciplinados, que respetan su estilo de juego y maquillan sus debilidades, que no son muchas. Los duelos personales son los que definen los playoffs y dos de los más importantes están a favor de Carolina: Josh Norman sacando del juego, en teoría, a Larry Fitzgerald y Greg Olson sin alguien que le siga los pasos ante la ausencia de Tyrann Mathieu.

Tal vez, toda esa juventud y actitud bravucona les jueguen una mala pasada en el momento menos indicado

Carolina tal vez sintió que esquivó una bala, al vencer al bicampeón reinante de la Conferencia, especialmente por esos últimos 30 minutos de juego. Tal vez, toda esa juventud y actitud bravucona les jueguen una mala pasada en el momento menos indicado, o tal vez tomen la estafeta de un equipo que se veía exactamente igual hace dos años, los Halcones Marinos.

Para Arizona, solo queda depender en que el talento y la experiencia se impongan. Que el plan de juego sea el correcto, que los nervios del “debutante” Palmer se hayan esfumado, que la cabeza fría pueda más que la boca suelta. Esa es la apuesta de Cardenales. Y la mía también. Cardinals 33-Panthers 24

La semana pasada: 3-1

Playoffs: 6-2

Temporada regular: 149-107

Total: 155-109

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