PRI

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Sociedad de la información

Por: Alfonso Polanco Terríquez

Mientras los que deben gobernar se deshacen entre ellos y los que el pueblo quito, buscan como desacreditar a los que llegaron, en el PRI hay una encrucijada, si cerrar cortinas y abrir un nuevo negocio, o continuar con el mismo rumbo pero con nuevas figuras. Lo cierto, José Narro si en algo se llamaba partidista no lo demostró con su decisión, es un hombre de avanzada edad y conoce perfectamente al sistema, máximo al PRI, aceptó jugar con las reglas de siempre, cuando vio que no le favorecía, huyo.

La verdad, después del sexenio de Carlos Salinas, solamente hay dos PRI, ambos son tecnócratas, la línea política priista se fue primero en 1982 al Frente de Reconstrucción Nacional, posteriormente al PRD y finalmente a Morena. El PRI de Salinas y el PRI de Zedillo. El primero durante más dos décadas ha mandado, ahora finalmente con la llegada de López Obrador, el de Ernesto Zedillo tal parece que van a tomar las riendas de este instituto político a través del Gobernador con permiso de Campeche.

Es claro que Andrés Manuel ganó con la venía de Ernesto Peña Nieto, recordemos que las puertas se abren desde adentro El ex presidente sabía que había demasiado ira contra el sistema, contra su partido, -molestia con el PAN y PRD-, podía haber hecho ganar a su gallo Peña Nieto (José Antonio Meade), pudo haber violentado el proceso, más el costo social y político hubiera sido alto.

López Obrador tenía más de dos décadas de campaña, visitando todas las comunidades, la molestia y la ira social la tenía capitalizada, pero también tenía en claro que no iba a llegar si no contaba con el apoyo desde adentro. Durante la campaña bajo de tono su discurso contra el Ejecutivo Federal, incluso se habla de que pactó algunos conveníos para que no hubiera objeción de su triunfo.

Hoy pese a las promesas incumplidas de López Obrador, los desaciertos de muchos funcionarios federales, la falta de visión en las diversas entidades federativas por quienes dicen ser parte de la IV Transformación, las bajas de popularidad del Presidente de México, hay dos realidades: los ciudadanos no volverían a votar por el PRI, PAN y PRD masivamente como en el pasado (es demasiada corrupción e impunidad la que ha ventilado de estos partidos).

La segunda, grave, que debemos cuidar, todo ese estiércol los fifís que avienta los que están en contra de los chairos, lo único que pueden ocasionar es desánimo y que la población no asista a sufragar tal como sucedió en las pasadas elecciones de este mes en algunos estados de la república, que la cifras de votos, tuvieron una baja significativa.

El discurso de López Obrador, presidente, no es el discurso de un déspota, ni la de un dictador, es el discurso de alguien que sabe bien a quien le está hablando, por eso no es gratis que hasta el momento el pueblo lo siga aclamando como un profeta, eso no indica que un servidor este acuerdo con el mismo.

El Ejecutivo Federal es un político, pero no cualquiera, uno alejado según él de la corrupción, un personaje que se dedica más por entender lo que el pueblo quiere, para después decir lo que la gente común o de pie necesitan escuchar, discurso incomprensible para quienes lo tienen todo. Hay que observar como la población aclaman a López Obrador, cómo siguen encantando con él, como salen los ciudadanos cuando pasa.

Lo anterior lo han sentido muchos que están en el poder. Sí en algo los priista lo saben (unos y otros) es que el sistema los puede hacer desaparecer o dificultaría su acceso al poder. El grupo de Zedillo encabezado por el ex presidente Peña, así como varios funcionarios de la administración federal pasada y gobernadores priistas ganaron al otro grupo (salinista) a negociar con el ejecutivo federal. Los que están por llegar simplemente supieron manejar las cartas mejor y más rápidas que los otros, vaya que aquí se hizo realidad que la juventud le ganó a la edad.

Hoy los que discuten fraude, intromisión del Presidente de México en el PRI es producto y debido a que tienen todo perdido, siempre ganaron y no saben perder, muchos de esos a medida que se vaya acercando los días de la elección van a enrarecer su discurso y quizás más de uno abandone las filas o al final se disciplinaran como siempre lo han hecho en este partido.

En Colima, Kike Rojas -según algunos ciudadanos al igual que otros priistas manifestaron que el bueno podría ser José Narro-, al final de cuentas se disciplinó con Alejandro Moreno, incluso podemos asegurar que su estructura y militancia están convencida que el gobernador con permiso es la persona ideal para dirigir a este partido a nueva época.

Nuevos vientos habrá para el PRI, difícilmente vemos una recuperación de la noche a la mañana, tienen que recobrar con hechos lo que digan, tienen lo necesario: militancia, máximo conservan lo básico, siguen vivos.