PERGAMINO BALOMPÉDICO

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Alex Carbajal Berber|ULTRAMEDIA

El “entorno culé”

La semana nos trajo un tema europeo que nunca veremos en la Liga MX. Me refiero a la renovación en la directiva del Barsa, con la llegada de Josep María Bartomeu y la salida del presidente Sandro Rosell, en uno más de los episodios polémicos que vivió tras su llegada a la silla presidencial del club catalán.

En su libro titulado “Los 11 poderes del líder”, Jorge Valdano –curiosamente un referente madridista-, asegura en una línea que incluso el Barcelona de Pep Guardiola no estuvo exento de problemas surgidos desde su “entorno”, es decir, todos aquellos socios que por las características del club, a veces se guardan sus rencillas personales para mejores ocasiones.

Rosell fue de bocado en bocado, y quizá su peor error fue el pobre manejo de prensa que tuvo a lo largo de su mandato. Vaya, ni siquiera en los medios catalanes estaba libre de pecado, cosa rara, y en los medios madrileños era poco menos que Judas Iscariote.

Que un “simple socio”, como algunos se han referido a Jordi Casas, fuera el denunciante que, amparado en la legalidad y la transparencia, terminó con uno de los males presentes del Barsa, su presidente, resulta hasta ejemplar. Las polémicas constantes contra el referente del club –Johann Cruyff-, y el pobre manejo de la salida del estereotipo auténtico gestado por el modelo Cruyff –ósea, Pep Guardiola-, fueron espinas que se encajaban diariamente a la administración de Rosell.

Los tintes mercadológicos eran intrínsecos en un directivo cuyo prestigio radicaba precisamente en ese mundillo, el del marketing. El problema iniciaba cuando el padre del barcelonismo moderno –Cruyff- les recordaba que las bases del club no debían estar en darle preponderancia al sponsor, algo fundamental en la administración de Rosell.

Quizá en su afán de mostrarse como un gran negociador, escondió una erogación de varios millones de euros en el precio real del fichaje de Neymar, un futbolista al que Guardiola llegó a calificar como un rockstar, pero que vio sus puertas abiertas ante la aprobación de Lionel Messi, una vez que Pep ya había salido del club. Su problema estuvo en que la Liga de Futbol de Primera de España no es la Liga MX. Allá hay socios de clubes que exigen y ejercen todos sus derechos, los cuáles no vienen de gratis.

Casas ejerció su poder y derribó a uno de los presidentes más polémicos del FC Barcelona, algo que es mucho, considerando que todos los presidentes culés viven del manejo de ese “entorno”. No me imagino que pronto algún hincha de Chivas, América o Pumas haga dimitir a su presidente. Hace muchos años que el futbol mexicano se concentra en unas cuantas manos. Lo que algunos empresarios no han percibido es que la hinchada mexicana no es tan despistada, y terminará –como yo lo hace- repercutiendo en esa pasión nacional que intentan perdurar.