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México.- Desde la aparición de la película Kick-Ass en 2010, se han dado casos fortuitos de personas disfrazadas de superhéroes en la vida real. La gran mayoría de estos justicieros emergentes aparecieron en los Estados Unidos, pero en México ya tenemos uno y se hace llamar “Peatónito“.
Pero contrario a lo que uno pudiera imaginar, Peatónito (un nombre bastante sugestivo), no se dedica a la imposible tarea de combatir al crimen, ni mucho menos a volar por los cielos para mantener la ciudad a salvo. La labor de Peatónito es vigilar el orden vial; así, toma venganza cada vez que un automovilista descuidado bloquea un paso de cebra, y en general lleva a cabo acciones para que los peatones puedan cruzar las calles sin peligro.
El hombre tras la máscara es Jorge Cáñez, un politólogo de 26 años quien antes de salir a vigilar las calles y a tomar venganza contra las injusticias también laboró en el Instituto de Políticas de Transporte y Desarrollo de la ciudad (ITDP).
Peatónito va disfrazado de luchador de lucha libre mexicana, se destaca por las máscaras de colores y por usar combinaciones rápidas de golpes y ademanes. Pero su lucha no es por un cinturón, ni mucho menos por un título, su labor busca el apoyo público y gubernamental en favor de los peatones.
A pesar de que en la densa área metropolitana de la Ciudad de México existe una población estimada de 21 millones de personas y donde cada día muere alguien atropellado, Peatónito afirma que caminar es una forma ideal de transporte.
El negro y blanco de su máscara representa los mismos colores de un paso peatonal; y luchará contra los gerifaltes urbanísticos con el fin de provocarles un cambio de conciencia radical.
Entre sus poderes se incluyen eliminar los obstáculos de las banquetas, pintar rayas en los arcenes para que caminen los transeuntes y negociar con los vendedores ambulantes el espacio suficiente para los peatones y los usuarios de sillas de ruedas en las calles.
La idea de auto-proclamarse defensor de los peatones le vino a Jorge porque nadie, ni las autoridades, ni los ciudadanos, hacían nada para mejorar la situación de los que andan a pie. Y décadas de estrategias focalizadas en los automóviles hacían muy difícil avanzar hacia patrones de movilidad más sostenibles.
Es por esto que la labor de Peatónito es importante e inspiradora, pues como un superhéroe local presenta un carácter amistoso para animar a las personas a cambiar sus hábitos y comportamientos. Con millones de personas en la ciudad se trata de un reto grande, pero nadie le negará a Peatónito sus inmensos bemoles para ponerse delante de un coche con la única protección de una máscara.
Son pequeños gestos, pero tal vez lo que necesita su ciudad para que otras personas decidan disfrazarse como él y salir a luchar por la justicia para los peatones, de una manera amistosa y pacífica. Como hace el bueno de Peatónito, un hombre cuya honestidad sin duda nos deja atónitos y que ya está contagiando su poder a otros acólitos a tan noble causa.
