Obtiene investigador de la UdeC recursos contra la sarcopenia por envejecimiento

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*El proyecto de Adán Dagnino Acosta persigue dos objetivos: mejorar la calidad de vida de los adultos mayores y disminuir los costos sociales y económicos que habrá en el futuro por un aumento de la población envejecida.

Redacción|CN COLIMANOTICIAS

Colima, Col.-  El investigador del Centro Universitario de Investigaciones Biomédicas (CUIB) de la Universidad de Colima, Adán Dagnino Acosta dio a conocer, en entrevista, la obtención de recursos económicos de la Convocatoria de Proyectos de Desarrollo Científico para Atender Problemas Nacionales 2016 del CONACyT, con los cuales desarrollará el trabajo “Evaluación de un tratamiento para combatir la sarcopenia utilizando compuestos que reducen estrés oxidativo y/o estabilizan el plegamiento de proteínas del tejido muscular”.

“Nuestro proyecto busca dos objetivos: por un lado, mejorar la calidad de vida de los adultos mayores y, por otro, disminuir los costos sociales y económicos que habrá en el futuro por un aumento de la población envejecida”, comentó.

Dagnino Acosta ha centrado el interés de sus investigaciones en el envejecimiento, ya que es un tema de la salud que no se ha trabajado tan ampliamente como otros y porque representa, dijo, una de las causas de morbilidad más grandes en el mundo, por encima de enfermedades como el cáncer, la obesidad o diabetes: “Si vemos las estadísticas, dos tercios de la población mundial muere por complicaciones relacionadas con el envejecimiento; es decir, cien mil personas por día a causa ello”.

Además, recordó que la edad promedio de los mexicanos, registrada en el 2015, fue de 27 años; sin embargo, se proyecta que para el 2050 sea de 41 y que, de un 18 por ciento de población con 50 años o más, pasará a un total de 38 por ciento debido, principalmente, a la disminución de la natalidad en las familias actuales, que crecen hasta el máximo de dos hijos. Aunado a esto, dijo que los avances en la medicina han alargado la esperanza de vida hasta los 80 años: “Este cambio tan drástico en la población mexicana, junto con todos los problemas que acarrea una sociedad envejecida, puede impactar de manera directa en las sociedades futuras de nuestro país”, comentó.

En este sentido, agregó que uno de los principales problemas asociados con la vejez es la pérdida de fuerza y de masa muscular en el individuo, lo que disminuye su calidad de vida a tal grado de que algunas personas “tienen que apoyarse con sillas de ruedas o bastón para realizar sus actividades diarias. Luego de pasar por la edad pico de nuestra capacidad funcional, a partir de los 40 años, las personas comienzan a perder un uno por ciento de masa muscular cada año, y se identifica que el 50 por ciento de las personas, alrededor de los 80 años, tiene sarcopenia y debilidad muscular”.

La sarcopenia, padecimiento descrito como la pérdida degenerativa de masa muscular, propicia también un debilitamiento del tejido óseo, acarreando nuevos problemas a las personas mayores, motivo por el cual este investigador propuso en la convocatoria del CONACyT, el uso de sustancias derivadas de aminoácidos y otras denominadas “chaperonas químicas” para combatir dicho problema.

El investigador dijo que es importante tener en cuenta dos cuestiones que ocurren con el tejido muscular al envejecer. Uno: la presencia de estrés oxidativo que afecta el desempeño del músculo y disminuye la fuerza, afectando a su vez varias proteínas que regulan el proceso de excitación-contracción. “Aquí la idea es probar compuestos que producen antioxidantes para combatir precisamente dicho estrés oxidativo”, apuntó.

Dos: al envejecer, el individuo empieza a declinar su producción de proteínas y presenta una mayor degradación de las mismas, provocando la disminución de masa muscular. Para este aspecto del problema, agregó, “se propone utilizar una chaperona química que aumentaría la calidad de la producción de proteína, de tal forma que las pocas proteínas que se producen no se degraden, ya que son de alta calidad”.

“Propongo atacar el problema desde esos dos flancos: combatir el estrés oxidativo y aumentar la calidad de producción de proteína para que se integren al músculo y de esta manera podamos detener o revertir la debilidad muscular en los ancianos”, detalló.

En una primera etapa del proyecto trabajará con ratones. “Esta etapa se realizará por dos años y, de tener éxito, podemos extender el proyecto a una segunda fase para pruebas con personas, afinar un tratamiento y ver si podemos hacer algo para mejorar su calidad de vida. La idea general es utilizarlo como un medicamento o como suplemento alimenticio para que los gobiernos ataquen este problema asociado con el envejecimiento”.

El también especialista en Neurobiología celular y molecular señaló que los resultados de esta investigación podrían tener repercusiones también con enfermedades que presenten una gran pérdida de masa y fuerza muscular como el cáncer, la diabetes y otras enfermedades crónicas, ya que entre el 10 y el 20 por ciento de pacientes con cáncer, por ejemplo, “mueren por trastornos relacionados con el tejido muscular. A final de cuentas, no se combatiría el cáncer, pero el proyecto sí puede ayudar a que los pacientes tengan una mejor calidad de vida”.

El académico informó que durante el desarrollo de la investigación contará con el apoyo de estudiantes de maestría, doctorado y licenciatura, así como de profesores del CUIB que son especialistas en diversas áreas de investigación. Además, establecerán colaboración con investigadores del Centro Médico de Texas, en la ciudad de Houston: “Trataremos de hacer nuestro proyecto lo más multidisciplinario y efectivo posible”, agregó.

Adán Dagnino Acosta estudió la carrera de Químico Farmacéutico Biólogo en la Universidad Autónoma de Sinaloa, y cuenta con maestría y doctorado en Ciencias con especialidad en Neurobiología Celular y Molecular por el Departamento de Fisiología, Biofísica y Neurociencias, CINVESTAV- IPN, México.

Realizó además una estancia postdoctoral en el Scott Department of Urology de Baylor College of Medicine, en Houston, Texas. Desde el 2014, se integró al Centro Universitario de Investigaciones Biomédicas como catedrático CONACYT, adscrito a la UdeC.