Mujer y hombre

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Entre libros y café

Por: José Luis Cobián León

“Llegara el día en que el hombre se estrelle contra un foco como lo hace el zancudo enajenado por su íntima naturaleza y alguien tendrá que avisarle que se ha calcinado”. Amparo Arcos

Sobre los valores dentro de un encuadre familiar, vale la pena dar un vistazo al libro de John Gray, “Los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus”, donde nos narra que originalmente el hombre vivía en Marte, pero cierto día observando los planetas se dio cuenta de uno lleno de hermosas mujeres, llamado Venus.

Desde ese día el hombre tuvo una metamorfosis… conoció el amor y ya no fue mas, él mismo. Cuántas veces hemos visto, escuchado o incluso hemos sido parte cuando a un jovencito que no le gusta hacer nada, de repente le dice a su mamá, “mami en que te ayudo”, todos en la familia se sorprenden. No se han dado cuenta que el adolescente está enamorado.

Es así que de novios pasan horas y horas platicando, y siguen enamorados, respetan sus diferencias, no les importa nada solo estar juntos, pero, cuando hacen vida de pareja, se van aislando, intuyen cosas. Olvidamos que somos de Marte y de Venus, por tanto pensamos diferente.

Y mientras el hombre busca encerrarse en sí mismo o se mete en su cueva para resolver un problema, la mujer piensa que no la quiere. Por otro lado la mujer cuando tiene problemas le gusta platicarlos, no para que le den consejos, sino para ser escuchada. Pero el hombre interpreta que quiere consejos y hecha andar el mecanismo de las recomendaciones. Cuando ve que ella se sigue quejando, se siente empequeñecido y frustrado, pues no entiende por qué sus consejos no son tomados en cuenta.

César Lozano, nos invita a enfocarnos en la Genética, porque, es ahí donde estriban las diferencias entre la mujer y el hombre. De ahí que los genes de los hombres desde su origen son de cazadores, de protectores, en cambio la mujer tiene genes de organizadora y cuidadora de sus hijos en las cuevas.

“Antes el hombre salía a buscar  alimento, íbamos a cazar a la fiera y llevarla a la cueva para que la cocinara la mujer. Ahora, las cosas han cambiado, la fiera se mete, la fiera se sale, la fiera se pasea por la casa, la fiera anda por todos lados. Y de aquel hombre con su gen de mangoneador y la mujer con su gen de sumisa. Ahora  dice: “sumisa…madre”.

Lo importante es optar por hacer equipo, encontrar el equilibrio, respetar nuestras ideas y diferencias de género. Y así como la selección Mexicana, mientras mantuvo su estrategia como equipo ganó los encuentros, de la misma forma en la familia se debe hacer equipo. Para ello es importante, la tolerancia, el respeto y el buen ejemplo. Cuidemos nuestros actos, no nos vaya a pasar como el Sr. Ramón que se niegan cuando llega el cobrador, recordemos que todo aprenden los hijos de los padres.

Llevando a término el tema, quiero narrarles aquella historia sobre  un monje de gran espiritualidad, al que quisieron engañar unas jovencitas para superar su sabiduría. –“Mira”- dijo una de ellas- “atrapemos dos mariposas, guardaré una en cada mano y le preguntare al monje cuál de las dos está viva, cuando el señale alguna, apretaré el puño y la matare” -Una vez aceptado el acuerdo, las jovencitas se dirigieron con el maestro, se presentaron y le hicieron la pregunta. El solo contestó -“Tu decides, quien vive y muere”.

Por lo anterior amigo lector, nosotros decidimos si queremos ser felices, si amamos a nuestra pareja, a nuestros hijos, a nuestros amigos o somos mejores seres humanos. Y recordemos que la soberbia no da paso al pensamiento; que el odio nubla la inteligencia, dejando las miserias al descubierto; corriendo así el riesgo de probar la hiel de la soledad. Para que no quede nada en el tintero.

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