MIGRANTES BAJO LA LUPA: NI POR LA FRONTERA SUR NI EN AUTOBÚS

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La Panga

Por: Mayahuel Hurtado Ortiz

¿Realmente cree usted, amable lector, que la presencia de migrantes es una casualidad? Para nada; basta retomar algunos sexenios anteriores en donde varios analistas señalaron que se habían importado en el marco de las elecciones presidenciales del 2000 a cerca de dos mil centroamericanos de la famosa pandilla “Mara Salvatrucha” para supuestamente realizar disturbios si los resultados no favorecían a uno de los candidatos.

Realidad o ficción, lo cierto es que esa banda se fortaleció en México y a las autoridades les fue muy complicado tener control de esas pandillas que no tardaron nada en dispersarse por todo el territorio nacional.

Uno de los temas que en aquellos años escandalizó a la sociedad mexicana fue el mecanismo que ellos utilizaban para reclutar a las personas que pretendían pertenecer a su pandilla, ya que de acuerdo con las declaraciones que se filtraron a algunos periodistas, una de las pruebas consistía en ultimar a una persona, incluso según entrevistas difundidas en medios diversos, podía ser elegida al azar o un integrante de su propia familia.

No estoy satanizando a todos los migrantes, pero no olvidemos que provienen de naciones en donde los índices de violencia son tan elevados que en algunos casos viven en una anarquía; esta situación que impera en esos países centroamericanos en donde no hay respeto a la ley ni a la vida, ha generado este éxodo de sus habitantes en búsqueda de mejores condiciones de vida.

Sí, se vienen buenas personas, pero también se viene la gente nociva que ve en México una tierra fértil para delinquir. Si consideramos la situación que impera a nivel nacional, como diría mi abuela, “no está el horno para bollos”.

Lo que no me cabe en la cabeza es lo que está ocurriendo en México de unos meses a la fecha, me refiero a la solidaridad excesiva con los centroamericanos y la falta de caridad para los mexicanos y brindar apoyo a los pueblos indígenas o aquellos habitantes del territorio nacional que viven en extrema pobreza y en zonas críticas, de alta marginación.

La gente sale a denostar en redes sociales a quienes no estamos de acuerdo en que se albergue en nuestro país a miles de centroamericanos, ya que ahorita el problema es el desorden de basura y suciedad que dejan las caravanas a su paso, después esa gente buscará establecerse en nuestro país y nos guste o no, les van a quitar oportunidades de empleo a los mexicanos. Esto sin considerar el brindar servicios de salud y educación.

Si actualmente la cifra de desempleo va en aumento, resulta inconcebible que una de las decisiones para evitar que Donald Trump impusiera aranceles fuera convertir a México en un albergue migratorio, asumiendo los costos de operación que esto requiere y si a esto le añadimos que estamos pasando por una situación en la que miles de personas están siendo despedidas de sus empleos, no me explico cómo sí hay recursos para tener caridad con el centroamericano, mientras que hay gente que está en las calles buscando empleo y en otros lados, esperando apoyos gubernamentales como parte de los programas sociales a los que los habitantes nacidos en México tienen derecho.

Ahora las medidas se han endurecido en la frontera sur y se vio el anuncio en días pasados donde enviaron a 10 mil 500 efectivos de la Guardia Nacional que resguardarán la frontera sur, y Alejandro Murat Hinojosa dijo: “El que quiera entrar al territorio nacional (migrantes), sólo va a entrar si tiene algún tipo de interés en el país, si quiere entrar por tránsito hacia Estados Unidos, el protocolo que se generó es que no entre, y eso va a reducir el número de migrantes en todo el territorio nacional”.

Creo que la forma de visualizar este tema es equivocada, ya que de no conseguir el sueño americano, los centroamericanos optarán por el “Plan B”, que será establecerse en nuestro país. No viajaron desde tan lejos, no huyeron de la violencia en sus países para dar la media vuelta y regresar. Lo peor será cuando la necesidad los invada y no tengan apoyos o empleo, ¿qué sigue?

Por si faltara algo, ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que, como parte de los esfuerzos del Gobierno Federal para combatir el tráfico de migrantes, se pedirá una identificación a quienes compren boletos para viajar en autobuses de pasajeros. “Todo eso nos corresponde evitarlo, y es lo que se está haciendo (…) Y en esto también (estamos) pidiendo la cooperación de los transportistas y la cooperación de los ciudadanos porque nos vamos a ver en la necesidad, espero la comprensión de todos, de pedir identificación para la compra de boletos”, señaló.

Finalizo este tema, amable lector, lectora, con una reflexión: Mucho se ha dicho que se va a apoyar a toda esa gente, el costo para el sostenimiento es impensable, no quiero ni imaginar que las caridades “humanas” vuelvan a los políticos encargados de las decisiones en “candiles de la calle y oscuridad en su casa”.

Lo peor sería pensar que estas decisiones están basadas en la agenda del foro de Sao Paulo, debemos de estar muy atentos al tema, que insisto, aún tiene mucho de qué hablar.

LOS REMOS DE LA PANGA

REMITO: El director de la Administración Portuaria Integral (API), Héctor Mora Gómez, dijo en entrevista al periodista Jesús Llanos “que no hay ni coyotes ni intermediarios en la API para asignación de obras”; es decir, envió el mensaje a la comunidad portuaria y de la construcción que las obran se licitan y no se asignan a través de intermediarios y fue tajante al agregar “que en la dependencia que él encabeza no hay corrupción”.