TAREA PÚBLICA
Por: Carlos Orozco Galeana
A lo largo de esta campaña electoral, siguen multiplicándose las quejas en espacios de comunicación reclamándose que muchos candidatos están enfrascados en acusaciones contra sus rivales y que poco caso hacen a las demandas de la población que quiere escuchar soluciones y no ataques bajos, enfrentamientos estériles e infinidad de tonterías. El debate entre presidenciales confirma lo que digo.
En tales cruzadas pocos son los candidatos (as) que se preocupan por ofrecer soluciones tal vez porque sus ambiciones son más amplias que sus conocimientos, porque sus equipos de asesores no dan el ancho o simplemente porque no les interesa ofrecer alternativas de solución a los problemas. Hay muchos valientes que se lanzan a la competencia teniendo poco que ofrecer o casi nada.
Hay varios partidos que presumen niveles de competencia sin que sus trabajos confirmen la valía que dicen poseer. Algunos aportaron candidatos que van a la plaza a ver qué recogen, al reintegro, “de lo perdido lo que aparezca”, y por lo tanto no se esfuerzan en profesionalizar la actividad política porque se conforman con poco. Hay insolentes que, sin recato, dicen: perdiendo gano ( en lo económico).
Pero en la campaña colimense observamos candidatos innovadores, que están según ellos ofreciendo algo distinto, y eso ha de reconocerse. La indiferencia frente a la realidad no da votos, la descalificación gratuita de los adversarios tampoco da votos. Solo dan votos las propuestas factibles y ordenadas, cuando al elector se le dice cómo se resolverán los problemas que se plantean.
Mely Romero, la joven pero ya experimentada candidata príista al primero de los distritos electorales federales, sorprendió gratamente con una idea innovadora: la de crear un laboratorio de soluciones, una estrategia de la que hay noticia en organismos educativos como Conacyt y CIDE, que han constituido unidades especializadas en diseño, métodos y técnicas de investigación empírica y transdisciplinaria orientada a fortalecer el conocimiento, el desarrollo y la innovación práctica en materia de políticas públicas.
Mely expuso hace días ante un numeroso público que “se debe escuchar a la población,” y que a ello se abocará. Planteó la organización de un laboratorio de soluciones, una propuesta donde como candidata diga qué hará y a qué se compromete al llegar a la Cámara de Diputados. “Si la finalidad de la función legislativa es generar las condiciones para que los ciudadanos puedan vivir plenamente, las prioridades de la población deben ser las prioridades de los legisladores”, señaló.
En la política actual, dijo, ya no es válido diseñar y ejecutar los programas “desde afuera”, sino desde la ciudad y el campo, desde los espacios públicos, desde la calle; con los ciudadanos y no desde los escritorios”. Para muchos políticos, reconoció Mely Romero, resulta atractivo “atizar el descontento popular para generar simpatías”, pero eso no resuelve la problemática. Todo queda en “mucha saliva, mucha bilis y cero soluciones”.
Su iniciativa – su laboratorio de soluciones- pretende abrir un espacio, dijo, donde expertos, académicos y ciudadanos interesados en discutir opciones para resolver la problemática del primer distrito electoral federal, aplicarán su talento para encontrar soluciones con innovación y sustentabilidad. Se busca generar “ideas de arreglos innovadores, sustentables, pertinentes y viables para los problemas de la comunidad”, a fin de convertirlas en iniciativas de ley y compromisos de gestión.
En resumen, una campaña ordenada y de propuestas sensatas la que desarrolla la ex subsecretaria de Sagarpa. Es deseable que al igual que ella los demás candidatos se esmeren también en hacer una campaña propositiva, sin insultos al contrario e innovadora.