Los voceadores de la ciudad, un oficio casi olvidado

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José Luis Cobián|CN COLIMANOTICIAS

Manzanillo, Col.- El asombro hecho goce al observar en las calles a esos grandes personajes que conviven entre el papel y el olor a tinta, que forman parte de ese eslabón final que es insustituible e importante en la cadena de producción de un medio impreso, me refiero a quienes mantienen con orgullo el difícil oficio de voceador.

Todos los días, Doña Carmen Torres Torres, encara esta noble labor después de hacer algunos quehaceres domésticos; por ejemplo, regar sus plantitas medicinales, como ella nombra a la yerbabuena y su árnica, por mencionar algunas, además de sus nopales. Posteriormente aborda el colectivo para dirigirse hasta el lugar donde le dejan su periódico para la venta.

“Recojo mi periódico y así me voy girando y girando hasta terminar la ruta. Me gusta mi trabajo, porque conozco mucha gente, muy buena, que es acaudalada, también gente de muy escasos recursos, pero igualmente son de buen corazón, además de extranjeros” .

Reconoce que no le es suficiente el ingreso de esta actividad, pues la venta de 32 periódicos, si los vendiera, le generan apenas 60 pesos, por lo que tiene que tocar su armónica o la flauta dulce, la que asegura doña Carmen, también usó Benito Juárez.

“Me dedico a tocar porque necesito incrementar mi utilidad económica, el periódico no me da la utilidad para sobrevivir. Para estar bien desahogada, tendría que vender 200 periódicos diarios”.

No obstante dijo estar contenta con la actividad artística. “La música, si me deja habiendo movimiento, y es una bendición muy grande animarse al reto de la música, porque sí cae, peso tras peso”. También realiza la venta de chatarra en su casa, lo difícil es que tiene que empacarla y llamar al chatarrero para que se la lleve para así tener otro ingreso.

Era por la tarde, nos encontrábamos sentados en la banqueta, frente a la explanada Benito Juárez, en el Centro Histórico; fue ahí, que como un rapto místico me contó sobre los Húngaros o Gitanos.

“Mi vida es casi como la de ellos, desde chica yo viví de un lado a otro, por eso tengo un cariño limpio para ellos y me gustaría tener la oportunidad de hablarles. No entiendo porque en un país que decimos que somos hermanos, se les rechaza, además a cada rato hay crímenes, rateros que nos quitan lo que uno tiene”.

Carmen es una dama agradable, apacible y cordial en el trato, que al no tener televisión realiza la actividad de la lectura. “Cualquier revista que me llame la atención es buena, la literatura sagrada nos ayuda a edificar nuestra mente”; sin embargo, algo que no tolera es lo que habla de corrupción, porque dijo, la enferma psicológicamente.

Así termina el día una mujer atemporal, sin edad, que toma tiempo para mirar a su alrededor y con paso calmo va recorriendo las calles de Manzanillo para llegar lejos, y con espíritu sereno va abriéndose camino por la vida como voceadora y artista.