LECTURAS

0

CUM FINIS EST LICITUS, ETIAM MEDIA SUNT LICITA*

Por: Noé Guerra Pimentel

Luego de que siete de los diez ayuntamientos de la entidad aprobaran los “Enlaces Conyugales” que permite a las personas del mismo sexo formalizar su relación de pareja, cabe apuntar que el legislativo lo propuso como iniciativa de reforma al artículo 147 de la Constitución del estado desde el pasado 3 de julio aprobándose por mayoría con 17 votos, dos en contra, una abstención, y cinco diputados ausentes, mediante la cual se pretende establecer dicha figura jurídica con la que las personas del mismo sexo “podrán formalizar sus uniones legalmente” o sea, con mismos derechos e iguales obligaciones ante la ley.

Al avalarla, según se dijo cuando se hizo pública la iniciativa, se permitirá fijar oficial y legalmente las uniones entre personas del mismo sexo, “quienes tendrán los mismos derechos y obligaciones con respecto a los contrayentes de matrimonio civil”, figuras ambas que debemos reconocerlo, han motivado un innecesario conflicto según la perspectiva de cada bando, pues con la reforma aprobada se acepta la existencia de dos tipos de relaciones conyugales: el “matrimonio”, que se define como el acto celebrado entre un solo hombre y una sola mujer; y, los “enlaces conyugales”, que son los que podrán celebrarse entre dos personas del mismo sexo.

En dicho sentido considero algunas digresiones respecto a este tema que, de entrada, no debiera ser polémico si nos atenemos al entorno social y la realidad a la que pertenecemos y somos parte. En primera resulta innegable la condición conservadora de la sociedad colimense y la indiscutible fuerza del clero católico, cuyo músculo ha quedado en evidencia en varios pasajes recientes y que nadie podemos desestimar como principal protagonista e histórico opositor al pleno ejercicio de las libertades individuales (educación laica, libertad de cultos, aborto, matrimonios gay, eutanasia, legalización de drogas, etc.,) que de fondo y forma buscan la equidad social que demanda el pacto social y que se describen en La Declaración Universal de los Derechos Humanos, un documento adoptado por la ONU en su Resolución 217 A (III), del 10 de diciembre de 1948.

De acuerdo a lo anterior, interesado en el cómo ha permeado este asunto entre los colimenses y tener un pulso más cercano al sentir general es que me he dado a la tarea de platicar con familiares, vecinos, amigos y conocidos, opiniones entre las que destaca, con algunos asegunes, que la gente está de acuerdo con la resolución en comento, resaltando la opinión generalizada que la misma beneficiará a parejas del mismo sexo, pues con esta nueva opción jurídica se les posibilitan los mismos derechos para sacarlos del oprobio social de que en la mayoría de los casos eran víctimas calladas.

Los derechos no se consultan, se aplican, dijo la Alcaldesa de Cuauhtémoc Indira Vizcaino, ante la posibilidad de que se abriera una consulta pública, lo que no ocurrió con esta prerrogativa legal que como derecho fundamental nos corresponde a todos, porque a todos compete observar una mejora en nuestras concepciones, la ampliación de nuestro criterio, la mayor apertura, más tolerancia, una mejor comprensión y más respeto al otro, lo que sin duda será un importante paso que nos enaltece y nos coloca a la vanguardia como sociedad del siglo XXI.

Es por ello que a reserva de lo que resuelva la Suprema Corte de Justicia de la Nación, respecto al dilema jurídico: matrimonio-enlace, en mi opinión, como ciudadano colimense, en el contexto local veo que al aprobar esta iniciativa el Congreso del estado actuó acorde a su función, sensible con una posición social mayoritaria, cuidando no evitar la polarización y el posible conflicto con otras fuerzas a favor de una mejor convivencia, en suma, escuchando a la gente como parte de su función sin caer en la tentación de invadir ámbitos ajenos. Una postura responsable que tomaron con objetividad alejados de atavismos, prejuicios y actitudes discriminatorias, procediendo de manera incluyente y respetuosa para anteponer como paradigma fundamental la prevalencia de los derechos humanos.

 

*“Cuando el fin es lícito, también lo son los medios”. Frase de un manual de moral escrito en 1650 por el jesuita Busenbaum.