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RECUENTO POLÍTICO COLIMOTE

Por:Noé Guerra Pimentel

COLIMA. Hace un año en la víspera electoral el Estado entero estaba en la zozobra, finalmente entrado enero se realizó la elección, un proceso histórico no solo por su condición extraordinaria, sino por las mil y una triquiñuelas y bajezas que la caracterizaron, el juego sucio y el ganar a como diera lugar, incluido el asesinato de una víctima colateral, un chofer que fuera ultimado a golpes la misma madrugada del domingo 17 de enero, día del sufragio, sin que hasta hoy haya culpables; además de dos alcaldes del PAN indiciados por TEPJF, en espera de sanción y otros tres del mismo partido con sendas denuncias al haber intervenido indebidamente en el proceso ordinario -y en el extraordinario-, y cuyos resultados finales de las urnas solo ratificaron con mayor margen lo ocurrido en junio del 2015 en este Colima nuestro que por diferentes factores, pero principalmente por saldos de la descomposición institucional acumulada de los últimos años, vive una de las etapas más críticas de su historia.

 

AYUNTAMIENTOS. Con una conformación geopolítica inédita en el Estado, derivada de los resultados electorales del 7 de junio del 2015, cuando el PAN alcanzó seis de las diez alcaldías: Colima, Coquimatlán, Cuauhtémoc, Tecomán, Manzanillo y Villa de Álvarez; el verde dos: Armería y Minatitlán; y, el PRI: las dos restantes: Comala e Ixtlahuacán, se llegó a este diciembre, exactamente a los catorce meses de haber rendido protesta, con los informes municipales del primer año de sus respectivos gobiernos, que con el escenario de incertidumbre generalizada que se vive y sus apabullantes deudas heredadas, la mayoría de munícipes, exceptuando uno o dos, optó por justificar incapacidades e ineptitudes o, haciéndole al vivo, hablaron de sus ocurrencias y prioridades, por cierto, ajenas a su obligación constitucional: brindar eficientemente los servicios públicos y ser gestores administrativos del desarrollo integral de sus jurisdicciones.

 

EJECUTIVO. Así, el Gobernador electo tomó posesión el jueves 11 de febrero pasado con un discurso alentador en el que tanto en la sede del Congreso del Estado como más tarde frente al pueblo de Colima, apostó por un trabajo profesional y eficiente, de honradez y transparencia administrativa, de saneamiento y recuperación financiera, de restablecimiento de la gobernabilidad, de respeto y equilibrio de poderes, entre otros, además de su compromiso con la rehabilitación del tejido social y la seguridad pública. A 10 meses y días se ha avanzado en lo posible según informó el propio gobernante en su primer informe, se estabiliza la administración, se empezaron a pagar las deudas, se saneó y repuso el régimen crediticio, se fortaleció la relación con los otros poderes y adelantó que los cambios y ajustes en su gabinete continuarían hasta optimizarlo y reconoció que en lo que se refiere a seguridad se sigue en deuda. Aunque en su descargo también hay que decirlo, y esto lo afirmo porque así lo veo, el actual gobernador enfrenta las consecuencias de lo que por más de diez años en diferentes ámbitos se solapó o dejó de hacer en esta materia, desde la prevención hasta la profesionalización, equipamiento, operación, coordinación y reacción.

LEGISLATIVO. Con una ostensible mayoría panista que a todos sorprendió luego de los resultados de la elección ordinaria de junio y ante el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), en octubre el legislativo fue copado y coptado quedando sujeto al capricho del virtual “hombre fuerte” del panismo criollo, su ratificado candidato a la gubernatura luego de la anulación de la elección ordinaria, el entonces coordinador de su fracción en el Senado, Jorge Luis Preciado, quien fiel a su costumbre nuevamente en la extraordinaria hizo de todo, incluido lo ilegal, para tratar de ganar, lo que no logró aunque el daño en el Congreso ya estaba hecho, no solo por el despido denigrante e injustificado de trabajadores y funcionarios acreditados, sino por las malas decisiones tomadas contra ley y los abusos y chantajes en los que cotidianamente incurrieron los dos efímeros delegados de la mayoría del PAN y su cómplice del MC.

 

Sin embargo poco les duró, apenas diez meses, cuando tres de sus aliados, hartos de los caprichos y excesos del aludido personaje y sus secuaces, les pusieron un alto dándoles la espalda para desmarcarse de ellos como abusiva e inmoderada mayoría para declararse grupo independiente, con lo que se obligó una nueva conformación y rotación de poder ante la que el PAN, como fracción, tuvo que entregar a quien se definió como fiel de la balanza al interior parlamentario, con lo que de inmediato quedaron atrás, no obstante los estériles amagues de los defenestrados, los penosos yerros legislativos, se restableció la gobernabilidad interna y, de paso, se eliminó la perniciosa influencia del vivales que insiste en hacer el ridículo a través de su personero.