La Inseguridad, Un Fenómeno Mundial del Siglo XXI

0

La Panga

Por: Mayahuel Hurtado Ortiz

Cuando dejaron las familias de tener esas reuniones en donde los padres escuchaban a los hijos y los abuelos aconsejaban a los nietos, en donde los tíos eran los confidentes que orientaban adecuadamente a los sobrinos y en donde la figura del padrino y la madrina reforzaba los valores que la mamá enseñaba en casa, ahí, comenzó a engendrarse la inseguridad. Y usted se preguntará apreciable lector, lectora, ¿por qué señalo el origen? La respuesta es sencilla, la pérdida de los valores en el seno familiar y las líneas de autoridad que formaban parte del entorno de los hijos, se retorcieron. En algunos casos los primeros de éstos culminaron con un ingreso a un centro penitenciario y en los más gravosos, con la pérdida de la vida.

Cuando yo era adolescente lo más grave que recuerdo en una ciudad tan grande como Guadalajara, era la muerte instantánea por conducir a exceso de velocidad, bajo la influencia del alcohol. Los atracos menores, tales como los cristalazos para sustraer objetos del interior de un vehículo, eran los temas que invadían las secciones de policiacas de un periódico. Lo peor vino cuando se tuvo la pésima comprensión de los derechos humanos, que de manera inmediata limitaron la autoridad en el aula que era en donde se reforzaban los valores que venían de casa, y teníamos el caso del niño que se había robado desde los colores, las libretas, cuadernos e incluso ropa de algún compañero, sin que hubiera ninguna reprimenda en casa y pues está comprobado que se estaban gestando a los amantes de lo ajeno con plena complicidad de los padres omisores en el cuidado de la educación y los valores en sus hijos.

Pero eso no es todo, estaban los bravucones, aquéllos que les gustaba pertenecer a un pandilla, que salían con cadenas, tubos, manoplas,  palos y las conocidas navajas 007 para irse a enfrentar en batalla campal contra jóvenes que pertenecían a una pandilla de otra colonia. En ese momento, la autoridad de los padres era rebasada por la adrenalina y deseo de violencia de los hijos y tenemos episodios en la memoria de gente que murió muy joven como consecuencia de los golpes contusos en el cráneo y de diferentes partes del cuerpo, así como de heridas de objetos punzo cortantes. Era la primera alerta para la violencia y los padres, abúlicos, aletargados y preocupados en otros temas, decidieron minimizar la importancia de aplicar un correctivo a tiempo y evitar que sus hijos a la larga se convirtieran en delincuentes potenciales.

Después de la década de los noventas, los grupos criminales que operaban en Colombia, en Sudamérica, así como las mafias Rusa, China, Coreana  e Italiana, comenzaron a hacer tan importantes que fueron motivos de diferentes películas, en donde se enarbolaba a aquéllos personajes altamente violentos, crueles, despiadados, capaces de conseguirlo todo a la buena o a la mala. Recuerdo que en esas cintas, los asesinatos eran tales que salía uno conmocionado del cine, sin embargo, para otros era una motivación y hasta un ejemplo a seguir para pertenecer a ese tipo de grupos delictivos, Lo peor es que los padres de familia sabían perfectamente los contenidos que sus hijos veían en la televisión y no hacían nada para evitarlo. Incluso, recuerdo que en la casa de algunos de mis compañeros de preparatoria cuando nos reuníamos a hacer trabajos en equipo, estaban los posters de los actores que representaban a grandes criminales y en algunos casos eran considerados ídolos en esas casas. Quién no se acordará del cine de los hermanos Almada con aquéllas películas como “La Banda del Carro Rojo”, “Camelia La Texana”, entre otras, que fueron vista no sólo en nuestro país, sino en diferentes partes del mundo y en donde la trama era la violencia.

Posteriormente las series violentas, las de acción, y las caricaturas en su mayoría orientales, comenzaron a generar entes sociales violentos y más tarde se consolidó ya en estos tiempos esa violencia con los video juegos en donde el niño, la niña o el adolescente es el personaje que asesina a sangre fría, bien sea con un arma, con un carro o con un artefacto explosivo a quienes forman parte de ese juego. Eso les hemos enseñado a los hijos, eso les hemos permitido ver, así crecimos, con violencia, y lo peor, patrocinada desde el hogar. Ahora que la vemos materializada como una realidad en las calles, nos espantamos en la mayoría de los casos, en otros, hemos perdido la capacidad de asombro. El tema de la inseguridad no es responsabilidad de los gobiernos, que destinan cantidades millonarias para contrarrestarla en todo el mundo. El tema de la inseguridad, de la violencia en las calles y otros de índole criminal, se puede detener a tiempo en el seno de la familia, con padres conscientes y responsables de los tiempos complicados en la economía en los que viven sus hijos. En esa atención y tiempo de calidad en donde el padre o la madre platiquen acerca de todas las inquietudes que niños, adolescentes y jóvenes muchas veces quieren dar a conocer y es cuando cometen un exceso, cuando nos espantamos de hasta dónde han llegado.

La inseguridad está en todo el mundo, pero las condiciones para cambiar la historia está  en su casa y en la mía. Le invito a que reinventemos esa realidad y fortalezcamos los valores en la familia.

REMITO: Ayer recibí 93 llamadas telefónicas referentes al artículo en donde expresaba mi repudio por los abusos cometidos en administraciones anteriores en nombre de la Educación. Fue muy grato escuchar hasta que alguien alza la voz en contra de quienes abusaron y violaron  nuestros derechos.  Los expedientes ya están en nuestras manos y son evidencias de como el hampa burocrática está más cerca de lo que creemos. Los delincuentes  del sector público dañan igual que la violencia de las calles.