LA IGLESIA NO TIENE CANDIDATOS

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TAREA PÚBLICA

Por: Carlos Orozco Galeana

Recuperación pronta y sostenida le deseo a mi querido compadre y amigo Alfonso Alvarez Medina.

La iglesia católica permanece atenta al devenir histórico y ejerce y defiende el derecho a luchar por la justicia y por los pobres. Aporta una voz experta en humanidad, ofrece una visión importante del mundo y su jerarquía está atenta al análisis y a la expresión comprometida.

Entre sus limitantes está el de que sus sacerdotes no pueden participar directamente en política ni postularlos a cargos públicos, pero si hace conciencia del deber de ser mexicanos cabales y de la necesidad de ejercer las libertades.

El alto clero respeta a las personas, gobiernos y partidos; en consecuencia, no se involucra en procesos electorales, aunque “tiene que llegar a la conciencia de los suyos ( ojo: de los suyos) para hacer ver la obligación cívica de elegir en libertad a los gobernantes. No dice: voten por este o por aquel, sino que cada quien   debe seleccionar la mejor opción de acuerdo a las propuestas viables y creíbles de candidatos y de su conciencia.

Hace poco tiempo, el vocero de la Diócesis de Colima, Jesús Mendoza Preciado, reconoció que los colimenses están divididos en sus preferencias como consecuencia de su madurez y de un alto grado de discernimiento. Hoy, ningún candidato puede engañar a casi nadie. Los ciudadanos en su mayoría están eligiendo en libertad, salvo en algunas regiones donde impera el clientelismo y los partidos se aprovechan de la pobreza y la miseria de muchos, manipulándolos, como puede verse en las reuniones donde los potenciales votantes facilitan por unos pesos sus credenciales de elector y a cambio reciben cantidades de dinero. Hoy, la gente vota por las personas, no por los partidos, aunque  un 40 por ciento protesta absteniéndose.

La iglesia insiste, por boca de sus pastores, en cuatro directrices que han de seguirse ante el siguiente proceso electoral. Ha de respetarse el principio de imparcialidad, es decir, no agarrar partido por nadie. “La iglesia es Madre y no puede pronunciarse por unos despreciando a otros”. Los ciudadanos deben elegir entre los candidatos que se acerquen al bien mejor y hacerlo en libertad absoluta. Un tercer motivo es la noción de compromiso de los candidatos frente a los problemas sociales. Tiene que verse quien ofrece el programa de acción más integral y que aporte al desarrollo. Y por último, la iglesia católica anima a la reconciliación porque “no hay reino dividido que no colapse”. La Iglesia plantea, pues, que no haya división por motivos electorales. Que haya respeto entre las familias que hoy votan indistintamente.

El padre Mendoza dijo correctamente que las elecciones no son un juego, sino una experiencia que involucra al pueblo en su totalidad no solo a los creyentes o no creyentes. Las elecciones constituyen una vía pacífica, única, de respeto, para modificar para bien la realidad y el progreso de una sociedad. Por eso debemos cuidarlas.

Reflexionemos profundamente en ello y salgamos a votar el uno de julio próximo. Haciéndolo, estamos edificando una sociedad mejor.

Tenemos que sacar a relucir nuestra capacidad de elegir correctamente, nuestra vocación íntima de lograr una sociedad igualitaria, con oportunidades para todos, más atenta al presente de las personas. El déficit que nos agobia hoy es que medio mundo anda más interesado en el tener y en el gozar que en el bien hacer por los demás.

La política ha de ser considerada como un servicio, ( ojo, candidatos ) hecha con “pasión”, tenemos que involucrarnos todos en ella porque urge “rehabilitar la dignidad política” . Nadie debe ser indiferente, pues, ante la lucha por la justicia, por formas de vida más humana para todos. Votemos en libertad el uno de julio próximo de acuerdo al dictado de nuestra conciencia sobre lo que es mejor para el país y para Colima en particular…..