LA DELGADA PIEL DE LA NUEVA CLASE POLÍTICA…

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La Panga

Por: Mayahuel Hurtado Ortiz

Estamos viviendo tiempos increíbles, en donde los errores antes del primero de julio de 2018, eran vistos y manejados con tal detalle para que fueran conocidos por todos los mexicanos. Y estos llamados desatinos fueron los estandartes que se utilizaron durante décadas para en tiempos electorales, exponer de manera pública al partido que gobernó durante más de 70 años, de hecho desde los tiempos de Pascual Ortiz Rubio, hasta la era de Enrique Peña Nieto.

Y fueron esos ataques sistemáticos de campaña, los que terminaron por debilitar la imagen del partido que duró en México desde 1929 cuando el PNR hace ganar la elección de Plutarco Elías Calles, hasta la transformación en el PRI y hacer una pausa al finalizar el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León.

Mucho se habló desde 1997 año en que el PRI pierde el control de la cámara de diputados, del camino rumbo a la transición política de nuestro país y fueron el Partido Acción Nacional, el PRD, el Partido Frente Cardenista y otras fuerzas políticas las que tras campañas en las que los duros señalamientos hicieron que la gente decidiera en las urnas y así sacaron al PRI del gobierno, y fueron las palabras más conocidas en el vocabulario electoral como la corrupción, el autoritarismo, la pobreza, el desempleo, la violencia, el narcotráfico, entre otras más, que los candidatos opositores al PRI realizaron su campaña.

Y así fue que llegó el Partido Acción Nacional (PAN) para gobernar en el 2000 con Vicente Fox Quesada y en 2006 con Felipe de Jesús Calderón Hinojosa. Ese fue el primer paso a la transición, misma que no duraría mucho y la izquierda esperaba atenta su oportunidad para ascender y con el discurso trillado y conocido de la corrupción, pobreza, violencia, delincuencia, etcétera, fue que no convencieron al elector y decidió la mayoría de los mexicanos hacer una pausa y retroceder, ganando en las urnas Enrique Peña Nieto, en un sexenio bastante complicado en donde la oposición un día sí y al otro también, hacia severos señalamientos contra todo lo que oliera a Revolucionario Institucional, pero el surgimiento del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) acuñó un nuevo vocablo, la palabra PRIAN, neologismo que sería un potente antídoto que se utilizaría para arrasar en las urnas acompañadas de los reclamos y vocabulario conocido.

Nadie puede olvidar que Lorenzo Meyer lo visionó en su libro escrito en 1998 “Fin de Régimen de democracia incipiente” el giro que debía dar México era hacia la izquierda y tras una campaña de poco más de dieciocho años, logra triunfar el candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador, mismo que llevaba desfilando en varios institutos políticos como abanderado de la elección presidencial hasta que logra consolidar el triunfo en las urnas el pasado primero de julio de 2018.

Recuerdo esas imágenes en donde el pueblo salió a defender el voto masivo en los lugares en donde se colocaron las casillas, la gente se esperó al final de la jornada para contar los votos y al final de los resultados, con gritos y júbilo celebrar el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, era el personaje que en más ocasiones había sido el abanderado de la oposición y su discurso y propuesta representaba el cambio.

Y fue ese voto masivo el que no sólo lo hizo ganar a él, sino que además, la cámara de senadores y de diputados volvió a perder su pluralidad, y con un ejercicio electoral avasallante, lograron tener el control del Senado y del Congreso Federal para así poder avanzar en Reformar Leyes sin que las minorías, o sea la oposición pudieran detenerlos.

Y el punto no es el que la mayoría esté alineada, sino que las decisiones de esa mayoría impacte de manera positiva la vida de los mexicanos. Lamentablemente en ese voto masivo se filtraron personas con escasa capacidad para entender y hacer política y no pasó mucho tiempo en que los escándalos se volvieran reflectores y la severa crítica de los medios de comunicación, fuera denominada prensa FiFi, al servicio de mafia del poder y para variar las agresiones contra los periodistas que hacían un ejercicio serio de la libertad de expresión, terminaron siendo censurados y expuesta su vida privada al plano de la vida pública.

Tal parece que nadie puede cuestionar al nuevo régimen, nadie puede enfatizar errores, ni tampoco opinar diferente, porque la agresividad en las redes no se ha moderado, y se tarda más en escribir algo, que salgan una veintena de personas que ni se conocen a realizar una agresión sistemática a quien opine diferente al nuevo esquema de gobierno.

En pocas palabras los nuevos integrantes de la clase política resultaron tener la piel muy delgada, tanto que no escatiman recurso u acción alguna para dar un buen escarmiento a quien se atreva a cuestionarlos. De manera impresionante la nueva clase política se está convirtiendo en lo que tanto criticaron y repudiaron.

Bueno, hasta en los grupos de comunicación social en donde se supone que se debiera practicar la libre expresión, existe de manera tácita una mordaza para quien opine diferente.

Los tiempos han cambiado y la ciudadanía ha madurado en las cuestiones político-electorales, sabe el ciudadano el valor de su voto y que con el pone y quita en un trienio  o sexenio a cualquiera. Y la primer prueba de fuego será en 2021, que está ya, al doblar la esquina.