Filosofía de la Educación

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Por: Manuel Olvera Sánchez

Con una breve revisión podemos constatar que en el transcurso del siglo XX se usó una serie de expresiones en el campo educativo y filosófico que al parecer y en una primera instancia, pudieran significar o referirse a lo mismo.

Esta serie de expresiones son: pedagogía, teoría de la educación, ciencia de la educación, teoría pedagógica, pedagogía teórica, y filosofía de la educación, entre otras.

Asimismo se ha considerado en el caso particular de la filosofía, que esta es el amor a la sabiduría, el estudio de una serie de problemas fundamentalmente relacionados con la existencia, el conocimiento, la moral, la belleza, la mente y el lenguaje.

Al profundizar sobre los citados temas, la filosofía se distingue del misticismo, de la mitología y la religión por su acentuado respaldo en argumentos racionales por sobre los argumentos de autoridad, y de la ciencia porque realiza sus análisis de forma conceptual y no de forma empírica, aunque no le reste importancia al empirismo.

Durante el correr del tiempo muchos de los filósofos reconocidos fueron personajes que incursionaron en el campo científico, en la teología o en la política, razón por la cual algunas de las nociones de estas disciplinas son hoy en día objeto de análisis filosóficos.

Hoy en día el conocimiento en sí, es incertidumbre; la época actual de desconciertos y de conmoción, ocupan del apoyo de herramientas para el aprendizaje y una de ellas es el filosofar, ya que en todo momento se pone en crisis lo seguro.

Lo anterior no quiere decir que llego la hora de los filósofos y sean ellos quienes resuelvan todas las interrogantes que surgen con motivo de la globalización.

Actualmente no es momento de que se presenten las críticas que no conduzcan a buen puerto, no es tiempo de personajes siempre insatisfechos y menos de seres inquietos que buscan protagonismo.

Debemos reconocer que el hombre como ser racional, siempre analiza la razón de ser de las cosas y una justificación de sus actos por lo cual le resulta imposible el no filosofar. Esto se presenta en actividades humanas y en particular en la educación, donde se trata de formar ciudadanos con una identidad muy bien definida que incluya valores, razón por la cual  educar es poner en juego una determinada filosofía.

En ese sentido existen teorías de grandes autores  en las cuales señalan que el docente que no se hace preguntas sobre lo que enseña, está despreciando su asignatura y tarea encomendada.

Por lo anterior podemos afirmar que la pedagogía juega un papel importante dentro de la filosofía de la educación,  ya que es esta quien traza las líneas directivas sobre las cuales deberán  de encarrilarse las acciones educativas.

La filosofía esta para orientar al hombre, y auxiliarle con la finalidad de que sus análisis no sean puras especulaciones, sino que realmente se conviertan en acciones concretas.

Se puede decir que no existe una filosofía de la educación, sino que existen muchas, cada una de ellas buscando ser verdadera y absoluta; así vemos como el racionalismo le da una base metafísica, el neopositivismo busca limitarla a solo cuestiones de lenguaje, situación que no debe desmotivarnos, al contrario debe motivarnos a profundizar más en lo referente a la filosofía de la educación.

A la filosofía de la educación se le considera dentro de las filosofías “aplicadas” ya que sus ramas no constituyen ámbitos de estudio, sino que se limitan a aplicar, a problemas surgidos, y los conocimientos elaborados por las ramas teóricas, generales o especiales.

Dentro de la filosofía de la educación nos encontramos que es precisamente ella quien se encarga de realizar algunos cuestionamientos como: ¿Que confianza podemos tener en el educando?, ¿en qué consiste ser libre?,  ¿hay que educar para una trascendencia?, y muchas otras tantas interrogantes y es precisamente la filosofía de la educación quien se encarga de encontrar las respuestas.

Es bajo este razonamiento que algunos autores clasifican a la filosofía de la educación como una rama de la filosofía aplicada, aunque no le hayan atribuido esa categoría epistemológica.

Con la anterior clasificación como una filosofía “aplicada” no basta para dejar de analizar la filosofía de la educación, también podemos clasificarla como una filosofía “especial” y lo es desde el momento que se propone estudiar filosóficamente el ser de la educación.

Con la desaparición de la “pedagogía general”, surge la teoría de la educación que en pocas palabras viene a cubrir el hueco dejado por ella, pero al surgir la teoría de la educación surgen las controversias contra la filosofía de la educación, ya que una y otra quieren explicar que es la educación. La filosofía de la educación opera bajo presupuestos metafísicos, la teoría de la educación abarca temas más inmediatos e intuitivos.

En realidad hay temas que parecieran privativos de cada una de estas dos disciplinas y otras que por el contrario son totalmente comunes a ellas, tenemos por ejemplo que la filosofía de la educación se ocupa solo de aspectos esenciales de la educación, mientras que la teoría de la educación recoge aspectos más existenciales o circunstanciales.

Un tema final toma su sitio dentro de un sistema de la filosofía de la educación, abierto, dinámico y de base socio – cultural: la reflexión acerca de su devenir, de su futuro. La tarea del filósofo consiste en concebir y valorar los hechos por vía estructural, en forma totalizadora; y esto reclama una visión proyectiva, de futuro, sin tratar de  “predecir”; sino de calcular, pre – ver resultados posibles de diferentes elecciones, proyectar “futuros alternativos” a problemas y tareas presentes.

En este sentido, la educación del mañana es un problema vivo, algo que está ya aquí para empezar su análisis y su construcción a fin de responder positivamente en el desarrollo social en todos los órdenes.

Quizá me escuchabas, quizá no esos momentos en los cuales le reclamaba a esa bacteria que abandonara tu cuerpo,  no fueron posibles mis pedimentos, ayer se cumplió un año de tu partida, un año que valoro cada día mas tus enseñanzas, solo tú y yo nos conocíamos y nos entendíamos, te extraño mucho PAPÁ…

La visión que tenías sobre mí, no la defraudaré, eso me fortalece aún más, serás ese impulso para lograrlo.

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