Estudian científicos el envejecimiento y cómo prevenir sus efectos

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*Como parte del LXI Congreso Nacional de la Sociedad Mexicana de Ciencias Fisiológicas, A.C., varios investigadores participaron en el Simposio “Epigenética y envejecimiento saludable. Retos y perspectivas”.

Redacción|CN COLIMANOTICIAS

Colima, Col.-  Se prevé que para el 2050, 130 millones de personas en México sean mayores de edad; uno de cada cuatro tendrá 60 años o más, mientras que a nivel mundial el número de adultos mayores se duplicará. Para el 2100, la cifra llegaría a los tres mil 200 millones.

Como consecuencia de este crecimiento poblacional, aumentarán las incidencias de patologías relacionadas con el envejecimiento y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

De ahí que investigadores como Daniel Ortuño Sahagún y Verónica Palomera Ávalos, de la Universidad de Guadalajara, Christian Griñan Ferre y Mercé Pallás, de la Universidad de Barcelona (España), se hayan dado a la tarea de realizar investigaciones que ayuden a entender los factores que influyen en esta problemática, ya que esta situación tendrá a futuro un mayor costo sanitario y social.

Como parte del LXI Congreso Nacional de la Sociedad Mexicana de Ciencias Fisiológicas, A.C., realizado en la Universidad de Colima, estos investigadores participaron en el Simposio “Epigenética y envejecimiento saludable. Retos y perspectivas”, en el que dieron a conocer los resultados de estudios relacionados con el estrés oxidativo, y cómo una dieta alta en grasa tiene impacto a nivel celular y epigenético, así como algunas alternativas para hacerle frente a esta situación.

Para los investigadores, el envejecimiento no sólo se refiere a una apariencia física, sino a su relación con el cerebro y a organismos que permiten el adecuado funcionamiento del cuerpo humano.

Por ejemplo, el estrés oxidativo consiste en la acumulación de modificaciones, en la falta o alteración de un adecuado procesamiento para la degradación de proteínas, lo que influye en el funcionamiento de las células; esta alteración se debe a la calidad de las proteínas, ya sea porque no son funcionales o están demasiado oxidadas.

“Por lo tanto, hay una acumulación desproporcionada de proteínas dañadas y disfuncionales, lo que causa estados patológicos como diabetes, resistencia a la insulina y síndrome metabólico”, explicó Daniel Ortuño Sahagún.

De acuerdo con Ortuño Sahagún, en el envejecimiento celular esta oxidación de proteínas afecta las vías metabólicas y, por lo tanto, la longevidad. Este hecho ha llevado a recientes estrategias que tienden a limitar la producción de radicales oxidantes libres; no obstante, la idea es contrarrestar su producción.

“Lo que vemos ahora es que todo mundo quiere comprar cocteles antioxidantes. Pero entonces no podrán reciclar sus proteínas; se trata de prevenir o limitar la generación, más que contrarrestarla”, comentó el experto.

Esto se puede lograr, dijo, “mediante un protocolo de restricción calórica o con el ejercicio aeróbico (no de aparatos) para retrasar el envejecimiento y revertir patologías relacionadas con la edad, ya que así se ayuda a modular procesos inflamatorios”.

Otras de las investigaciones que indagan cómo las dietas altas en grasa favorecen la neurodegeneración, es la de Verónica Palomera Ávalos. Ella ha estudiado cómo las grasas influyen en el desarrollo de tales trastornos y cómo, además, el antioxidante resveratrol, que se encuentra en la piel de las uvas rojas, las moras, y los cacahuates, ejerce un efecto neuroprotector en el cerebro, al menos de los ratones con los que trabaja en su laboratorio.

Los resultados arrojaron que “el estrés metabólico inducido por una dieta alta en grasa produce daños significativos en la memoria y aprendizaje, altera vías moleculares importantes implicadas en enfermedades neurológicas y el daño mitocondrial, aumentando el estrés oxidativo en el hipocampo. Sin embargo, la mayoría de estos procesos fueron prevenidos en aquellos ratones que consumieron resveratrol”.

Este último resultado, comentó Palomera Ávalos, “puede considerarse como una estrategia para reducir los efectos provocados por la edad y por la dieta alta en grasa, y así tener un envejecimiento saludable con una mejor calidad de vida”.

Por su parte, Christian Griñan Ferre estudió la “Epigenética del envejecimiento: SAMP8 como modelo animal”, ya que la epigenética estudia las modificaciones en la expresión de genes (que no obedecen a una alteración del ADN y que se heredan) y por lo tanto juega un papel importante en la función cognitiva, ya sea a través de alteraciones relacionadas con el ambiente o en procesos moleculares.

En este sentido,  dijo, estudiaron dos cepas de ratones que presentan características relacionadas con el Alzheimer: “Los resultados arrojaron que el envejecimiento es el principal factor de riesgo en la aparición de trastornos neuropsiquiátricos, deterioro cognitivo y demencias, concretamente en la enfermedad de Alzheimer. Todos estos cambios están correlacionados con la modificación de las marcas epigenéticas”, expuso.

Por su parte, Mercé Pallás, en su investigación “Modulación epigenética por EE: hacia un envejecimiento saludable”, indagó si se puede modificar el estilo de vida (envejecimiento) sin la necesidad de fármacos, sólo cambiando el enriquecimiento ambiental.

De acuerdo con esta investigadora, se sabe que hay estudios que comprueban el incremento de la neurogénesis y la plasticidad sináptica en ratones que fueron puestos en ambientes enriquecidos con juguetes, más no si existen cambios en las marcas epigenéticas.

Entonces, dijo para finalizar, “elegimos una intervención no farmacológica y encontramos que los animales que no se pusieron en cajas con juguetes tenían un crecimiento más pequeño que aquellos con enriquecimiento ambiental. Éstos últimos consiguieron reducir la ansiedad y mejoraron su comportamiento”.