¿ESTÁ PREPARADO MÉXICO PARA QUE UNA MUJER SEA PRESIDENTA?

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La Panga

Por: Mayahuel Hurtado Ortiz

Desde hace más de dos décadas, la mujer ha buscado incansablemente obtener un boleto para la silla presidencial, y han sido contadas las féminas que se han atrevido en México a enfrentar la contracultura de que una mujer no está capacitada para ocupar el cargo político más importante del país.
Estamos en una sociedad machista en donde no sólo el hombre limita la capacidad de la mujer, en el ámbito laboral o profesional hay casos de algunas mujeres obstaculizando el desarrollo de otras que han mostrado altos estándares de calidad en su trabajo o función que desempeñan.
Pero este asunto no es nuevo, desde el seno del hogar las mujeres limitan desde la corta edad el desenvolvimiento social y el desarrollo integral de las mujeres de casa. La mujer está obligada a entregar buenas calificaciones, a cumplir con las labores domésticas, a ayudarle a la madre en las encomiendas que sean necesarias y en muchos de los casos, a tolerar abusos que vienen desde los integrantes de la familia, principalmente los hermanos.
Esa forma que aún prevalece en un alto porcentaje de los hogares en México no ha permitido la posibilidad de que sea una mujer quien gobierne al país y demuestre que tan capaces somos las mujeres para rendir buenas cuentas de una administración de un país. El cargo más alto que una mujer ha ocupado en México es el de gobernadora; sin embargo, los estudios de opinión recientes encontraron que el 69% de los mexicanos cree que las mujeres deben tener las mismas posibilidades que los hombres para participar en política, sólo 26% de éstos, consideraron al hombre más capaz que una mujer, estos resultados los dio a conocer la empresa Parametría.
Pero al igual que esta empresa de estudios de opinión, otras similares han visto que actualmente con los resultados de los gobiernos en donde la mujer ha sido la que gobierna, legisla o cabildea, se han inclinado las cifras y han engrosado la barra del porcentaje en la gráfica que establece que las mujeres son consideradas más responsables, más honestas, más conducentes, más respetuosas, más humanas y en algunos casos, más capaces para llevar las riendas de un gobierno o de un cargo político.
Desde 1994, la candidata de izquierda Cecilia Soto salió a los medios y a las calles a buscar el voto de los mexicanos, en un país volcado por el sexo masculino, no le fue posible obtener el triunfo, y se tuvo que conformar con un cinco por ciento de la votación emitida en esa elección, hay que recordar que ella fue la candidata del Partido del Trabajo. Doce años después en el 2006, Patricia Mercado también intentó ganar la Presidencia de la República y sólo alcanzó a obtener el uno por ciento de la votación como candidata del Partido Alianza Social, quien como recordamos, perdió el registro.
El último ejemplo de una candidatura presidencial lo tuvimos en las elecciones generales del 2012, cuando Josefina Vázquez Mota salió como secretaria de Educación del gabinete del presidente Felipe Calderón para ser candidata por el Partido Acción Nacional a la Presidencia de la República. Inició la campaña en el segundo lugar, sólo por debajo de Enrique Peña Nieto del PRI y al final terminó en el tercer lugar, quedando la sospecha de que fue traicionada por el ala tradicional de su partido, quienes vieron con malos ojos y hasta reprobaron su nominación como candidata.
En América latina existen ejemplos de mujeres que han gobernado los países más importantes de la región. Tales son los casos de Michell Bachelet quien está cumpliendo su segundo mandato presidencial en Chile. Está también el polémico caso de Dilma Rousseff quien gobernó Brasil durante más de tres años, sin olvidar a Cristina Fernández de Kirchner quien fue presidenta de la República Argentina. También está el caso de Laura Chinchilla quien fue electa en el 2010 presidenta de la República de Costa Rica. Y cómo olvidar a Violeta Barrios Torres viuda de Chamorro, quien fue presidenta de Nicaragua. Actualmente la estadística nos dice que a nivel mundial de todos los países, sólo 17 están gobernados por una mujer.
Y en la historia mundial se dice que por lo menos 57 países han tenido ya la experiencia de haber sido gobernados por una mujer en el papel de presidenta o de primera ministra, en 20 de ellos, una mandataria ha ocupado ambos cargos, en ocho, sólo el de presidenta y en 29 el de Jefa del Ejecutivo. Actualmente la mujer más poderosa del Mundo es la presidenta de Alemania, la tercera potencia nuclear del mundo. La señora Angela Merkel acaba de ser electa, hace dos semanas, para su cuarto período como presidenta de la súper potencia.
En México, de acuerdo a los comportamientos democráticos de los diferentes cargos de representación popular, hemos tenido alcaldesas, diputadas locales, diputadas federales, senadoras y siete gobernadoras. Los estudios de opinión lo confirman y los resultados en las urnas ratifican que cada día la mujer se abre más espacios y sobre todo, se gana la confianza del ciudadano, existen condiciones reales de que una mujer pueda gobernar México, pero los partidos políticos deberán buscar entre sus mujeres quiénes reúnen las cualidades suficientes que la ciudadanía de este país demanda, es decir, aquella mujeres que no las persigue un pasado tormentoso, que no tienen cuentas pendientes con la justicia, que sus vidas son transparentes y sobre todo que en su quehacer político han sido congruentes en el decir y en el hacer.
Si una mujer reúne todas estas condiciones, estoy segura que cambiará las expectativas que al día de hoy se tienen proyectadas para las elecciones presidenciales del 2018. Y quiero aclarar algo: Se requiere un liderazgo fresco, una legisladora o una alcaldesa quizá una senadora que haya tenido una trayectoria impecable, también, por qué no pensarlo, una empresaria exitosa y como están de moda las candidaturas independientes, una mujer empoderada que sea capaz de cimbrar a México. Por supuesto que México pudiera tener una presidenta.
Quiero dejar en claro que no me refiero a Margarita Zavala de Calderón, sino a muchas mujeres que están en diferentes posiciones actualmente en los diferentes ámbitos de la vida de nuestro país, y que podrían abanderar una candidatura para dirigir los rumbos de México.