Enfoque humanista en la educación (Primera de dos partes)

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Por: Manuel Olvera Sánchez

Sin duda alguna que los enfoques psicológicos en la educación, como el conductual, socio cultural, cognitivo y humanista, son renglones que deben observarse y tomar en cuenta con el fin de documentar cómo contribuirían estos aspectos en lo referente a la disminución de la deserción escolar.

Es importante resaltar que la teoría humanista estudia la satisfacción de las necesidades humanas y que el principal exponente de esta teoría es el psicólogo estadounidense, Abraham Maslow, basando su punto de vista en una pirámide de necesidades que considera como necesidades fisiológicas, de seguridad, sociales, de estima y de autorrealización.

Este destacado psicologo, considera a las necesidades fisiológicas relacionadas con la sobrevivencia del individuo, de las cuales el ser humano necesita para vivir, encontrándose entre estas la alimentación, abrigo, respiración, reproducción, descanso o sueño, etc.

Al respecto se ha observado que según los estudios realizados, estos reflejan que la deserción escolar se presenta en buena medida ante la falta de ingresos económicos en las familias, situación que genera que los alumnos tengan que integrarse al sector laboral y aportar al sustento de la familia.

Asimismo nos damos cuenta que el alumno para su mala fortuna, al no cumplirse una de las etapas de las necesidades tiene que claudicar a segur sus estudios ocasionando con esto el que forme parte de las estadísticas que sobre el tema se levantan.

Lo anterior genera que las autoridades educativas y profesores recurran a establecer contacto con la familia y hacerle ver lo valioso y benéfico que representa el que el alumno continúe estudiando, como también manifestarle que los resultados se verán a largo plazo, conminándoles a hacer el esfuerzo tanto económico como motivacional con su hijo.

No esta por demás recordar que la cruzada encaminada a que los padres de familia eviten la deserción escolar, es algo que la escuela rural mexicana emprendió desde el momento que se iniciara la época post – revolucionaria en todo el país

En este contexto encontramos que el destacado maestro colimense, José Reyes Pimentel Sánchez, Inspector Escolar en nuestra entidad en 1934, por medio de carteles, entre otros apuntamientos indicaba a la población: “Si no tienes trabajo donde vives y tienes que salir a buscarlo, lejos de tu rancho, no muevas a tu familia, para que mientras tu luchas por la vida, ella luche contra la ignorancia de tus hijos”.

Con el mensaje anterior se buscaba antes que nada, las familias antepusieran la educación como punto de partida para superar la problemática de los hogares, en aras de mejor la calidad de vida de las futuras generaciones y desarrollo del país; pues la deserción escolar es algo que debe evitarse para alcanzar mejores metas.

Situándonos en nuestros días es importante mencionar que ese mensaje de hace casi ocho décadas continúa vigente; pues para evitar la deserción escolar aún vigente, el Estado debe replantear sus políticas públicas educativas y canalizar dentro del presupuesto de egresos, no solo el esquema de becas, sino también desarrollar políticas públicas encaminadas a lograr que en  los hogares más vulnerables se satisfagan las necesidades más apremiantes como es la alimentación.

En lo que compete a las  necesidades de seguridad se hace notar que el hombre necesita sentirse protegido del peligro, de empleo, de recursos, moral, familiar, propiedad privada y salud.

En concreto se parte del hecho que la satisfacción de las necesidades humanas es lo que condiciona la calidad de vida; porque no puede existir calidad de vida si no hay una buena alimentación y al no presentarse una buena alimentación tenemos como consecuencia que el individuo no gozará de salud.

Con relación a lo anterior es justo mencionar que desafortunadamente vivimos en un país donde la orientación sobre qué comer y que no comer, no ha generado los  resultados esperados, situación que desemboca en que si el alumno no goza de buena salud, los resultados en la escuela no serán los esperados, situación que desmotiva al escolar  a seguir sus estudios.

Indudablemente que la salud y la educación son dos pilares fundamentales de la sociedad; porque la salud constituye un sólido soporte para tener un buen  desempeño  físico y mental, en tanto la educación es la puerta al conocimiento y a la libertad, convirtiéndose en la herramienta más poderosa para entender y transformar nuestro entorno; constituyendo ambas el binomio básico para trazar el presente y futuro.

No debemos olvidar el compromiso de las autoridades consistente en atender las poblaciones y comunidades que carecen de la infraestructura básica como lo es el agua potable, alcantarillado y red de drenaje; pues resulta obvio  que las probabilidades de que el niño esté saludable serán mínimas, razón por la cual se tendría que desarrollar un censo mediante el cual se documente estas carencias e implementar programas de obra pública enfocados a superar estas carencias.

De hecho, la escuela es un espacio estratégico para el fomento de la salud y desarrollo cognitivo de los niños, por lo que los centros escolares que articulan la salud, la educación y la familia, tienen más probabilidad de incidir en que los alumnos logren un desarrollo integral

En ese panorama podemos afirmar que las necesidades sociales se convierten en los motivadores activos de la conducta, las cuales consisten más que nada en: tener buenas relaciones con los amigos y sus semejantes, recibir y entregar afecto, pertenecer y ser aceptado dentro de un grupo social, etc.

Asimismo podemos decir que contar con generaciones escolares saludables, con interés educativo para enfrentar los retos de los tiempos, y una sana convivencia con sus semejantes, son la trípode fundamental para forjar generaciones que sepan responder a los retos de los tiempos.

La visión que tenías sobre mí, no la defraudare, eso me fortalece aún más, serás ese impulso para lograrlo.

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