El Loco, Gibran Khalil Gibran

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“Hay una transparencia ausente

en los ojos de los demás”.

Entre libros y café

Por: José Luis Cobián León

Esta obra surgió en el año de 1918, sin embargo su intensidad y profundidad en la búsqueda de la autenticidad del hombre en enfrentar la crisis de valores, por el precepto comercial y de violencia, que hasta nuestros días persiste, la hacen una obra de actualidad.

El rey sabio

“En una de las lejanas ciudades de la tierra había un rey poderoso y sabio. Se le temía por su poder y se le quería por su sabiduría.

En el corazón de aquella ciudad antigua y lejana había un pozo de agua cristalina del cual bebía toda la ciudad, desde el rey hasta el buey.

Una noche, mientras dormía la gente, vino una mujer hechicera y sigilosamente vertió en el pozo siete gotas de un elixir extraño y dijo:

-Toda persona que desde este instante beba agua de este pozo se vuelva loca.

A la mañana siguiente bebieron del pozo todos los habitantes de la ciudad, cumpliéndose el ensalmo de la hechicera, volviéndose todos dementes.

Pero el rey y sus ministros no bebieron aquel día de aquella agua. Cuando lo supo la ciudad, comenzaron las manifestaciones en todos los barrios, gritando la muchedumbre en las calles:

-Nuestro rey y sus visires perdieron el juicio y se volverán locos. No admitimos que nos gobierne un rey loco. Derroquémosle.

En aquella tarde supo el rey de lo ocurrido e inmediatamente ordenó que se le llevase un cántaro de oro, lleno de aquella agua; y dio a beber a sus ministros, tomando él, el resto.

Y supo la ciudad la grata noticia. Y muchos se alegraron porque el rey y sus visires les había vuelto el juicio.

Esta gran obra “El loco”, es un viaje hacia tú interior y tú serenidad, que sin duda te dará la oportunidad de reencontrarte con el ser analítico, filosófico y ético que llevas dentro, por medio de un lenguaje sencillo y poético.

 

SEPTIEMBRE DE COLOR, SABOR Y FIESTA

Nací en septiembre, y soy con orgullo mexicano los trescientos sesenta y cinco días del año, pero septiembre es el mes que nos viste, nos hermana y nos llama a disfrutar todo lo nuestro. Observamos ciudadanos y comerciantes decorando las plazas, jardines, oficinas, tiendas, escuelas y bares.

Lo único que no cambia son los arranques y las prisas de los atolondrados automovilistas, motociclistas y camioneros, que con celular en mano rebasan casi rompiéndose la crisma y poniendo en riesgo a los demás.

Otra cosa que no cambia son los toboganes de la 16 de septiembre con cada lluvia y las lagunas venecianas de los barrios de El Valle, además de los posos, cráteres y nacimientos de agua de algunas coladeras de nuestro bello puerto.

No obstante, por estas fechas me gustaría contarles unas anécdotas muy mexicanas, como la del panadero manzanillense Don Pedro (historia tomada del libro “Manzanillo de mis Recuerdos”, de Don Alejandro Ramos Leyva).

Don Pedro, con picardía, dio nombres a sus variadas y sabrosas creaciones, como corazones, besos, caracoles, piedras y calzones, por mencionar algunas, con las que generó vivencias muy divertidas:

Una mañana allá por los años cincuentas, Don Alejandro Ramos, cuando era niño escuchó a través de la ventana a una mujer que después de pedir los panes, regresó para decir “¡No, no, don Pedro se equivocó: yo no le pedí ese pan: quíteme los calzones y deme un beso!”

Otra anécdota pero de nuestros días, es la de Don Chon de Tapeixtles, que cada vez que salía con su familia y usaba el transporte urbano cuando hacía su respectiva parada, gritaba: “¡Aquí se bajan los chones!”

Así es el verdadero mexicano, divertido, pachanguero y buen samaritano, es por eso, que festejo a lo grande ¡VIVA MÉXICO! Para que no quede nada en el tintero, [email protected]